El futuro de la Fundación

El futuro de la Fundación

Desde el 2019, que abrimos este blog, llevamos más de 65 publicaciones. Podéis verlas en https://fundacionpepbonetcapella.com/blog/
Hemos presentado nuestro trabajo por activa y por pasiva, hemos presentado todo nuestro equipo de cámaras auto construidas, hemos mostrado algunas de nuestras técnicas, dedicamos un artículo a los “gadgets” que usamos en el campo para luchar contra el viento, os hemos tenido al corriente de algunas burocracias para montar la Fundación, hemos hablado de la aventura de montar una sede, hemos presumido de algunos de nuestros logros, en fin, llevamos unos cinco años usando este blog para contaros que somos una Fundación viva, para mostraros que nos cogemos nuestro propio proyecto en serio, con ilusión, para mostraros que estamos disfrutando con lo que hacemos y que nos hace felices compartirlo

Todos estos años, incluso antes de que existiera la Fundación, nos hemos dedicado a la foto de natura, lo mismo grandes panoramas que florecillas que, últimamente, macro y micro fotografía. Estos últimos años, sin abandonar el paisaje, hemos dedicado muchísimo trabajo a las cosas “muy pequeñas”. Granos de arena, caras de minúsculos insectos, hojas de musgos, pólenes y esporas, macrofotografía extrema, incluso microfotografía.
Esta aventura que empecé yo, EL FUNDADOR, la empecé en solitario, hace muchos, muchísimos años. Desde hace unos años que ha dejado de ser una cosa personal, ya somos un equipo, ahora ya “hacemos” fotos, ya “tenemos” ideas, ya “desarrollamos” proyectos… ¡y esos proyectos funcionan!
La Fundación ha reunido a un equipo de gestores que saben lo que hacen, y lo hacen bien. Lo único que aun no hemos resuelto es la continuidad de nuestra producción. La Fundación tiene varias finalidades, la primera que se nos ocurrió, y que ahora ha dejado de ser la primera, era la de gestionar el archivo acumulado en una vida de trabajo apasionado. Muy loable cuando escribíamos los estatutos, pero ahora creemos que lo realmente importante es preservar esos más de cuarenta años de experiencia que nos avalan.

Con toda seguridad, el mayor valor que tiene la Fundación no es su archivo, sino la capacidad técnica y el conocimiento que hemos acumulado para seguir haciendo fotos, cada vez más espectaculares, cada vez más exclusivas. No lo “vendemos” como un alarde, a veces vemos fotos mejores que las nuestras, nos referimos a que son tantos años de resolver problemas de encuadre, de iluminación, de óptica, etc., que ya nos hemos convertido en especialistas… Pero hay un problema, el ser “especialista”, en nuestro caso, SOLO ES UN CONOCIMIENTO, si desaparece el especialista desaparece el conocimiento y, desgraciadamente, las personas tenemos fecha de caducidad.

Por citar un ejemplo, https://fundacionpepbonetcapella.com/tecnicas-de-estudio/, la Lemna giba (conocida como lenteja de agua) es una minúscula planta de unos 5mm que flota en aguas mansas. En el artículo citado se explica como se dio la sensación de foto sub acuática recurriendo a trucos de espejos. Este es uno de los muchos ejemplos que vamos resolviendo día a día.
Otro ejemplo pueden ser las siguientes fotos. Un artilugio de unos pocos milímetros que puede bascular en todos los sentidos. Todos hemos dicho aquello de “levanta la barbilla y mira a la cámara”, ¿cómo le dices eso a una hormiga muerta? O ¿Cómo manejas un esporófito de un milímetro para buscar su mejor ángulo? En las siguientes fotos se muestra el artilugio, con el esporófito pegado con cinta adhesiva de doble cara y el encuadre con el que se tomó la foto, esporas incluidas.

Todas estas explicaciones son para deciros que estamos buscando acólitos que quieran aprender nuestros trucos y técnicas.
Una característica de nuestra Fundación, suponemos que de todas las fundaciones, es la colaboración, “hacer el bien” lo llaman. Nosotros la montamos para compartir lo que, en su momento, creíamos más importante. Ahora hemos cambiado nuestra prioridad, pero no nuestras intenciones, nuestra divisa sigue siendo “DOCUMENTAR Y COMPARTIR”.

