¡MONTAMOS NUESTRA SEDE SOCIAL!

¡MONTAMOS NUESTRA SEDE SOCIAL!

Hay momentos en los que tenemos la sensación de haber abandonado a nuestros seguidores, pero es que nuestra Fundación no es una excusa para relleno de redes sociales, las redes siempre están en segundo o tercer lugar. Ya hicimos el mismo comentario en marzo pasado, en otro artículo, https://fundacionpepbonetcapella.com/sexualidad-de-las-higueras-y-su-polinizacion/. Los trabajos propios de la Fundación a veces nos ganan y no queda tiempo para la socialización. De hecho no paramos de trabajar, por ejemplo, no hemos terminado con el tema de la sexualidad de las higueras, como se puede ver, y nos hemos puesto de obras.

A lo largo de estos años de andadura hemos buscado dónde instalar nuestra sede “pública”, donde “recibir” a colaboradores y amigos con algo de rimbombancia y, sobre todo, comodidad. La Fundación, nos hemos hartado de decirlo, está dedicada a la creación de imágenes de naturaleza, en formato macro y micro. En realidad, 40 años antes de “inventar” la Fundación, yo, a título personal, ya creaba imágenes, por puro placer, flores, frutos y semillas fueron el germen de nuestra actual organización.

La verdad es que, para mis fotos, las que hacía y las que sigo haciendo, como la de portada, me resulta más que suficiente una habitación de 2x3m… y salidas al campo. Con eso el trabajo de creación de la Fundación está asegurado, pero en tan poco espacio no caben visitas. El problema es que al crecer, al “fundarme”, al crear un equipo para compartir todos mis conocimientos y el trabajo de una vida, empieza a ser necesario disponer de instalaciones, poder reunir a varias personas alrededor de nuestras cámaras, poder sentarnos, un equipo, alrededor de una mesa y planificar reportajes o planificar apoyos a sesudas investigaciones. Incluso, por qué no, impartir cursos y conferencias, lo que se llama “crear escuela”. Vamos, que hace tiempo que necesitamos una sede pública.

Esta ha sido una de nuestras prioridades de estos últimos años, buscar sede. Tenemos un problema, que nuestra economía no es la de las grandes y famosas fundaciones, ni somos banqueros ni somos millonarios. Hace unos años, en el límite de nuestra economía, encontramos una iglesia desacralizada en un pueblo “de cuyo nombre no quiero acordarme”. Después de muchos números, de muchas previsiones, casi casi de llegar al cuento de la lechera, lo intentamos. Teníamos presupuestados todos los sacrificios que iban a ser necesarios, hasta las futuras privaciones estaban previstas… hasta que el Ayuntamiento del pueblo empezó a poner trabas, que si el local estaba acreditado “como servicios”, que si se debían cumplir toda una serie de requisitos, que si “tal cosa y tal otra” no eran legales, etc, etc. Simultáneamente, al ser “servicios”, que el Ayuntamiento se reservaba ciertos derechos y utilidades… Vamos, una especie de propuesta de “la Fundación paga y el pueblo tiene un servicio más”… Menos mal que no se incluia el derecho de pernada. ¡Nuestra pobre economía no está para regalos de este tipo!

Mientras la Fundación seguía creando imágenes le hemos seguido dando vueltas a la necesidad y hemos decidido adaptarnos “a lo que tenemos”. En el domicilio legal de la Fundación segregaremos una parte de la vivienda, algo más de 70m2, y los dedicaremos a local social.

 

Ya veis que ahora mismo estamos en obras, más motivos para no atender redes sociales, como se puede ver en la foto. El estudio de 6m2, donde se ha gestado una buena parte del archivo de la Fundación, “crecerá” hasta 36m2… ¡Ahora ya cabrán visitas! Es más, ya podremos impartir formaciones, crear encuentros de fotógrafos, mostrar trabajos comentados de auténticos especialistas, etc. La Fundación ya podrá “socializar”. Además, se abre un despacho de dirección y archivo, casi igual de grande, para las gestiones privadas, necesarias para nuestro funcionamiento. En previsión de la socialización habrá microondas, cafetera y frigorífico, “que las penas con pan son menos” y los servicios de higiene necesarios. Estamos creando un espacio de trabajo.

