Microscopios con corrección al infinito

Microscopios con corrección al infinito

 Tenemos un nuevo seguidor que nos saludó y nos contó que empezaba sus “primeros pinitos” en micro fotografía con microscopio. Saludos, Rafa.

Nos ha parecido interesante hacer un repaso de algunas cosas que ya hemos publicado, sueltas, en otros artículos. Cuando empezamos a hacer fotos con microscopio, en un aparato prestado por el Jardín Botànico de Sóller, nos fiamos de la experiencia que ellos tenían, incluso las dos o tres primeras fotos las hicimos con su cámara… pero, según nuestros estándares, la calidad fotográfica que ellos usaban estaba muy por debajo de nuestras exigencias. Esto nos llevó a sustituir su compacta por una PANASONIC formato MICRO 4/3, no era nuestro ideal, pero era lo mejor que teníamos a mano y usar microscopio era una “emergencia” para algunas carencias del libro que estábamos escribiendo (DIÀSPORAS Fruits i llavors de la Flora balear DISPERSIÓ, publicado en trilingüe) Funcionó y la publicación fue de calidad.

Ante nuestra nula experiencia en el tema, nos llamó la atención que se colocaba la cámara “con objetivo”, sin ningún ocular, en el “tercer ojo” de un microscopio trinocular. Hubo que estudiar para entender cómo iba la composición óptica.

En microscopios de cierta calidad, el objetivo suele ser “corregido a infinito”, veamos que significa esto.

Recordemos, algo llevamos escrito sobre el tema, que la luz, si encuentra obstáculos en su camino intenta rodearlos. Sucede algo parecido a las corrientes de agua, si en un río o canal hay una piedra o rama estorbando, el agua (que puede llegar mansa) sale del obstáculo formando remolinos. La luz, en su camino, tiene comportamientos parecidos, se le llama difracción y desmejora la imagen. Una experiencia de difracción que todo el mundo conoce es que la luz reflejada en un CD forma colores de arcoiris, ello es debido al microscópico grabado de la superficie del CD, la luz que llega al CD se refleja siguiendo caminos aleatorios, no se refleja, límpia, como en un espejo. Esto demuestra que la luz es muy sensible a interferencias en su camino.

Por eso, en los objetivos fotográficos, que tienen diafragmas, láminas que “estorban el paso de la luz”, siempre con la mejor intención de regular la exposición y, de paso y como regalo añadido, regular la profundidad de campo, conforme vamos cerrando diafragmas vamos aumentando los problemas de difracción. Lo normal es que el objetivo sea ópticamente perfecto hasta, más o menos, la mitad de diafragmas. A partir de ahí empieza a perder calidad.

En microscopía, y debido a que los campos de observación son muy pequeños, no nos podemos permitir “ninguna pérdida”, hay que sacar el máximo rendimiento a la física. Y, por eso, empezamos con que la pupila de entrada de un objetivo de microscopio suele ser muchísimo mas grande que el objeto a observar. En nuestro caso, tenemos un objetivo 50X que nos reproduce con gran calidad un campo de 0,88×0,66 mm. Pues bien, para esta miniatura, el objetivo tiene una pupila ¡de 17 mm de diámetro! Que la luz que nos interesa, la del objeto a observar, ¡ni siquiera se acerque a las paredes, que no roce nada!

Además, en el caso del microscopio, actualmente, es normal intercalar objetos ópticos, como divisores de haz, para mirar con los dos ojos, por comodidad, o para acoplarle una cámara y dejar constancia en un documento de la imagen vista. El objetivo de microscopio, al igual que una lupa o un objetivo fotográfico, debería crear una imagen. De hecho, hasta allá los años 70 eso era así. Los microscopios antiguos solian ser de mirar con un solo ojo y con objetivos que se enfocaban en un punto, normalmente entre 150 y 200 mm de distancia focal, creando una imagen y donde se colocaba el ocular, casi como cualquier objetivo de cámara, que donde se forma una imagen colocamos el sensor… Y si se quería una imagen, el observador la pintaba. Este estilo de trabajo le valió un Nóbel a Santiago Ramón y Cajal.

