En algunas ocasiones hemos mencionado que estuvimos a punto de comprar una iglesia desacralizada en un pueblo de Mallorca… “de cuyo nombre no queríamos acordarnos”… para montar la sede de la Fundación. Ya comentamos el tema en nuestro último artículo, https://fundacionpepbonetcapella.com/sedesocial/
No funcionó, más que nada porque la alcaldía, más que ayudar, puso pegas. Mucha legislación para “asustar nuestro proyecto” y, sin embargo, les parecía excelente que, al ser un proyecto social, una fundación, el pueblo tendría un servicio más… En la alcaldía del pueblo deolvidado nombre no tenían nada claro lo del “quid pro quo”. En fin, si fuéramos más mercantilistas, ahora hablaríamos de los gastos que nos generó la fallida idea, de dinero tirado.
En lugar de eso, recordaremos, con cariño, algunas de las cosas que llegamos a soñar.
Como buena iglesia que había sido, tenía una sala diáfana de 100m2, quedaba perfecta para un doble uso, mesas movibles con los equipos de trabajo y reconvertible a sala de cursos y conferencias, ¡con la sólida tarima de lo que fue el altar!
La puerta que se ve es la entrada de la calle, con un cerramiento y una segunda puerta cristalera, en el sotacoro, quedaba perfecta una recepción. Arriba, en el coro se instalaba el despacho de dirección, dominando el cotarro. El resto de la sala iba a ser La Fundación.
Había más detalles proyectados, por ejemplo estanterías de madera hasta el techo, algunas con control de humedad para archivo seguro de material fotográfico antiguo, no digital, proyector de video, ventilador central de varios metros de diámetro, etc. Pero demos por cerrado el sueño y volvamos a la realidad.
Miramos más locales, pero los precios, comparados con una iglesia declarada como “edificio de servicios”, eran desorbitados… ¡y no tenían tanto glamour! Total, que decidimos habilitar el lugar donde reside la Fundación desde sus inicios, es más pequeño, no podremos hacer actividades multitudinarias, no tenemos un rosetón que nos aporte “luces divinas”, nos abstendremos de montar recepción, vamos, que nos quedamos con algo menos de la mitad de espacio que en la iglesia, ¡PERO LA ILUSIÓN ES LA MISMA!
Una vez decidido, empezamos por vaciar la zona a “fundacionar”, hubo que hacer una mínima obra, electricidad, pintura y amueblar. A decir verdad, nos ha salido muchísimo más económico lo actual que el proyecto iglesia. Para empezar, la iglesia era a comprar y, como se intuye en las fotos, había que sanear la construcción, revisar cubiertas, bastante albañilería, fontanería y electricidad, algunas vigas a cambiar, era la iglesia y la rectoría. Iba a ser un importante desembolso que nos aterraba.
En el proyecto actual, con un poco de pintura, unos enchufes y algo de cable ha quedado todo resuelto… y los muebles había que comprarlos, tanto aquí como allí… es más, allí había más m2, más muebles.
Y, ¡por fin!, ha llegado el día, todos los enchufes puestos, las paredes pintadas y decoradas, los accesorios de cafetería recibidos, un montón de cacharritos clasificados en cajas, las cámaras ubicadas, fundas protectoras para todo el instrumental, luces puestas, un monitor para apoyar conferencias con imágenes, sillas para todas las visitas, etc… ¿Qué más se puede pedir?
La mesa de comedor donde estaban las cámaras y un cuartito atestado con apenas 6 m2 para una mesa y un ordenador se han convertido en estas dos mesas (en realidad 3, que la BONET I tiene mesa propia) con toda la amplitud que se ve en la foto. No diré que “por fin se puede trabajar” porque ya trabajaba, pero ¡qué agradable! ir sobrado de espacio, tener todo instalado y operativo. Es cierto que cursos y conferencias “deberán caber” en este espacio, ¡nada que ver con la iglesia! El sentido común nos dice que nuestras reuniones sociales quedan relegadas a 8-10 personas y que, además, habrá que hacerlas sentados en las mesas de trabajo, en las mesas donde residirá el equipo. Es un inconveniente, pero es lo que tenemos… ¡Aun soñamos con la existencia de un mecenas que lo resuelva!