Existen muchas disciplinas, botánica, zoología, geología, etc., que se pueden beneficiar de la fotografía, en ocasiones para investigar y siempre para difundir. Hay fotógrafos que ya están en ello, conocemos mucha gente que hace lo que se llama “fotografía de naturaleza”. Incluso algunos se dedican a la macro fotografía y lo hacen estupendamente (el que vayamos viendo fotos extraordinarias lo confirma)
Pero, como se dice, “ni están todos los que son ni son todos los que están”. Para personas, fotógrafos, científicos o comunicadores que les gustaría crear sus propias macro y micro imágenes, nuestra especialidad, la Fundación se ofrece a enseñarles lo que sabemos. Incluso podemos compartir otro de nuestros tesoros, nuestras instalaciones. Nuestros conocimientos son básicos, cierto, pero sin nuestras cámaras y nuestros objetivos aplicar estos conocimientos se hace muy difícil… mantenemos lo de DOCUMENTAR Y COMPARTIR.
Abierto a todo el que esté interesado/a en aprender macro y micro fotografía, porque le interese el tema o porque, muchísimo mejor, quiera colaborar con nuestra Fundación. Nuestra intención es “crear escuela” para que nuestros conocimientos se perpetuen y, como no, la Fundación tenga continuidad, hacer que exista una “cantera” de especialistas. En nuestra página web, https://fundacionpepbonetcapella.com/contacto/, tenéis nuestros datos… y en el resto de la página todo lo que nos define como Fundación y como apasionados, fotos incluídas.

Contactadnos, igual os ayudamos a cumplir alguna de vuestras ilusiones y, si no llegara a suceder, siempre queda el tomar un café y el principio de una amistad.

RESUMEN DE UN AÑO DE TRABAJO

RESUMEN DE UN AÑO DE TRABAJO

 

Este año 2024, a pesar de no haber “engordado” demasiado los archivos de la Fundación, va a ser, para nosotros, uno de los años de mayor rendimiento… ¡Hemos montado nuestra sede física!

​Vayamos por partes, empecemos por el trabajo fotográfico de todo un año. Después de revisar nuestros archivos, vemos que se han incrementado con un total de 289 fotos. Según “San Google (los Dioses nos lo conserven)”, en 2024 ha habido unos 254 días hábiles. Sale a algo más de una foto al día, ¡no es un trabajo agotador! De todas formas, si miramos foto a foto, sí que nos hemos ganado “el pan” (jajaja, somos ONG, Fundación sin ánimo de lucro, nuestro “sueldo” es la satisfacción del trabajo bien hecho). Analicemos un poco qué hemos hecho.

 

 

 

​Tenemos los paisajes, por ejemplo. A pesar de que usamos una cámara de 51Mp, a nosotros no nos basta, de hecho lo que no nos gusta es el encuadre encorsetado de una foto rectangular. Ya hemos mostrado más de una vez paisajes construidos con un mosaico de varias tomas, entre 4 y 20, que, según nuestros gustos, mejora la sensación de panorama, a la vez que nos deja un encuadre algo anárquico, por ejemplo este rincón del hayedo de Coll Formic, en Montseny. Esta foto, como quien no quiere la cosa, es un montaje de 15 tomas de 51Mp. Descontando superposiciones, el original “pesa” 29095×19160 píxeles.

O estos plátanos de sombra, en la carretera de Puigpunyent en Mallorca, que no recuerdo si son 15 o 18 tomas, pero que el original “pesa” 39224×14428 píxeles.

 

 

​Hablamos de fotos que quedan preciosas llenando paredes enteras, fotos que permiten reencuadres “a lo largo y a lo ancho” sin que se pierda la calidad. Dicho de otra manera, “solo” hemos archivado 56 paisajes en todo el año, pero si empezamos a multiplicar cada una de ellas por los mosaicos que las componen, solo en paisajes ya nos vamos a bastantes cientos de fotos, muchos miles de megabytes, desplazarse, hacer las tomas, los revelados RAW, los montajes del mosaico, casar luces y retoques… Solo con los paisajes ya se justifican bastantes horas de trabajo… ¡al menos el almuerzo!, jajaja

Otro tema al que hemos empezado a dedicar esfuerzos es el mundo de la entomología. Siempre habíamos sido de botánica, nos especializábamos en frutos y semillas, hasta haber publicado un libro en el año 2021, “DIÁSPORAS. Frutos y semillas de la flora Balear. DISPERSIÓN”, pero nos gusta variar. Nuestro espíritu anárquico nos permite ir probando nuevos retos, y los “bichitos” tienen un atractivo especial.