Como que intercalar objetos ópticos en el camino de un rayo perfectamente enfocado podría alterar gravemente este enfoque, en cuanto a geometría y color, se ha ido estandarizando que los objetivos de microscopio, además de evitar la difracción, la salida de luz no implique ningún enfoque, sale un haz de rayos perfectamente paralelo, “enfocado a infinito”, de tal manera que tenemos una imagen de gran calidad, pero no visible. Ahora resulta bastante fácil y, sobre todo, sin interferencia a la imagen microscópica, colocar los prismas, espejos y lentes que nos de la gana sin perder más que la calidad de la óptica añadida, pero respetando “la microscopia”.

Entonces, volviendo al principio de este artículo, volviendo a hablar de fotografía a través del microscopio, los microscopios trinoculares incorporan internamente prismas que separan la imagen infinita del objetivo. Un prisma desvía la imagen del objetivo a una lente de campo que, ésta si, enfoca la imagen infinita en un punto y este punto se reparte con otro prisma a dos oculares para mayor comodidad de observación. Otro prisma dirige la imagen enfocada a infinito, sin modificar, al “tercer ojo” del microscopio, para que podamos acoplar una cámara… pero, ¡ojo!, si no lo remediamos, en este tercer ojo no hay imagen, está la imagen enfocada a infinito, de alta calidad, directa del objetivo pero esto no nos creará ninguna imagen sobre un sensor, solo una mancha luminosa sin definir.

Esto es lo que encontramos en el microscopio del Jardín, y entonces descubrimos que era imprescindible colocar una “lente de tubo” que convirtiera el enfoque infinito en un “punto de enfoque”. En principio puede servir cualquier lente de aumento, cualquier lupa, para el efecto de enfocar en un punto, pero hay más. El fabricante del objetivo, al establecer una magnificación, nuestro objetivo 50X por ejemplo, lo construye con unas medidas determinadas. La luz saldrá enfocada a infinito, pero sera 50X cuando se use una lupa determinada, que el fabricante indicará en el objetivo (como en los objetivos finitos también indicaba a cuántos milímetros se formaba la imagen) Si usamos una lupa más o menos potente, respecto a la indicación del fabricante, tendremos una imagen perfecta, pero no tendrá por qué coincidir con la magnificación indicada en el objetivo, podrá ser mayor o menor de nuestro 50X. Además, convendrá que la lupa sea de calidad, si tiene aberraciones cromáticas o geométricas se las incorporaremos al “magnífico objetivo de enfoque infinito”.

Ahora ya empezamos a entrar en el vocabulario del fotógrafo macro, si decimos que “esto es un macro 1:1 o 50X”, queremos decir que la imagen sobre el sensor es, exactamente, igual a la imagen original o 50 veces mayor. Si no hay implicaciones científicas, el tamaño puede no importar. Que el tamaño real de la araña sea de 15 mm o de 1,5 mm puede dar fotos igual de bonitas, pero no le parecerá igual al biólogo que la esté clasificando o estudiando. ¡Para nada seran la misma familia!

Los valores comunes que usan los fabricantes para la lente de tubo, necesaria para restituir una imagen visible, son f = 164,5 mm, 180 mm, 200 mm y 250 mm. Simultáneamente, si accedemos a las características técnicas del objetivo en cuestión, el fabricante suele recomendar un tamaño de sensor para aprovechar la imagen creada al 100%.

En el mercado, para poder usar objetivos de microscopio, corregidos al infinito, como objetivos de cámara existe la marca RAYNOX, especializada en fabricación de lentes auxiliares para modificar ópticas estandar, conversores macro, conversores tele y, lo que nos interesa ahora, lentes de tubo, de las distancias focales citadas, para convertir en finitos objetivos de microscopio de corrección infinita. Una lente Raynox y un cuerpo de cámara es una solución muy usada en micro fotografía.