El resto de esta habitación lo hemos convertido en “el rincón de pensar”, no para castigar a nadie, sino para intercambiar ideas delante de un café, cosa que siempre da buen resultado.
No recuerdo en que ocasión comenté que mi formación es autodidacta, pero no de generación espontánea. Lo poco que sé ha salido de leer mucho y de escuchar atentamente a los que saben más que yo. En “el rincón de pensar”, además de frigo, microondas y cafetera para las flaquezas terrenales, he reunido la mayor parte de la bibliografía que me ha ayudado a formarme… Que los “pensadores” aclaren sus ideas mientras se relajan.
En fin, hemos montado una sala de trabajo, físico y mental.
Y, parafraseando a Tolkien y sus anillos, dos espacios para producir documentos y un espacio para controlarlos a todos. Aparte hemos montado un despacho de dirección, con zona de reuniones para programar futuras campañas, donde montar nuestras tormentas de ideas para ambiciosos proyectos. El eterno niño que llevo dentro me hace soñar con que la Fundación llegue algún día a ser como el estudio de Sir David Attenborough, ¡mi héroe!
Sueños aparte, El equipo de la Fundación está muy volcado en nuestros fines, gozamos haciendo lo que hacemos y somos felices de compartirlo. Nuestra máxima aspiración es que vosotros, lectores, seguidores o conocedores de nuestra Fundación os deis por aludidos y useis tanto nuestras instalaciones como nuestro saber, sea para aprovechar nuestro archivo, sea para crear material gráfico a medida de vuestros proyectos, sea para mejorar vuestra formación en el tema de imagen. Incluso, si no necesitais nada de eso para vosotros, dadle difusión, contádselo a vuestros amigos… uno nunca sabe lo mucho que puede ayudar saber “donde encontrar ayuda”, valga la redundancia.
En realidad estos son los objetivos de “fundacionpepbonetcapella.com”, nuestros objetivos. Los podeis consultar en nuestra web o, también, ahora ya podéis visitarnos en nuestro domicilio, C/ Antich, 6-4º-A de Palma. O si es solo una consulta, llamarnos a los teléfonos que aparecen en nuestra web. Siempre a vuestra disposición.
Hay momentos en los que tenemos la sensación de haber abandonado a nuestros seguidores, pero es que nuestra Fundación no es una excusa para relleno de redes sociales, las redes siempre están en segundo o tercer lugar. Ya hicimos el mismo comentario en marzo pasado, en otro artículo, http://xhl.dd1.mytemp.website/sexualidad-de-las-higueras-y-su-polinizacion/. Los trabajos propios de la Fundación a veces nos ganan y no queda tiempo para la socialización. De hecho no paramos de trabajar, por ejemplo, no hemos terminado con el tema de la sexualidad de las higueras, como se puede ver, y nos hemos puesto de obras.
A lo largo de estos años de andadura hemos buscado dónde instalar nuestra sede “pública”, donde “recibir” a colaboradores y amigos con algo de rimbombancia y, sobre todo, comodidad. La Fundación, nos hemos hartado de decirlo, está dedicada a la creación de imágenes de naturaleza, en formato macro y micro. En realidad, 40 años antes de “inventar” la Fundación, yo, a título personal, ya creaba imágenes, por puro placer, flores, frutos y semillas fueron el germen de nuestra actual organización.
La verdad es que, para mis fotos, las que hacía y las que sigo haciendo, como la de portada, me resulta más que suficiente una habitación de 2x3m… y salidas al campo. Con eso el trabajo de creación de la Fundación está asegurado, pero en tan poco espacio no caben visitas. El problema es que al crecer, al “fundarme”, al crear un equipo para compartir todos mis conocimientos y el trabajo de una vida, empieza a ser necesario disponer de instalaciones, poder reunir a varias personas alrededor de nuestras cámaras, poder sentarnos, un equipo, alrededor de una mesa y planificar reportajes o planificar apoyos a sesudas investigaciones. Incluso, por qué no, impartir cursos y conferencias, lo que se llama “crear escuela”. Vamos, que hace tiempo que necesitamos una sede pública.