           

 

​Tampoco nos hemos “matado” con los bichos, un total de 141 fotos archivadas. Pero volvamos a mirar, la mosquita tan nítida y bien enfocada que parece un dibujo, con tanta profundidad de campo, es el resultado de apilarlo mejor de 70 tomas y el microscópico halterio, al que se le ve la textura de unas 0,5 micras, necesitó 665 tomas. Son horas tomando fotos, horas convirtiendo RAW’s  y horas apilando y retocando. Digamos que empezamos a ser rentables, estas 141 fotos pueden representar cerca de 10.000 disparos.

​Siguiendo estas pautas, el año 2024 ha aportado, según archivos, las citadas 289 fotos nuevas a nuestra GALERIA. Estamos orgullosos, pero no solo de eso (aunque sí presumimos)

Nuestro mayor logro, en 2024, ha sido poder montar una sede abierta a visitas (antes trabajábamos “en un trastero”) Durante años lo que hoy es Fundación fue un pequeño laboratorio/estudio personal. Por descontado que todo el mundo era bienvenido, pero todo residía en una habitación con 6m2 libres, abarrotada de estanterías con dos sillas y una mesa, ¡comodidad cero! Cuando hablo de este pasado me crezco, porque en esta poca comodidad se ha gestado la mayoría de nuestro archivo y todo lo que se hizo en aquel cuartito son los cimientos de nuestra actual Fundación, ¡da para presumir!

​No me haré pesado repitiendo cosas que ya hemos publicado, un primer artículo cuando empezamos el montaje, https://fundacionpepbonetcapella.com/sedesocial/, y luego, cuando estuvo listo, este otro artículo, ​https://fundacionpepbonetcapella.com/sede-habemus/.

A pesar de todo, no me resisto a repetir una foto del actual despacho de dirección (que se ve en los artículos citados), más que nada para que se aprecie para que sirve un paisaje montado de un mosaico, cuando se quieren decorar 4 metros de pared con un vinilo, impreso a 300dpi.

 

 

​Y, ¿para qué queríamos una sede? Nuestros 6m2 han crecido a unos 70m2. La mesa y las dos sillas poco hospitalarias se han convertido en 5 mesas de trabajo y asiento para 15 personas. Las cámaras que vibraban y que a veces dejaban fotos “movidas”, están perfectamente asentadas y hacen las mismas fotos que antes, pero con muchísima más comodidad, ya no tenemos alargadores por los suelos para enchufar las luces. Incluso, como excelente aporte de nuestra Secretaria y decoradora de la sede, hay cafetera porque, textual, “una fundación sin cafetera, ni es fundación ni es nada”. 

​Todo este esfuerzo proviene de que nuestra intención con la Fundación nunca ha sido la de crear un almacén de imágenes, nuestra divisa es “DOCUMENTAR Y COMPARTIR”, en presente y activamente. Cierto que compartimos nuestra GALERÍA, pero este archivo debe ser un “archivo vivo”, debe crecer, en lo que nos apetezca a nosotros y en lo que podamos colaborar con los demás.Parte de las cosas que hacemos han sido en proyectos ajenos, como documentar una colección de arenas o hacer un seguimiento del crecimiento de una viña o, como fue en su día un proyecto nuestro, recoger varios miles de fotos de frutos y semillas de plantas de las Baleares.

​Por eso necesitábamos más espacio, necesitábamos “caber”. Si queremos una Fundación viva, debe haber gente que continue el legado cultural que representa. No solo un archivo físico, hemos de formar acólitos, enseñando todas nuestras técnicas. La Fundación no es “un secreto bien guardado”, antes al contrario, después de toda una vida de educador, la Fundación está para repartir, para difundir conocimientos, para compartir una vida de experiencia fotográfica que ha terminado especializada en macro y micro fotografía.

​Para nosotros era importante poder impartir formaciones, no montar un instituto o una academia, esto existe y parece que funciona bien. Nuestra intención es, a estas personas, probablemente ya fotógrafos, que tengan el gusanillo de especializarse, enseñarles todo lo que sabemos. Incluso si alguien va más allá, se obsesiona con la macro y la micro y, por lo que sea, no tiene instalaciones adecuadas, poderle integrar en nuestra organización y, si ha lugar, admitirle como continuador del legado cultural de la Fundación. Una Fundación viva exige que, aunque las personas somos finitas, no lo sea la finalidad que nos sostiene. Una Fundación viva exige continuadores.