La otra posibilidad es recurrir a un objetivo fijo de cámara, cuya distancia focal coincida con las especificaciones del fabricante del objetivo de microscopio. Puede ser una buena solución por varias razones. En primer lugar, si es un buen objetivo tendrá buenas correcciones de color y geometría, no apareceran los colores del arco iris ni veremos imágenes deformadas en los bordes. Además, el fabricante del objetivo lo habrá ajustado perfectamente para que, enfocado a infinito, cubra el sensor sin viñetear. Y un objetivo siempre es el equivalente a una lupa de la misma distancia focal, de mejor calidad que un cristal “pelado”.

Si acoplamos nuestra cámara con objetivo al tercer ojo de un microscopio habrá que encontrar adaptadores de la rosca del filtro de nuestro objetivo a la rosca del tercer ojo o a la rosca de un tubo que se pueda insertar en el tercer ojo. Si no usamos nuestro objetivo, habrá que montar un “mecano” con la correspondiente lente Raynox o de otra marca (que sea de buena calidad) y la bayoneta de nuestro cuerpo de cámara. En la foto de portada mostramos la solución adoptada para incorporar un objetivo de microscopio a nuestra cámara (montado directo, sin el cuerpo del microscopio) El objetivo de microscopio va roscado a la rosca de filtro de un objetivo SMC PENTAX 67, para poder cubrir el sensor de 44×33 mm de una FUJI GFX 50R. En realidad, para hacer fotos solo necesitamos objetivo, lente de tubo y cuerpo de cámara. El resto del microscopio solo se usa para mirar… bueno, si, la mesa y portaobjetos para enfocar.

Una nota, ya que estamos en ello, en los microscopios, aunque tengamos dos oculares, uno para cada ojo, no vemos en relieve. El microscopio “solo” tiene un objetivo y “una sola” imagen. Sin embargo en las lupas binoculares, realmente, si que hay dos objetivos, tenemos visión en estéreo y, si tiene tercer ojo, la foto se hace “solamente” con uno de los dos objetivos.

LA BRISA, ENEMIGO DEL FOTÓGRAFO DE CAMPO

LA BRISA, ENEMIGO DEL FOTÓGRAFO DE CAMPO

Esta foto de portada está ligeramente reencuadrada de un macro X1, tomado con Fuji GFX50 de formato medio (sensor 44×33 mm) Estas violetas miden, cada una, alrededor de un centímetro y toda la zona enfocada, la “profundidad de campo”, está sobre unos 4 cm. Los fotógrafos dedicados al macro apreciarán esto en lo que vale.

Años atrás, antes de popularizarse la fotografía digital, en la época de usar película y de disparo “único”, conseguir esta profundidad de campo era ciencia ficción. Exprimíamos nuestros objetivos hasta caer en la difracción por exceso de diafragmado, cambiábamos enfoque por definición… en castellano se dice “saltar de la sartén para caer en las brasas”… Los más afortunados, los “reyes del mambo”, teníamos objetivos descentrables y usábamos técnicas “profeSSionales” (con dos eses) como pueda ser la corrección de Scheimpflug.

Cuando empezó a usarse fotografía digital, antes de que se “inventara” la IA, se crearon programas que son capaces de leer los millones de píxeles que haga falta y saber cuales están enfocados y cuales no. Entonces, sin ninguna inteligencia pero con una capacidad de trabajo de muchísimos millones de operaciones, el programa va “apilando” los píxeles buenos y tirando los malos. Una vez inventada esta maravilla, lo único que hay que hacer es tomar fotos en diferentes planos, que el programa se encargará de crear una foto única… eso si, tardando un tiempo considerable. Como anécdota, el apilado máximo que he realizado, con una micrografía, fue de 1098 tomas de formato medio, 8256×6192 px, con un PC a 2,5 GHz, SO 64 bits y 128 GB de RAM… el programa de apilado tardó más de TRES horas en ejecutarse.

Pues bien, todo esto era para decir que una ligera brisa se puede cargar tantos gigahercios i gigabites en un soplo. El programa de apilado puede comparar todas las fotos que haga falta, con lo grandes que nos de la gana… ¡pero han de ser FOTOS IGUALES! Si una hoja, o pétalo, o lo que sea cambia de posición el programa de apilado no tiene nada para comparar, para el programa son fotos diferentes que superpondrá.