Ciertamente, el proyecto de la iglesia era más glamuroso, creaba una sede con carácter, un techo a 5m impone, dar conferencias en una tarima donde hubo un altar impone, montar el despacho de dirección en lo que fue el coro de una iglesia impone. Esta solución actual no deja de ser una oficina vulgar, pero, realmente, la iglesia se limitaba a doblar la superficie, que se quedaba en unos 150m2… ¡más bonitos! A efectos prácticos, lo único que nos limitará es que nuestros encuentros no deberán pasar de unas 15 personas mientras que en la iglesia se podían plantear actividades para más de 40… ¡limitaremos nuestra vida social… y no será tan “cuqui”!

En esas estamos. Por descontado que en cuanto lleguen todos los muebles, acabemos todas las obras y decoremos las nuevas instalaciones le daremos “el bombo y platillo” que se merece. Mientras “nos las arreglaremos como podamos”, que sabido es que vivir entre obras siempre molesta, cosa que sabe cualquier pareja.

No obstante, siempre seguiremos buscando una sede ideal; un lugar donde podamos dar todo el esplendor a nuestra Fundación social y acciones formativas y divulgativas, y que podamos asumir, quizá de un mecenas o colaborador que tenga una casa o espacio en desuso y desee contribuir a nuestros mismos objetivos y al bien social.

PRECISIONES SOBRE EL LIBRO “DIÁSPORAS, FRUTOS Y SEMILLAS DE LA FLORA BALEAR, DISPERSIÓN”

PRECISIONES SOBRE EL LIBRO “DIÁSPORAS, FRUTOS Y SEMILLAS DE LA FLORA BALEAR, DISPERSIÓN”

En 2022, J. L. Gradaille y un servidor, publicamos un libro sobre la dispersión de las plantas, en particular las de las Baleares. Fue una bonita forma de conjugar media vida de fotografías de frutos y semillas con una idea que le rondaba a J. L. Gradaille de dar difusión a los distintos tipos de dispersión que usan las plantas. Nos pareció que “DIÁSPORAS” definía perfectamente esa vida secreta de las plantas, esas cosas que hacen unos seres, teóricamente inmóviles, “paseándose” a lo largo y ancho de este mundo.

Es del parecer general que las plantas son “seres inferiores”, al menos inferiores a los animales, algo menos sosas que una piedra. Se puede jugar con una mascota, pero una planta es “sosa”, no da lametones… como mucho nos regala algunos aromas y algunos colores… ¡Eso cree mucha gente!

¡Nada más lejos de la realidad! Cierto que las plantas no poseen ni sistema nervioso ni músculos… ni cerebro conocido ¡En la Universidad de Florencia existe un “Laboratorio de neurobiología vegetal”! ¿Hemos de pensar que los florentinos han perdido la cabeza?.

Recomendamos leer el siguiente artículo de nuestro blog,  https://fundacionpepbonetcapella.com/comunion-con-la-naturaleza/, los olivos tienen la capacidad de detectar tormentas de agua, frio y nieve y son capaces de mover sus hojas a voluntad. Y, como cito en el artículo, leed a Francis Hallé o a Stefano Mancuso (El “neurobiólogo vegetal”) para dejar de menospreciar la “inteligencia” de las plantas.

Esta introducción viene a cuento de las técnicas de dispersión que tienen las plantas. Unas ponen flotadores a la semillas, para que se alejen nadando. Otras las dotan de vilanos para que floten en el aire y se las lleve el viento. Hay plantas de hacen crecer ganchos en las semillas para que se enganchen en el pelo de los animales que las rozan. Las hay que recubren la semilla de pulpa azucarada para que las coman y las defequen lejos. Etc. etc. Está claro que unos seres clavados al suelo por unas raíces han encontrado la manera de “urbanizar” nuevas tierras.