Esta ha sido una de nuestras prioridades de estos últimos años, buscar sede. Tenemos un problema, que nuestra economía no es la de las grandes y famosas fundaciones, ni somos banqueros ni somos millonarios. Hace unos años, en el límite de nuestra economía, encontramos una iglesia desacralizada en un pueblo “de cuyo nombre no quiero acordarme”. Después de muchos números, de muchas previsiones, casi casi de llegar al cuento de la lechera, lo intentamos. Teníamos presupuestados todos los sacrificios que iban a ser necesarios, hasta las futuras privaciones estaban previstas… hasta que el Ayuntamiento del pueblo empezó a poner trabas, que si el local estaba acreditado “como servicios”, que si se debían cumplir toda una serie de requisitos, que si “tal cosa y tal otra” no eran legales, etc, etc. Simultáneamente, al ser “servicios”, que el Ayuntamiento se reservaba ciertos derechos y utilidades… Vamos, una especie de propuesta de “la Fundación paga y el pueblo tiene un servicio más”… Menos mal que no se incluia el derecho de pernada. ¡Nuestra pobre economía no está para regalos de este tipo!
Mientras la Fundación seguía creando imágenes le hemos seguido dando vueltas a la necesidad y hemos decidido adaptarnos “a lo que tenemos”. En el domicilio legal de la Fundación segregaremos una parte de la vivienda, algo más de 70m2, y los dedicaremos a local social.
Ya veis que ahora mismo estamos en obras, más motivos para no atender redes sociales, como se puede ver en la foto. El estudio de 6m2, donde se ha gestado una buena parte del archivo de la Fundación, “crecerá” hasta 36m2… ¡Ahora ya cabrán visitas! Es más, ya podremos impartir formaciones, crear encuentros de fotógrafos, mostrar trabajos comentados de auténticos especialistas, etc. La Fundación ya podrá “socializar”. Además, se abre un despacho de dirección y archivo, casi igual de grande, para las gestiones privadas, necesarias para nuestro funcionamiento. En previsión de la socialización habrá microondas, cafetera y frigorífico, “que las penas con pan son menos” y los servicios de higiene necesarios. Estamos creando un espacio de trabajo.
Ciertamente, el proyecto de la iglesia era más glamuroso, creaba una sede con carácter, un techo a 5m impone, dar conferencias en una tarima donde hubo un altar impone, montar el despacho de dirección en lo que fue el coro de una iglesia impone. Esta solución actual no deja de ser una oficina vulgar, pero, realmente, la iglesia se limitaba a doblar la superficie, que se quedaba en unos 150m2… ¡más bonitos! A efectos prácticos, lo único que nos limitará es que nuestros encuentros no deberán pasar de unas 15 personas mientras que en la iglesia se podían plantear actividades para más de 40… ¡limitaremos nuestra vida social… y no será tan “cuqui”!
En esas estamos. Por descontado que en cuanto lleguen todos los muebles, acabemos todas las obras y decoremos las nuevas instalaciones le daremos “el bombo y platillo” que se merece. Mientras “nos las arreglaremos como podamos”, que sabido es que vivir entre obras siempre molesta, cosa que sabe cualquier pareja.
No obstante, siempre seguiremos buscando una sede ideal; un lugar donde podamos dar todo el esplendor a nuestra Fundación social y acciones formativas y divulgativas, y que podamos asumir, quizá de un mecenas o colaborador que tenga una casa o espacio en desuso y desee contribuir a nuestros mismos objetivos y al bien social.
En 2022, J. L. Gradaille y un servidor, publicamos un libro sobre la dispersión de las plantas, en particular las de las Baleares. Fue una bonita forma de conjugar media vida de fotografías de frutos y semillas con una idea que le rondaba a J. L. Gradaille de dar difusión a los distintos tipos de dispersión que usan las plantas. Nos pareció que “DIÁSPORAS” definía perfectamente esa vida secreta de las plantas, esas cosas que hacen unos seres, teóricamente inmóviles, “paseándose” a lo largo y ancho de este mundo.
Es del parecer general que las plantas son “seres inferiores”, al menos inferiores a los animales, algo menos sosas que una piedra. Se puede jugar con una mascota, pero una planta es “sosa”, no da lametones… como mucho nos regala algunos aromas y algunos colores… ¡Eso cree mucha gente!