Este es un ejemplo, esta foto, tomada en el mismo sitio, con pocos minutos de diferencia, mismo equipo, mismo trípode, misma técnica, PERO EMPEZÓ LA BRISA DE MEDIA MAÑANA. El apilado se ha vuelto loco, ha perdido sus referencias y repite imágenes ligeramente desplazadas, “movidas”. ¡Y todo esto por una ligera brisa!

Pero no hay mal que por bien no venga, cuando daba por finalizada la sesión, por la brisa, me di cuenta de una curiosidad. En este caso estaba haciendo fotos a Viola arborescens, en la cuneta de una carretera. Nota: siempre dejo la mochila en el arcén, bien visible para prevención a los vehiculos. Por descontado que me preocupo “muy mucho” de no pisar la calzada, noventa kilos de carne contra 2000 kilos de hierro, está claro quién pierde, pero mejor poner a los conductores en sobreaviso.

La curiosidad es que, al pasar un vehículo, cuanto más grande y cuanto más rápido, más viento genera. Cada coche rodando crea una onda de choque de aire, por eso la Ley obliga a dejar el margen de 1,5 metros a los ciclistas, por el peligro de que el soplo los desestabilice y pudieran accidentarse. Entonces me di cuenta que este choque de aire que me llegaba es, en realidad, una onda de choque que se expande… Durante un corto espacio de tiempo, el intenso viento provocado por el vehículo me sacudía, a mi, a la cámara y a mis florecillas, pero pasaba de largo y ¡ésta es la maravilla! Durante unos segundos (suficientes) contenía la brisa. Resulta que si hacéis fotos de natura en las cunetas, los pesados y desagradables coches que ruedan a gran velocidad son vuestros aliados en lo que a brisas inoportunas se refiere.

La foto de portada aprovechó esta curiosidad, es un apilado de 12 tomas, o sea, se hicieron 12 fotos, en este caso separadas 3 mm cada toma, mas la profundidad de campo añadida por cerrar el diafragma a f16 (el objetivo permite hasta f45, pero en f16 no hay ninguna difracción) lo que nos da estos 40 mm de profundidad de campo perfectamente límpia. Avanzaba los 3 mm, esperaba a que pasara un coche (por suerte había tráfico) y en el momento del “rebufo”, en la calma momentánea cuando la brisa se congela, ¡CLICK, FOTO!

Esto solo sirve para fotos de carretera, en la montaña no hay coches que ayuden, ¡pero bien venido sea el truco!

Nuestra divisa, “Documentar y Compartir”. Por descontado que “Documentar” estas violetas, Viola arborescens, y “Compartir” con quien pueda necesitar estas imágenes… Pero hacemos algo más, “Compartimos” nuestros conocimientos. Como Fundación no tenemos secretos, no somos un negocio que debe sacar beneficios y no puede “favorecer” a la competencia, so pena de tener pérdidas. De hecho nosotros, como Fundación altruista que somos, no competimos con nadie, nos podemos permitir, y nos encanta hacerlo, “Compartir” nuestras técnicas.

 

El futuro de la Fundación

El futuro de la Fundación

Desde el 2019, que abrimos este blog, llevamos más de 65 publicaciones. Podéis verlas en https://fundacionpepbonetcapella.com/blog/
Hemos presentado nuestro trabajo por activa y por pasiva, hemos presentado todo nuestro equipo de cámaras auto construidas, hemos mostrado algunas de nuestras técnicas, dedicamos un artículo a los “gadgets” que usamos en el campo para luchar contra el viento, os hemos tenido al corriente de algunas burocracias para montar la Fundación, hemos hablado de la aventura de montar una sede, hemos presumido de algunos de nuestros logros, en fin, llevamos unos cinco años usando este blog para contaros que somos una Fundación viva, para mostraros que nos cogemos nuestro propio proyecto en serio, con ilusión, para mostraros que estamos disfrutando con lo que hacemos y que nos hace felices compartirlo