​Por eso, amigo lector, amiga lectora, si ves algo en nuestra Fundación que te interesa, sean nuestros conocimientos, nuestros archivos o nuestras instalaciones, bien porque eres investigador y nuestras fotos mejorarían tus trabajos, bien porque estás interesado en nuestras técnicas o bien porque eres comunicador y, ya se sabe, “una imagen vale más que mil palabras”, contáctanos.Quizá, en nuestro archivo, tenemos esta foto que necesitas o, incluso mejor, tenemos la capacidad técnica e intelectual de “DOCUMENTAR” a medida, de hacer estas fotos que aun no se le han ocurrido a nadie.

Incluso si comercias con imágenes, nosotros no comerciamos, no somos un banco de imagen, somos una Fundación sin ánimo de lucro, pero necesitamos cubrir gastos de funcionamiento e inversiones en instrumental. Seguro que podemos establecer colaboraciones entre Empresa y Fundación, ventajosas por ambas partes. En nuestra web, “fundacionpepbonetcapella.com”, está toda nuestra información, quienes somos, qué hacemos, dónde estamos y como contactarnos. Para nosotros será un placer.

HEMOS VUELTO DE UNA CAMPAÑA FALLIDA

HEMOS VUELTO DE UNA CAMPAÑA FALLIDA

Fuimos al Montseny, en plan documentación de otoño. Pero nada ha salido bien. En lo estrictamente privado, empezamos con el fallecimiento de un familiar que afectó a uno de los participantes. ¡Mal comienzo!

Eso fue el lunes, 28. El martes empezó el drama de la DANA y, aunque eso fuera en Valencia y nosotros estuviéramos en Cataluña, hemos tenido más lluvias que claros. Piénsese que íbamos a hacer fotos, cámaras, objetivos, etc., nada que se deba mojar.

Además, en Cataluña se están unificando los campings y ya solo abren fines de semana. Nosotros necesitábamos estar toda la semana y, después de intentarlo en cinco campings diferentes, en uno, al sur del macizo, encontramos alojamiento… ¡menos mal!… pero resulta que el paisaje otoñal está al norte.

Entre lluvias y desplazamientos, la campaña ha sido un desastre. Hemos hecho un total de 27 fotos de archivo en una semana.

Cierto que algunas han quedado bien, pero ante la cantidad de problemas que han aparecido, más bien han sido fotos de fortuna, fotos para salir del paso entre chubasco y chubasco.

La parte sur del macizo del Montseny está poblada, básicamente, de encinas y  robles. Predomina el bosque mediterráneo, mientras que las fagedas, más espectaculares en otoño, están más al norte. Fotográficamente, el sur es soso.

Por ejemplo, esta fageda yendo hacia Santa Fe, pero con nieblas y lluvia… Está claro que hacer reportaje estaba difícil.

Yendo hacia el Brull, en Coll Formic, hay un pequeño hayedo que, en una tarde sin lluvia, nos permitió algunas fotos.

Lo dicho, esta campaña solo ha rendido “27 fotos de archivo”… Somos de natural optimista, pero las cosas “son como son y vienen como vienen”.

Tampoco tenemos derecho a quejarnos, nuestras campañas anteriores han sido buenas y las que vengan también lo seran.

En fin, seguimos a vuestra disposición en nuestra sede, trabajando en lo que nos gusta. Si os apetece, estáis invitados a café para hablar de foto de natura… incluso, igual podemos ayudaros en vuestros proyectos. Al fin y al cabo, la Fundación está para compartir.

Hacemos crecer la BONET I y construimos la BONET II como cámara de campo.

Hacemos crecer la BONET I y construimos la BONET II como cámara de campo.

 A la solución auto construida que presenté en el artículo anterior, la BONET I, como también se hacía incómoda como cámara de campo, le sustituí el rail por otro de 1 metro (rail de estantería comprado en pieza de 6 metros) y, para comodidad mía, lo uní a una columna de ampliadora.