Hay dos técnicas de dispersión, una dispersar las semillas por “disparo o explosión del fruto” y otra dotar a la semilla de una bola de comida llamada eleosoma, compuesta de grasa, proteina y azúcares que gustan de sobremanera a las hormigas, que han puesto de manifiesto una imprecisión en “DIÁSPORAS”.

Las plantas pueden recurrir a UN tipo de dispersión o a VARIOS. A veces procuran sumar varios beneficios, por ejemplo conseguir expandir su territorio y, además, conseguir que alguien entierre las semillas para mejor germinar. Un truco muy común es usar a las hormigas, la llamada mirmecocoria. Se ofrece comida a las hormigas, típicamente en forma de eleosoma, y estas llevan las semillas a sus galerías, bajo tierra. Pero también es corriente que algunas plantas hagan explotar sus frutos para que las semillas salgan disparadas, lejos de la planta madre.

La autocoria en forma de disparo, pusimos en nuestro libro, la usan por ejemplo Euforbiáceas o Zigofiláceas,

ello incluye al Ricinus communis entre otros. En general, estas plantas, ellas mismas, son dispersoras de su material genético pero es común que estas semillas vayan dotadas de eleosomas que buscarán con fruición las hormigas. Entonces cómo debemos definirlas, ¿autocoria o zoocoria? En nuestro libro pusimos las Euforbias como autocoria y el Ricino como zoocoria. Ambas definiciones son ciertas y ambos taxones deberían haber coincidido en la misma dispersión, una u otra o las dos a la vez.

Este “examen de conciencia” se lo debemos a www.tonitofa.com, ¡gracias @tonitofa! Nos comentó, a un artículo sobre el Ricinus communis, que había un ricino cerca de su casa que le “bombardeaba” con semillas, incluso que oía los “disparos”… Rápidamente lo hemos investigado. El artículo es https://fundacionpepbonetcapella.com/ricinus-communis-entre-la-medicina-y-el-terror/

Gracias a este comentario hemos descubierto una imprecisión en el texto de nuestro libro que, en futuras reediciones, habrá que matizar. Solo somos fotógrafos, no biólogos, pero intentamos ser muy precisos con lo que comentamos.

Ya véis nuestras posibilidades, queríamos explicar esta imprecisión respecto al Ricinus communis y, sin ningún problema, hemos recogido unos frutos de esta planta y nos hemos montado unas fotos y un video para hacer más amable el artículo.

También es cierto, como publicamos hace unos días en el artículo https://fundacionpepbonetcapella.com/nada-es-lo-que-parece/, que esta simple “rectificación” ha representado una salida al campo a recoger unas ramas con fruto de Ricinus communis, unas horas de grabación de video hasta tener la “explosión”, 15 tomas fotográficas para tener una semilla bien enfocada con profundidad de campo y unas horas de edición y montaje. Esta es nuestra idea de hacer las cosas bien y la practicamos desde fundacionpepbonetcapella.com para “todos los públicos”. Siempre a vuestra disposición.

 

 

¡Nuestro trabajo nos cuesta!

¡Nuestro trabajo nos cuesta!

Nuestro último artículo fue sobre la construcción de la BONET III, en febrero. Desde entonces está operativa, ¡trabajando!

Siguiendo nuestra filosofía de “Documentar y Compartir” recibimos una proposición, documentar gráficamente una colección de arenas de varias partes del mundo.

Si en botánica somos pardillos, en geología más. Pero no se trataba de hacer ciencia, sino fotografía y de eso algo sí sabemos. Empezamos la explotación de la nueva cámara.

Vamos por el 20% del archivo y ya tenemos varias constantes. Los granos de arena, mayormente, son de menos de un milímetro, habiéndolos de solo unas décimas. Esos granos presentan diferentes morfologías, es más, según su localización son de distinta composición, cuarzos, arenas volcánicas, restos de conchas calcáreas, etc. Otra característica importante es que las arenas de medios acuosos, marinos, en ocasiones están habitadas. Aparecen conchas de caracolas casi microscópicas o, mirando con finura, esqueletos de foraminíferos. En las arenas de desiertos no hemos encontrado “habitantes”. Incluso hemos observado que, según su cercanía a grandes corrientes de agua o a ríos de glaciar, contienen más o menos polvo microscópico, más o menos fango. ¡Todo un mundo en miniatura!