¡Nada más lejos de la realidad! Cierto que las plantas no poseen ni sistema nervioso ni músculos… ni cerebro conocido ¡En la Universidad de Florencia existe un “Laboratorio de neurobiología vegetal”! ¿Hemos de pensar que los florentinos han perdido la cabeza?.
Recomendamos leer el siguiente artículo de nuestro blog, http://xhl.dd1.mytemp.website/comunion-con-la-naturaleza/, los olivos tienen la capacidad de detectar tormentas de agua, frio y nieve y son capaces de mover sus hojas a voluntad. Y, como cito en el artículo, leed a Francis Hallé o a Stefano Mancuso (El “neurobiólogo vegetal”) para dejar de menospreciar la “inteligencia” de las plantas.
Esta introducción viene a cuento de las técnicas de dispersión que tienen las plantas. Unas ponen flotadores a la semillas, para que se alejen nadando. Otras las dotan de vilanos para que floten en el aire y se las lleve el viento. Hay plantas de hacen crecer ganchos en las semillas para que se enganchen en el pelo de los animales que las rozan. Las hay que recubren la semilla de pulpa azucarada para que las coman y las defequen lejos. Etc. etc. Está claro que unos seres clavados al suelo por unas raíces han encontrado la manera de “urbanizar” nuevas tierras.
Hay dos técnicas de dispersión, una dispersar las semillas por “disparo o explosión del fruto” y otra dotar a la semilla de una bola de comida llamada eleosoma, compuesta de grasa, proteina y azúcares que gustan de sobremanera a las hormigas, que han puesto de manifiesto una imprecisión en “DIÁSPORAS”.
Las plantas pueden recurrir a UN tipo de dispersión o a VARIOS. A veces procuran sumar varios beneficios, por ejemplo conseguir expandir su territorio y, además, conseguir que alguien entierre las semillas para mejor germinar. Un truco muy común es usar a las hormigas, la llamada mirmecocoria. Se ofrece comida a las hormigas, típicamente en forma de eleosoma, y estas llevan las semillas a sus galerías, bajo tierra. Pero también es corriente que algunas plantas hagan explotar sus frutos para que las semillas salgan disparadas, lejos de la planta madre.
La autocoria en forma de disparo, pusimos en nuestro libro, la usan por ejemplo Euforbiáceas o Zigofiláceas,
ello incluye al Ricinus communis entre otros. En general, estas plantas, ellas mismas, son dispersoras de su material genético pero es común que estas semillas vayan dotadas de eleosomas que buscarán con fruición las hormigas. Entonces cómo debemos definirlas, ¿autocoria o zoocoria? En nuestro libro pusimos las Euforbias como autocoria y el Ricino como zoocoria. Ambas definiciones son ciertas y ambos taxones deberían haber coincidido en la misma dispersión, una u otra o las dos a la vez.
Gracias a este comentario hemos descubierto una imprecisión en el texto de nuestro libro que, en futuras reediciones, habrá que matizar. Solo somos fotógrafos, no biólogos, pero intentamos ser muy precisos con lo que comentamos.
Ya véis nuestras posibilidades, queríamos explicar esta imprecisión respecto al Ricinus communis y, sin ningún problema, hemos recogido unos frutos de esta planta y nos hemos montado unas fotos y un video para hacer más amable el artículo.
También es cierto, como publicamos hace unos días en el artículo http://xhl.dd1.mytemp.website/nada-es-lo-que-parece/, que esta simple “rectificación” ha representado una salida al campo a recoger unas ramas con fruto de Ricinus communis, unas horas de grabación de video hasta tener la “explosión”, 15 tomas fotográficas para tener una semilla bien enfocada con profundidad de campo y unas horas de edición y montaje. Esta es nuestra idea de hacer las cosas bien y la practicamos desde fundacionpepbonetcapella.com para “todos los públicos”. Siempre a vuestra disposición.
Llevamos publicando, como Fundación, desde enero de 2021 y nuestros archivos se remontan a mas de 45 años atrás, “toda una vida fotografiando naturaleza”.