Si os fijais en la foto de perfil, justo debajo de la rueda amarilla que regulaba el tiraje de la ampliadora se ve “un añadido” de aluminio, es un “invento” para enfocar con precisión. Mecanicé una grapa fácil de fijar a la columna de la ampliadora, apretando el tornillo negro que se ve, y en una ranura inserté un disco roscado y un tornillo que sujeté al cuerpo de la ampliadora. Si se suelta todo la cámara sube y baja, como si fuera el cabezal de la ampliadora. Si se bloquea la grapa a la columna, girando el disco, se mueve el tornillo que arrastra el cabezal, pero con la precisión de un enfoque fino… ya comenté que mis “inventos” no eran extraordinarios, me conformo con aplicar algo de oficio y mecanizar soluciones sencillas.

Nota: Estas fotos son el estado actual de la BONET I, con una cámara digital Fiji GFX50 acoplada. Inicialmente, en lugar de la Fuji, había un chasis de película 120 de 6×6 cm.

¡Pero la BONET I está totalmente activa y sigue ampliando mi archivo!

Mientras, volví a tener algún dinero y me había comprado una PENTAX 67 (los que me seguís, sabéis que soy de “burro grande, ande o no ande”)

Ya comenté en su momento que el macro de campo, más allá del x2, implica muchísimos sinsabores, de estabilidad, de viento, de profundidad de foco, etc. Se consigue, pero el trabajo que da integrar el entorno, que, además, prácticamente no va a influir en el encuadre porque deberá ser algo muy cercano al sujeto y, por tanto, tan pequeño como el sujeto, no vale la pena.

Entonces, mi idea primera (una vez montado todo el sistema de estudio con la BONET I) fue construir un fuelle pequeño, daba x1, para aprovechar la PENTAX 67 (recordemos que la era digital aun no existía, al menos no era popular) Aprovecharla como soporte de película y automatismos, fotómetro y velocidades de disparo y convertirla en mi cámara de campo.

Al no existir, aún, el apilado, le incorporé descentramientos para poder aplicar Scheimpflug. Eso sí, para simplificar solo descentré el objetivo, la cámara quedaba en una bayoneta fija, pero, ¡bajo ningún concepto! renunciar a ganar unos milímetros de profundidad de campo.

Recurrí a ideas fáciles de mecanizar, una placa que por un lado era la bayoneta para la cámara y por el otro un cuadrado donde fijar el fuelle y dos varillas por donde deslizar un “carro” que soportara un objetivo descentrable. (El objetivo que sale en la foto no es el primero, el primero fue el Apo Symmar 135/5,6. Este es una adaptación actual para la cámara Fuji GFX50 y que me proporciona hasta x2)

En el soporte del objetivo mecanicé una “L” y la sujeté con un tornillo al carro, de tal manera que al apretar se fijaba el tiraje y el descentramiento horizontal. Un segundo tornillo a 90º sujeta el soporte del objetivo, lo cual permite “poner el objetivo mirando ‘pa’ Cuenca”

Para los que busquéis la “auto suficiencia”, fijaros en esta foto. La placa está mecanizada para incorporar el Apo Symmar 135/5,6. No se ve porque lo tapa el actual objetivo.

Cuando hice la actual adaptación del fuelle a la Fuji GFX50 e incorporé el objetivo Nikkon 75/4 de la foto, no quedaba otra que mecanizar una rosca para el nuevo objetivo. Si os fijáis bien, veréis que la solución fue comprar una rosca adaptadora prefabricada y pegarla con un buen pegamento. El objetivo está correctamente roscado, fácil de sustituir por cualquier otro de la misma rosca.

Por descontado que si, por la razón que sea (que no procede), se quisiera volver al Apo Symmar no quedaría más remedio que “despegar la rosca”. Muy práctico no es, pero cuando se decidió usar el fuelle con la Fuji GFX50, se decidió que “sería definitivo”… 

Estos tres últimos artículos solo son a modo de visión de la trayectoria que me ha traído hasta la actualidad y, un poco, para terminar presentando la BONET III, otra cámara de estudio que me permitirá hacer ampliaciones de x20, quizá hasta x25.