Todos estos años, incluso antes de que existiera la Fundación, nos hemos dedicado a la foto de natura, lo mismo grandes panoramas que florecillas que, últimamente, macro y micro fotografía. Estos últimos años, sin abandonar el paisaje, hemos dedicado muchísimo trabajo a las cosas “muy pequeñas”. Granos de arena, caras de minúsculos insectos, hojas de musgos, pólenes y esporas, macrofotografía extrema, incluso microfotografía.
Esta aventura que empecé yo, EL FUNDADOR, la empecé en solitario, hace muchos, muchísimos años. Desde hace unos años que ha dejado de ser una cosa personal, ya somos un equipo, ahora ya “hacemos” fotos, ya “tenemos” ideas, ya “desarrollamos” proyectos… ¡y esos proyectos funcionan!
La Fundación ha reunido a un equipo de gestores que saben lo que hacen, y lo hacen bien. Lo único que aun no hemos resuelto es la continuidad de nuestra producción. La Fundación tiene varias finalidades, la primera que se nos ocurrió, y que ahora ha dejado de ser la primera, era la de gestionar el archivo acumulado en una vida de trabajo apasionado. Muy loable cuando escribíamos los estatutos, pero ahora creemos que lo realmente importante es preservar esos más de cuarenta años de experiencia que nos avalan.

Con toda seguridad, el mayor valor que tiene la Fundación no es su archivo, sino la capacidad técnica y el conocimiento que hemos acumulado para seguir haciendo fotos, cada vez más espectaculares, cada vez más exclusivas. No lo “vendemos” como un alarde, a veces vemos fotos mejores que las nuestras, nos referimos a que son tantos años de resolver problemas de encuadre, de iluminación, de óptica, etc., que ya nos hemos convertido en especialistas… Pero hay un problema, el ser “especialista”, en nuestro caso, SOLO ES UN CONOCIMIENTO, si desaparece el especialista desaparece el conocimiento y, desgraciadamente, las personas tenemos fecha de caducidad.

Por citar un ejemplo, https://fundacionpepbonetcapella.com/tecnicas-de-estudio/, la Lemna giba (conocida como lenteja de agua) es una minúscula planta de unos 5mm que flota en aguas mansas. En el artículo citado se explica como se dio la sensación de foto sub acuática recurriendo a trucos de espejos. Este es uno de los muchos ejemplos que vamos resolviendo día a día.
Otro ejemplo pueden ser las siguientes fotos. Un artilugio de unos pocos milímetros que puede bascular en todos los sentidos. Todos hemos dicho aquello de “levanta la barbilla y mira a la cámara”, ¿cómo le dices eso a una hormiga muerta? O ¿Cómo manejas un esporófito de un milímetro para buscar su mejor ángulo? En las siguientes fotos se muestra el artilugio, con el esporófito pegado con cinta adhesiva de doble cara y el encuadre con el que se tomó la foto, esporas incluidas.

Todas estas explicaciones son para deciros que estamos buscando acólitos que quieran aprender nuestros trucos y técnicas.
Una característica de nuestra Fundación, suponemos que de todas las fundaciones, es la colaboración, “hacer el bien” lo llaman. Nosotros la montamos para compartir lo que, en su momento, creíamos más importante. Ahora hemos cambiado nuestra prioridad, pero no nuestras intenciones, nuestra divisa sigue siendo “DOCUMENTAR Y COMPARTIR”.

Existen muchas disciplinas, botánica, zoología, geología, etc., que se pueden beneficiar de la fotografía, en ocasiones para investigar y siempre para difundir. Hay fotógrafos que ya están en ello, conocemos mucha gente que hace lo que se llama “fotografía de naturaleza”. Incluso algunos se dedican a la macro fotografía y lo hacen estupendamente (el que vayamos viendo fotos extraordinarias lo confirma)
Pero, como se dice, “ni están todos los que son ni son todos los que están”. Para personas, fotógrafos, científicos o comunicadores que les gustaría crear sus propias macro y micro imágenes, nuestra especialidad, la Fundación se ofrece a enseñarles lo que sabemos. Incluso podemos compartir otro de nuestros tesoros, nuestras instalaciones. Nuestros conocimientos son básicos, cierto, pero sin nuestras cámaras y nuestros objetivos aplicar estos conocimientos se hace muy difícil… mantenemos lo de DOCUMENTAR Y COMPARTIR.
Abierto a todo el que esté interesado/a en aprender macro y micro fotografía, porque le interese el tema o porque, muchísimo mejor, quiera colaborar con nuestra Fundación. Nuestra intención es “crear escuela” para que nuestros conocimientos se perpetuen y, como no, la Fundación tenga continuidad, hacer que exista una “cantera” de especialistas. En nuestra página web, https://fundacionpepbonetcapella.com/contacto/, tenéis nuestros datos… y en el resto de la página todo lo que nos define como Fundación y como apasionados, fotos incluídas.