Cojamos, por ejemplo, la foto de portada, una avispa depredadora de las avispas polinizadoras de los higos. La inmensa mayoría de fotógrafos dependen de un “clic” único, pasean la cámara y, cuando ven “algo” le “disparan”… algo asi como ir de caza. Hemos supuesto fotos con cámara, con objetivos, quizá con flash y trípode. De las fotos de móvil ni hablamos.
Nuestro estilo de fotografía es algo diferente. Nos hemos especializado en macrofotografía y, por decisión propia, cada una de nuestras fotos debe ser ampliable a 1mx1m, esto implica profundidades de campo espectaculares y megapixels “por un tubo”. Trabajamos con 128 Gigas de RAM.
Siguiendo con el ejemplo, esta avispilla de un par de milímetros se desarrolla en el interior de los higos de higuera macho, las cabrahigueras. Cuando emprendimos este tema, lo primero que hubo que hacer fue localizar cabrahigueras “cercanas” y “accesibles”. La naturaleza sigue un ciclo propio, concretamente las cabrahigueras desarrollan tres añadas de higos, mamas, prohigos y mamonas, a la entrada de primavera, en verano y en otoño. Esto representa tres generaciones de insectos varios, los polinizadores (Blastophaga psenes), el depredador de la foto y una colección de parásitos de ambas avispas. Para hacer un seguimiento de esta fauna es necesario ir recolectando metódicamente higos de cada añada, higos en plural. Es asi porque lo que ocurre “dentro del higo” no lo ves hasta que lo abres y por pocos días de diferencia puede haber, o no, insectos fotografiables. Esto significa decenas de viajes a la cabrahiguera, concretamente, entre B.psenes y P. caricae, existen en nuestro registro 26 sesiones fotográficas, ¡hemos ido más de 26 veces a buscar cabrahigos para fotografiar!… mejor que esté cerca y accesible (ahora mismo sabemos de cuatro cabrahigueras creciendo en terreno privado, vallado, al que solo en dos ocasiones hemos coincidido con los dueños. Fueron muy amables, pero no viven en sus tierras).
A efectos de búsqueda de modelos y, ya que estamos, para presumir de “Fundación VERDE”, jajaja, usamos mayormente este triciclo todo terreno para recolectar muestras. Hay una razón más importante que el postureo o cualquier pretensión de ser más ecologistas que los demás. Nuestros sujetos suelen estar en el campo, muchas veces en caminos vecinales, de vez en cuando intransitables. También es normal usar material hallado en cunetas de carretera. En cualquiera de estos casos, un coche es rápido para llegar, pero un estorbo in situ, dejar el coche estorbando no es una opción. No necesitamos que el código de circulación nos prohiba aparcar en una carretera sin arcén, nuestro sentido común ya nos indica que no hay que provocar accidentes ni molestar al resto del mundo.
Ahora mismo, la Fundación tiene clasificados 885 archivos diferentes, no todos tan completos como el ficus carica, pero haceros a la idea que si dos simples avispas no mayores de 2mm nos han costado más de 26 viajes (el archivo de Ficus carica contiene más cosas, además de los polinizadores), con 885 archivos ya hablamos de MILES Y MILES de desplazamientos a recoger y fotografiar modelos, unas veces en el campo, otras en nuestras instalaciones.
Por seguir con ejemplos diferentes, la Merendera filifolia. Nace la flor con las primeras lluvias, a finales de agosto, la flor se mustia, se seca y desaparece… días después empiezan a salir unas hojas finas, “de hierba”, muy parecidas a los brotes verdes de otras plantas. ¡Tardamos tres temporadas, tres años, en identificar que las semillas de la foto pertenecen a M. filifolia! No es que no nos esmerásemos, clavamos estacas identificables en una zona de Merenderas. Es que “algún alma caritativa” pensó que las estacas “no eran naturales” y las arrancó. Por descontado que nos tocaron unos cuantos viajes a bosques donde creciera esta planta. De hecho perdimos la segunda temporada, pero para la tercera teníamos como media docena de localizaciones, al estilo de “grandes directores de cine”,con planos detallados al milímetro… Conseguir estas dos fotos, ¡tres años de dedicación!