Por el oficio que tengo y por haber sido profesor de FP durante casi toda mi vida, soy plenamente consciente de que no todo el mundo tiene los conocimientos y las habilidades para fabricarse parte de su propio equipo, pero solemos ser capaces de mucho más de lo que creemos. A veces no podemos “construir” nuestro invento, pero siempre, indagando, terminaremos por encontrar al profesional que pueda mecanizar parte de nuestros problemas y nunca olvidéis que “el Araldit hace milagros”

En esta foto, ¡chapuza donde las haya!, se ve una caja vacía, realmente adaptada al fuelle que acabamos de ver y donde aún se observa una presilla sujeta con dos tornillos (las rayas de porquería oscura son debidas a que había una entrada de luz no deseada y se le pegó una tela negra. El fuelle se construyó a medida de la PENTAX 67, pero esta cámara da negativos de 6×7 cm y el archivo de botánica se estandarizó a diapos de 6×6 cm, ¡una pérdida de 1 cm de película por cada foto es inaceptable! La caja y el soporte se fabricaron para sustituir la cámara de alta calidad por un simple chasis de película 6×6 cm… ¡y volver a tirar de fotómetro!

¡También se explotó debidamente la chapuza y constan buenísimas fotografías en el archivo, tomadas “con este andamio”!

Cuando empecé a “digitalizarme”, mi primera cámara fue una PANASONIC GF1. Acostumbrado al formato medio fue un importante retroceso en la calidad de mi archivo, pero también es verdad que una Micro 4/3 es algo más que una compacta, 4000×3000 píxeles.

Ya que vamos de “historias de abuelo Cebolleta”, os diré que, hasta que me jubilé en 2012, siempre tuve acceso a máquinas, a taller de mecanizados y a taller de carpintería. Teniendo la capacitación técnica que tengo, cualquier idea que surgiera estaba en mi mano realizarla… Una vez jubilado quedé como el común de los mortales, a expensas de las grandes superficies i de las tiendas de ferretería para poder “inventar inventos” (de ahí que ahora aparezca tanto pegamento, tanta cola de contacto y tanto Araldit)

Pues bien, la PANASONIC se acopló al fuelle con el consabido accesorio de bayoneta “pegado” a la caja. Hay mucha literatura y mucho cine sobre la condición humana, sobre la degradación de las personas, de la influencia del entorno, sobre como una persona se puede “dejar hundir”.

Está claro que sentirme “solo y abandonado” en este universo tecnológico, sentir que ya no tenía acceso a maquinaria me hundió en la miseria de la chapuza y, estos últimos años, he tenido que recurrir a ella demasiadas veces, ¡pero he seguido tomando fotos, algunas macros excelentes!

En honor a un buen amigo, haré mía una frase suya, “hay gente que tiene “concepto” de la chapuza”… La verdad es que algo de MacGyver  sí que puedo aportar.

El próximo artículo de esta serie ya será un reportaje de la nueva cámara de estudio, esa maravilla que os he anunciado que hará tomas x20, aproximadamente lo que en microscopia se llaman 250 aumentos. Téngase en cuenta que en microscopía y en fotografía se emplean lenguajes diferentes. O sea, x20 de foto viene a significar x250 de microscopio, nosotros hablamos de tamaño sobre el sensor y ellos hablan de ángulo de visión en el ojo.

Ya sé que de los lectores de estos artículos, la mayoría, como mucho, puede que os maravilléis pero dudo que intentéis construir una cámara… incluso es muy probable que no os haga ninguna falta.

Pero estos artículos tienen la finalidad de compartir conocimientos, mi convencimiento personal y la función de la Fundación Pep Bonet Capellá están precisamente para eso, para que todo el mundo interesado pueda aprovechar lo que nosotros sabemos. Los artículos están escritos a modo de divulgación, pero estoy abierto a ampliar toda cuanta pregunta pueda surgir a gente interesada… suponiendo que sepa la respuesta.

La Bonet I, 30 cm. de fuelle al servicio del Macro, con descentramientos para aplicar las Técnicas de Scheimpflug

La Bonet I, 30 cm. de fuelle al servicio del Macro, con descentramientos para aplicar las Técnicas de Scheimpflug

Ya conté que el objetivo macro, de una cámara de formato medio, “se había quedado corto”. Que cuando aprendí a mejorar la profundidad de campo jugando con el rendimiento de la óptica todo lo demás pasó a segundo término.

El problema es que mi cámara CALUMET de formato grande, 10×15 cm, de banco óptico, era un incordio moverla al campo, recuérdese que hablamos de época de película, de poder mover “TODOS” los ejes de la cámara y de que fuera algo reducido, en rollo de 6×6, por ejemplo. La solución fácil era comprar una cámara Arca Swiss. De hecho mi objetivo Apo-Symmar 135 /5,6 me servía, necesitaba un chasis y el cuerpo de cámara técnica con descentramientos micrométricos… y estuve mirando la marca citada, Arca Swiss, una “delicatesen” que no me podía costear.