Contactadnos, igual os ayudamos a cumplir alguna de vuestras ilusiones y, si no llegara a suceder, siempre queda el tomar un café y el principio de una amistad.

SALIMOS DE CAMPAÑA, UNA SEMANA EN EL MONTSENY

SALIMOS DE CAMPAÑA, UNA SEMANA EN EL MONTSENY

Esta foto es del archivo de la Fundación, estamos especializados en macro, pero cuando fotografías una flor milimétrica en un bosque así de precioso, sería del género tonto no llevarte una foto del entorno… Y, como la foto es nuestra, la hemos usado para decorar el despacho de dirección de la Fundación, 3,6×1,2 metros de foto y así nos ha quedado…

En fin, toda la semana que viene, concretamente del 28 al 6 del siguiente, haremos una de nuestras salidas fotográficas. No son estrictamente vacaciones, vamos a trabajar, pero ¡hay vacaciones que no resultan tan divertidas! Eso si, la Fundación, nuestra nueva sede, quedará desatendida unos días.

Hace unos años que ensayamos un sistema que nos está dando un gran rendimiento, nos movemos en furgoneta, de camping en camping. Nos guía nuestra gran colaboradora, Pilar Busquets, magnífica compañera de aventuras. Acampamos y sacamos “los vehículos autónomos”, y eso nos permite movernos distancias considerables por caminos de montaña, explorando grandes espacios, con la cámara a cuestas.

Ahora estamos seleccionando el equipo, llevaremos gran angular, un tele corto para detalles no accesibles y nuestra BONET II, nuestra cámara de campo que permite desde X0,25 hasta X2. Una gama macro que, para hacer “in situ”, es más que correcta y, además, cómoda.

Por descontado que ¡siempre!, una colección de filtros degradados para equilibrar los paisajes. Las diferencias de luz entre cielo y tierra, en un bosque, pueden llegar a 5 y 6 diafragmas y estropear el mejor encuadre. Y ¡siempre! trípode. ¡Somos antiguos! Intentamos tomar nuestras fotos como si no existiera el “potocho”, equilibramos luces y colores en la composición, en la toma. Luego, con una foto totalmente correcta, si hacemos algún mínimo retoque no estamos “salvando” nada, más bien “mejoramos”… El problema (y el trabajazo) de ser “unos clásicos”.

Otra cosa, en una semana podemos movernos más de 200km, recorreremos caminos vecinales, carreteras locales, etc. y, para ello usamos dos tipos de mochila, ambas enganchables a los transportines del trike, tal cual alforjas. La negra de la foto, una mochila Lowepro, específica de fotógrafo y muy buena, llevamos años con ella y como nueva… pero no es impermeable. La roja no es específica, es una alforja normal de Ortlieb, pero es totalmente impermeable y, además, tiene el detallazo de ser reversible: por una cara correas ajustables, tipo mochila, y por la otra los típicos enganches de portabultos de bici. En este viaje llevaré la impermeable, que estamos en otoño y mi equipo fotográfico vale un riñón.

Además, esta vez vamos a rizar el rizo, vamos dos miembros de la Fundación, Tomeu se dedica a técnicas antiguas, ambrotipos, colodión, bromoil, etc. En este viaje, Tomeu solo se quiere traer una cámara estenopeica (un cajón de madera con un agujero de aguja) y hacer fotos de natura “sin óptica”. Es más, “aun” usa película, pero es que además, hace revelados raros. Revela con café instantáneo, hace revelados “desatendidos” de 2 y de 3 horas, altera todas las respuestas de la película, consiguiendo que la película se adapte a sus deseos… ¡y “hace” unos fotones de lujo!