Ya veis que solo recoger las muestras representa un buen nivel de trabajo. Una vez la muestra en nuestro estudio no hemos hecho más que empezar. Veamos otro ejemplo, la cara de esta hormiga.
La foto está hecha con un objetivo Karl Zeiss, un Luminar de 25mm, un objetivo diseñado para cámara y microscopio, de muy buena calidad, pero que a una ampliación de X15, la ampliación de la cara de la hormiga, presenta una profundidad de campo de escasas 30 micras, ¡de escasos 0,03mm! ¡Solo el ojo ya es más grande!
Existen soluciones, pero todas se pagan con trabajo. Ahora que vivimos en una era digital, incluso tenemos ordenadores potentes y programas que saben hacer milagros, ahora que presumimos de ¿Inteligencia? Artificial, teniendo como tenemos maquinaria de precisión, nos pudimos permitir hacer 50 fotos avanzando cada vez “las escasas 30 micras”, “fabricamos” una profundidad de campo 1500 micras, de 1,5mm. Fijaros en la foto que, a duras penas, solo hay foco para la cara ¡y no toda!
Solo eso ya es un palo, vosotros veis “una” cara, pero en realidad se fotografiaron 50 planos de la misma cara.
Por aquello de poder ampliar a un metro, hay que exprimir al máximo las posibilidades de una cámara de 51 megapíxels. O sea, las fotos tomadas en RAW con su consiguiente revelado. La inmensa mayoría de fotógrafos confía en el revelado interno de su cámara, no tiene por que ser malo, pero la máxima calidad no se puede estandarizar. Cada foto tiene una luz diferente, a cada foto la define un determinado contraste, habrá luces, reflejos y sombras que, bien gestionadas en cada una de las fotos, nos darán más o menos definición, más o menos calidad de la imagen final… Resumiendo, no queda otra que tratar las 50 fotos a nivel individual para obtener la mejor imagen de la hormiga.
Al programa de apilado me niego a llamarlo “inteligente”, pero SI tiene una capacidad de trabajo que yo no tengo ni tendré nunca. Analizar 50 tomas de 51Mpx, en los tres colores básicos, RGB, medir los 7650 millones de píxels reales, uno a uno, cada uno con sus 65.536 niveles definidos, detectar quien está mejor enfocado, situarlos en la posición adecuada y, por el mismo precio, regular que todos tengan una uniformidad de luz… El programa no será inteligente, pero una bestia de carga si es.
Para la memoria de la Fundación del año 2023 conté que habíamos ampliado nuestros archivos en 781 fotos nuevas, por ejemplo la foto de portada o la del nacimiento de P. caricae. El número no impresiona, pero luego tuve la paciencia de contar cuantos disparos representaron estas 781 fotos…¡más de 17000 disparos! La hormiga fueron 50, alguna foto con uno solo, otras con 600, incluso sesiones de centenares de disparos que, una vez revelados y apilados, resultaron un fracaso, o alguna metedura de pata, vamos, que hecho el trabajo la foto terminó en la basura.
Esta es nuestra Fundación, es nuestra Pasión, es algo con lo que disfrutamos, tanto de hacer las fotos (en nuestra casa las fotos se “hacen”, nunca “tiramos” fotos) como disfrutamos de compartirlas. Muchas veces lo hemos dicho y lo mantenemos, la Fundación Pep Bonet Capellá existe para compartir trabajos y para compartir conocimientos.
Si este artículo te parece interesante, dale difusión. Quizá tú no necesites nuestra colaboración, pero puede haber gente con grades ideas que las podrían mostrar mejor con buenas fotos.
En Mallorca decimos “o torrer o pescador”, traducido, “o farero o pescador”. En castellano es “no se puede estar en misa y repicando”.
A nosotros bien que nos gustaría publicar un artículo diario, pero, o hacemos fotos o escribimos. Hace unas semanas que hemos retomado un tema del que ya teníamos alguna foto, el tema de la sexualidad de las higueras.
Las plantas son seres sexuales, como los animales, solo que usan técnicas de fertilización diferentes, en vez de gónadas, las plantas tienen gametangios y, en lugar de esperma, las plantas usan polen y, en lugar de copular, se mandan el polen “por correo”… ¡no tiene tarto glamour pero funciona!