Fue en este momento que decidí “fabricar” yo el banco óptico. Dicho así, suena a pretencioso o a genio… ¡pues nada de esto! En las cámaras fotográficas (y actualmente más) hay un montón de automatismos que miden, controlan y actúan mecanismos. Para ajustar, básicamente, apertura del objetivo, velocidad de obturación, sensibilidad del sensor, sea película o sensor digital, y a qué valor de sensibilidad vamos a trabajar. Con todas estas variables cualquier fotógrafo que conozca el oficio elegirá o permitirá fijar, un trio de valores “sensibilidad/velocidad/apertura” para que la foto se tome con la luz justa, sin temblores y con la profundidad de campo deseada. En la mayoría de cámaras actuales, además, nos permitirá elegir programas que forzarán una de las tres variables. Por ejemplo velocidades siempre rápidas para foto “deportiva”, o diafragmas preferentemente abiertos si elegimos “retrato”, o sensibilidad alta y diafragma bajo cuando elegimos “foto nocturna”… No es que la cámara sea más lista que nosotros, es que se la ha programado para que no tengamos que decidir.

Realmente una cámara, sea de banco, digital o de cualquier móvil, se compone de los elementos de la foto: un objetivo capta una imagen, la reproduce sobre un sensor y unas mediciones de luz abren o cierran un diafragma y lo mantienen abierto un tiempo exacto, para recoger una cantidad de luz que pueda registrar el sensor.

Todo eso “se puede hacer a mano”. Estas siempre han sido mis cámara auto construidas, el cajón que es capaz de sujetar estos componentes. No me quitaré el mérito de ser un profesional, Maestro de Taller, capaz de mecanizar al torno o a la fresadora ranuras, bayonetas, roscas, etc. ni pienso ceder un ápice en mis conocimientos de medición de la luz, tanto incidente como rebotada ni de todo lo que se sobre exposición en fotografía.

Si vamos a la foto de portada, se ve muy bien que el “banco óptico” son dos palmos de una barra de aluminio con unas ranuras, por las cuales se puede deslizar un perfil ajustado… están diseñadas para construir estanterías (se venden en tiras de 6 metros)     

Construir el banco consistió en mecanizar unas roscas, atornilladas a trozos de perfil… Y eso si, el enfoque se hacía a pulso, nada de ajustes micrométricos. En las fotos, la sujeción de uno de los montantes y el soporte de la barra principal del banco óptico.

Para poder aplicar técnicas de Scheimpflug era imprescindible poder bascular los planos de película y objetivo en dos ejes perpendiculares, esto se resolvió sujetando una plataforma con una escuadra recortada, comprada en una gran superficie, y con dos de estas construcciones se tuvieron los planos basculantes del objetivo y de la película de una cámara técnica. Ahora solo hubo que fabricar un fuelle para obtener una caja flexible y alargable, hermética a la luz, como se observa en la foto. Puestos a “chapucear”, en la foto de la cámara se observan los “focos profesionales”, un flexo de sobremesa y un miniflash con filtros de bote recortado.

Durante algunos años, esta cámara técnica de fabricación casera, junto con mi inseparable fotómetro y rollos de película Fuji Provia 100F se convirtió en mi cámara de campo. Con ella hice fotos espectaculares que enriquecen mi archivo. Por descontado que el programador, el selector de velocidades, el autofoco, el bracketing, el control de flash, la multiexposición, la famosa rueda PASM, y todas estas funciones que aporta cualquier cámara actual estaban controladas por el mejor computador, el más versátil, ¡mi cerebro humano!… y la mecánica “mis deditos”.

Luego, con los años, decidí hacer otra cámara específicamente de campo, entre otras cosas porque esta casi nunca la empleaba al 100%. En natura, hacer macros mayores de x2, directamente sobre la planta y, normalmente, con alguna brisa, siempre terminaba en una mala aventura y con problemas. Decidí cortar un trozo de perfil más largo y hacer crecer la BONET I para usarla exclusivamente en estudio, trabajando cómodamente hasta x5 y construir la BONET II, más coquetona, menos pesada y algo más manejable, que me garantizara un x1 sobre película de 6×6…

… Pero bueno, esta vuelve a ser otra historia que se contará en otro momento.