Porque supongo que sabéis la diferencia entre “tirar fotos”, tener que “tirar” media docena por ver si alguna sale bien o si se “tiran” todas a la papelera. Luego está “tomar fotos”, yo mayormente no hago otra cosa, buscar el encuadre que interesa y “tomar” la foto… Y está Tomeu, juega con el encuadre, dosifica la luz, rellena lo que le parece, revela la película alterando sus características y, además, retoca el resultado… ¡foto de fabricación artesanal!

 

¡Ah! Y Tomeu quiere estrenar un planteamiento nuevo, como que sus fotos estenopeicas son de larga exposición, segundos, hasta minutos, ha pensado “hacer las fotos con sonido”, acompañar a la imagen con los sonidos del bosque mientras dura la exposición.

Lo dicho, nos vamos 9 días de campaña al Montseny, a documentar el otoño catalán, Pilar, Tomeu y yo. No tengo ni idea de qué saldrá, pero, como veis, pueden salir cosas guapas. Con gente como nosotros siempre hay sorpresas.

Si esto te ha parecido interesante, compártelo. Y si te parece que nuestro trabajo puede ser útil en lo tuyo, contacta con nosotros, https://fundacionpepbonetcapella.com/

Somos, precisamente, una Fundación dedicada a la colaboración gráfica, sea con nuestro archivo, que puedes ojear en la web, sea con nuestras nuevas instalaciones, donde podemos crear fotos de objetos entre 80 y 1 milímetro al tamaño de llenar paredes.

¡SEDE HABEMUS!

¡SEDE HABEMUS!

En algunas ocasiones hemos mencionado que estuvimos a punto de comprar una iglesia desacralizada en un pueblo de Mallorca… “de cuyo nombre no queríamos acordarnos”… para montar la sede de la Fundación. Ya comentamos el tema en nuestro último artículo, https://fundacionpepbonetcapella.com/sedesocial/

No funcionó, más que nada porque la alcaldía, más que ayudar, puso pegas. Mucha legislación para “asustar nuestro proyecto” y, sin embargo, les parecía excelente que, al ser un proyecto social, una fundación, el pueblo tendría un servicio más… En la alcaldía del pueblo deolvidado nombre no tenían nada claro lo del “quid pro quo”. En fin, si fuéramos más mercantilistas, ahora hablaríamos de los gastos que nos generó la fallida idea, de dinero tirado.

En lugar de eso, recordaremos, con cariño, algunas de las cosas que llegamos a soñar.

​Como buena iglesia que había sido, tenía una sala diáfana de 100m2, quedaba perfecta para un doble uso, mesas movibles con los equipos de trabajo y reconvertible a sala de cursos y conferencias, ¡con la sólida tarima de lo que fue el altar!

​La puerta que se ve es la entrada de la calle, con un cerramiento y una segunda puerta cristalera, en el sotacoro, quedaba perfecta una recepción. Arriba, en el coro se instalaba el despacho de dirección, dominando el cotarro. El resto de la sala iba a ser La Fundación.

​Había más detalles proyectados, por ejemplo estanterías de madera hasta el techo, algunas con control de humedad para archivo seguro de material fotográfico antiguo, no digital, proyector de video, ventilador central de varios metros de diámetro, etc. Pero demos por cerrado el sueño y volvamos a la realidad.

​Miramos más locales, pero los precios, comparados con una iglesia declarada como “edificio de servicios”, eran desorbitados… ¡y no tenían tanto glamour! Total, que decidimos habilitar el lugar donde reside la Fundación desde sus inicios, es más pequeño, no podremos hacer actividades multitudinarias, no tenemos un rosetón que nos aporte “luces divinas”, nos abstendremos de montar recepción, vamos, que nos quedamos con algo menos de la mitad de espacio que en la iglesia, ¡PERO LA ILUSIÓN ES LA MISMA!