Las plantas, para su fertilización, como que están ancladas por sus raíces, tienen que recurrir a ayudantes que transporten su polen. Usan el aire, el agua o animales varios, en especial una cohorte de insectos. Por ejemplo esta Zannichellia pedunculata se limita a soltar el polen en la charca donde crece y el polen, flotando, ya llegará a alguna flor hembra, su ayudante es el agua.
Pues bien, las higueras pertenecen al extenso grupo de plantas que se sirven de insectos para distribuir el polen, con un método propio.
Estamos acostumbrados a las flores y a las abejas, de hecho hay quien piensa que solo las abejas polinizan… ¡demasiado simple! Polinizadores son las abejas, por descontado, pero también las moscas, los abejorros, las mariposas, algunos escarabajos, las hormigas, algunas arañas, lagartijas, algunos pájaros, vamos, cualquier bicho que coma algo de las flores, normalmente néctar o unos jugos con olores putrefactos (dedicados en especial a las moscas) o que se revuelque entre las flores como algunos abejorros intentando copular con orquideas. Las flores se las ingenian para reclutar ayudantes… y se las ingenian bien.
En el caso de las higueras la cosa se complica porque las higueras son “plantas con flores”, pero dichas flores no están a la vista, están “dentro de los higos”, tanto flores femeninas como masculinas. En realidad la pulpa que nos comemos son las flores femeninas de la higuera. En las fotos de abajo un corte de un higo, el de toda la vida, el que nos comemos… ¡y eso colorado son flores!
Y lo de estas fotos de arriba es lo que termina de complicar la sexualidad de las higueras, pertenece a un corte de un prohigo, una de las tres cosechas que dan las higueras macho y que es el higo cuyas flores producen polen.
Cualquier polinizador que se precie, para polinizar debe entrar primero en un prohigo, recoger polen de su interior y volar a un higo hembra, conseguir colarse en su interior y hacer su trabajo. Mucha complicación para un polinizador común que tiene a su disposición flores más asequibles.
Dicen que el mundo es de los audaces, de los que hacen de la necesidad virtud. La higuera lo ha hecho. Ha creado un mutualismo con unas avispas diminutas, tanto que no superan 1,5mm. La higuera macho (el público solamente suele relacionarse con las higueras hembras, las que dan brevas e higos) da tres cosechas de higos, una, llamadas mamas, que nacen a finales de otoño y que se pasan el invierno, aparentemente verdes, en las ramas desnudas de la higuera, en solitario. Otra cosecha, llamadas prohigos, que nacen a finales de invierno, al empezar a apuntar la primavera, cuando nacen las primeras hojas. Y la tercera cosecha, llamadas mamonas, que empiezan a aparecer a finales de verano.
De las tres cosechas de la higuera masculina, la cabrahiguera, (en Mallorca se las llama “higueras bordes” porque no dan buenos higos “comibles”), las mamas, prohigos y mamonas, todas ellas tienen flores femeninas dedicadas en exclusividad a la reproducción de las avispas Blastophaga psenes. Solo los prohigos generan una zona de flores masculinas, rodeando el ostiolo por donde deberán salir, forzosamente, las avispas adultas para ir a polinizar “higos de comer” y, como no, para volver a depositar huevos en las siguientes cosechas de la higuera macho. Salir de una mama a poner huevos en un prohigo, salir del prohigo a poner huevos en los “higos de comer” y en la mamona y salir de la mamona para volver a poner huevos en la mama.
En la siguiente foto de un prohigo vemos las flores femeninas, convertidas en agallas, y las flores masculinas.
En estas agallas de las tres cosechas se desarrollan tres generaciones de avispas, Blastophaga psenes, que, concretamente en verano, procedentes de la generación de los prohigos, son la única opción a transportar polen que se dedicará a polinizar los higos que nos vamos a comer a finales de verano, allá agosto.
A todo esto, es obligado decir que la inmensa mayoría de higueras europeas y americanas actuan como partenocárpicas (no lo son exactamente) y no necesitan polinización, pero las higueras asiáticas si que lo necesitan. De todas formas, las cabrahigueras “van a lo suyo”, tienen un mutualismo que mantener y lo mantienen.
En esta otra foto, un detalle de la eclosión de avispas macho y hembra.
Dado que este es un artículo de divulgación y una muestra del trabajo que hacemos en la Fundación, veamos algunas curiosidades del macho de Blastophaga psenes.
En primer lugar, los machos nacen sin alas, nacen condenados a no salir del higo que les vió nacer. Buenas patas y buenas garras y un gran órgano copulador, predestinados a la fertilización de las hembras.
Pero, además, cumplen con otra función. Las hembras, para salir, solo lo pueden hacer a través de las brácteas del ostiolo y esto, para un bicho milimétrico, es tremendamente duro y complicado. Los machos alcanzan la madurez antes que las hembras, En el interior del higo de la cabrahiguera, sea cual sea la cosecha, se dedican primero a la fertilización y, una vez cubiertas la hembras, los machos se dirigen al ostiolo y empiezan a roer las brácteas, de tal manera que abren un túnel de salida. Una vez abierto el túnel, mueren dentro del higo que les vio nacer, sin salir al exterior. Cuando las hembras quieran entrar en higos ajenos nadie les va a abrir túneles, deberán entrar por la fuerza. Esto hace que, en la entrada, pierdan alas, antenas y, a veces, alguna pata, nunca volverán a salir del higo que han abordado.
Las hembras nacen aladas, nacen para repartir polen a las higueras cercanas, de “higos de comer”, y para poner huevos y reproducirse en las añadas de higos de la cabrahiguera.
Hay otra curiosidad, la higuera, en la defensa de su mutualismo, ha dispuesto que las avispas solo puedan reproducirse en mamas, prohigos y mamonas, nunca en los “higos de comer”. ¿Qué cómo lo ha logrado? Muy fácil, en la foto de arriba, de la avispa hembra, se ve, en el culo, un aguijón negro y, debajo, algo parecido a un pelo, se trata del ovopositor. La avispa, para poner huevos, tiene que hacerlo con su órgano ovopositor y debe depositar los huevos en el interior de la flor, en el ovario, para que sean viables. No vale “dejarlos a medio camino y ya se colocarán”.
El gineceo de la flor se compone del ovario, evidentemente, y de un tubo de acceso llamado estilo, entre otros. Pues bien, las flores de todas las cosechas de la cabrahiguera, mamas, prohigos y mamonas, tienen un estilo cortito, tanto que el ovopositor consigue llegar al fondo. Pero en los “higos de comer”, el estilo es un tubo larguísimo para la avispa. Gracias a esta estratagema, en los “higos de comer”nunca encontraremos avispas en reproducción… Ello no significa que no pueda haber “habitantes” en los higos. Antes de comer higos es conveniente abrirlos y mirarlos, hay otros insectos que se aprovechan de los azúcares para reproducirse dentro del higo, como algunas moscas.
El tema resulta fascinante, tanto que hay libros enteros dedicados a la reproducción de higueras y a sus insectos mutualistas. En nuestro caso solo pretendíamos un artículo divulgativo y que nuestros lectores vean cual puede ser nuestra aportación como Fundación a sus trabajos, sean científicos, sean divulgativos.
Las fotos son nuestras, los conocimientos debemos agradecérselos a Joan Rallo García, técnico de Extensión Agraria, un erudito en el tema, que publicó “La sexualitat de les figueres i el seu insecte pol.linitzador”, Quaderns d’Agricultura nº 20 de la Conselleria de Medi Ambient, Agricultura i Pesca del Govern de les Illes Balears.
El libro son 290 páginas, lo nuestro solo un divertimento, ampliable, claro que si. Uno de los fines de la Fundación es la divulgación, preferentemente de toda nuestra estructura fotográfica, tanto de nuestro instrumental como de nuestros archivos (este artículo es una muestra). Estaremos encantados de compartir nuestros conocimientos, técnicos fotográficos y lo poco que hemos ido aprendiendo de biología.
Si os ha parecido interesante, compartidlo. Igual podemos ayudar gráficamente a gente que haga exquisitos y sesudos trabajos científicos o divulgativos.