​Una vez decidido, empezamos por vaciar la zona a “fundacionar”, hubo que hacer una mínima obra, electricidad, pintura y amueblar. A decir verdad, nos ha salido muchísimo más económico lo actual que el proyecto iglesia. Para empezar, la iglesia era a comprar y, como se intuye en las fotos, había que sanear la construcción, revisar cubiertas, bastante albañilería, fontanería y electricidad, algunas vigas a cambiar, era la iglesia y la rectoría. Iba a ser un importante desembolso que nos aterraba.

​En el proyecto actual, con un poco de pintura, unos enchufes y algo de cable ha quedado todo resuelto… y los muebles había que comprarlos, tanto aquí como allí… es más, allí había más m2, más muebles.

​Y, ¡por fin!, ha llegado el día, todos los enchufes puestos, las paredes pintadas y decoradas, los accesorios de cafetería recibidos, un montón de cacharritos clasificados en cajas, las cámaras ubicadas, fundas protectoras para todo el instrumental, luces puestas, un monitor para apoyar conferencias con imágenes, sillas para todas las visitas, etc… ¿Qué más se puede pedir?

La mesa de comedor donde estaban las cámaras y un cuartito atestado con apenas 6 m2 para una mesa y un ordenador se han convertido en estas dos mesas (en realidad 3, que la BONET I tiene mesa propia) con toda la amplitud que se ve en la foto. No diré que “por fin se puede trabajar” porque ya trabajaba, pero ¡qué agradable! ir sobrado de espacio, tener todo instalado y operativo. Es cierto que cursos y conferencias “deberán caber” en este espacio, ¡nada que ver con la iglesia! El sentido común nos dice que nuestras reuniones sociales quedan relegadas a 8-10 personas y que, además, habrá que hacerlas sentados en las mesas de trabajo, en las mesas donde residirá el equipo. Es un inconveniente, pero es lo que tenemos… ¡Aun soñamos con la existencia de un mecenas que lo resuelva!

​El resto de esta habitación lo hemos convertido en “el rincón de pensar”, no para castigar a nadie, sino para intercambiar ideas delante de un café, cosa que siempre da buen resultado.

​No recuerdo en que ocasión comenté que mi formación es autodidacta, pero no de generación espontánea. Lo poco que sé ha salido de leer mucho y de escuchar atentamente a los que saben más que yo. En “el rincón de pensar”, además de frigo, microondas y cafetera para las flaquezas terrenales, he reunido la mayor parte de la bibliografía que me ha ayudado a formarme… Que los “pensadores” aclaren sus ideas mientras se relajan.

​En fin, hemos montado una sala de trabajo, físico y mental.

Y, parafraseando a Tolkien y sus anillos, dos espacios para producir documentos y un espacio para controlarlos a todos. Aparte hemos montado un despacho de dirección, con zona de reuniones para programar futuras campañas, donde montar nuestras tormentas de ideas para ambiciosos proyectos. El eterno niño que llevo dentro me hace soñar con que la Fundación llegue algún día a ser como el estudio de Sir David Attenborough, ¡mi héroe!

​Sueños aparte, El equipo de la Fundación está muy volcado en nuestros fines, gozamos haciendo lo que hacemos y somos felices de compartirlo. Nuestra máxima aspiración es que vosotros, lectores, seguidores o conocedores de nuestra Fundación os deis por aludidos y useis tanto nuestras instalaciones como nuestro saber, sea para aprovechar nuestro archivo, sea para crear material gráfico a medida de vuestros proyectos, sea para mejorar vuestra formación en el tema de imagen. Incluso, si no necesitais nada de eso para vosotros, dadle difusión, contádselo a vuestros amigos… uno nunca sabe lo mucho que puede ayudar saber “donde encontrar ayuda”, valga la redundancia.

​En realidad estos son los objetivos de “fundacionpepbonetcapella.com”, nuestros objetivos. Los podeis consultar en nuestra web o, también, ahora ya podéis visitarnos en nuestro domicilio, C/ Antich, 6-4º-A de Palma. O si es solo una consulta, llamarnos a los teléfonos que aparecen  en nuestra web. Siempre a vuestra disposición.