La verdad, como nunca se nos había ocurrido pensar en el tema, nos hemos quedado gratamente sorprendidos de este mundo en miniatura que representa la arena de una playa o de un desierto.

La otra sorpresa, esta vez esperada, es el rendimiento del objetivo de Karl Zeiss, el Luminar 25/3.5. Cuando la cámara estuvo operativa, empezamos por una batería de pruebas, de ampliaciones x7, x10, x15, x20 y x25 con distintas aberturas de diafragma. Por abreviar, el resultado fue que los mejores resultados, los más nítidos, siempre se daban con el diafragma abierto en su totalidad, con la consiguiente limitación de profundidad fe campo, entre 50 y 20 micras respectivamente, según ampliación.

El enturbiamiento de la imagen por dispersión de la luz es inexistente entre x7 y x20, a máxima apertura. Al pasar a x25, aunque se abra a f3.5, cuando queremos ampliar la imagen se nota que los bordes se empiezan a difuminar, todo y que, si no se hacen grandes ampliaciones o reencuadres muy fuertes, la imagen sigue siendo perfectamente funcional. También ayuda que el sensor de toma sea el de la Fuji GFX 50, de 50 megapixels en una superficie de 44×33 mm, con una respuesta extraordinaria en cuanto a latitud de exposición. La marca Fuji presume de alcanzar 14 puntos (el ojo humano, que es una maravilla, separa hasta 10 puntos) Nosotros no lo hemos medido, pero constatamos que algo de eso debe haber, ya que nos permite un gran dominio de luces y sombras, simultáneamente.

Las personas que hayan vivido una infancia cerca de un puerto de mar, seguro que habrán intentado pescar cangrejos entre las rocas de la escollera, metiéndose entre las grandes piedras. En mi infancia, con mi padre, íbamos a la escollera del puerto de Palma de Mallorca a pescar morenas y congrios, metidos entre los grandes bloques de piedra.

Como fotógrafos, lo espectacular de estas fotos de arenas, granos de menos de un milímetro, fotografiados por capas de entre 20 y 50 micras, es que hemos conseguido reproducir “el volumen”. Mirando las fotos de unos pocos milímetros, yo al menos, consigo tener la sensación de “poder bajar a los granos del fondo a buscar cangrejos”.

¡Digamos que la BONET III ha sido un buen negocio!

Y ya sabéis, si el tema os ha parecido interesante compartidlo. Estos artículos, más que escribirlos para nuestro ego lo hacemos para dar a conocer los trabajos de la fundacionpepbonetcapella.com y que, si algún investigador o comunicador de temas de ciencia cree que los puede usar, sepa cómo encontrarnos. Incluso que se sepa que nuestra Fundación no es un “almacén de recuerdos” (que sí, que tenemos “almacenado” todo nuestro trabajo), pero somos un taller de producción activo, capaces de colaborar en proyectos ajenos, creando documentación gráfica.

Las cosas no siempre salen como uno quiere

Las cosas no siempre salen como uno quiere

Ponerse a bucear en un archivo, lo que estamos haciendo con eso de escanear el archivo de la Fundación en alta definición, saca a relucir las meteduras de pata que se han cometido.

Pongamos por ejemplo estas fotos de Echinophora spinosa, fotos que se sacaron de una planta recogida en el Jardí Botànic de Sóller en 2005. En 2005, un servidor, el fotógrafo, hacía años que usaba gafas para poder leer (la edad no perdona)

El proceso de trabajo, en lo referente a las semillas, es siempre de laboratorio y estudio. Las plantas secas, con sus frutos y semillas se pasan a una mesa de trabajo y se hacen las selecciones que se crean mejores. Luego, usando desde bisturís hasta agujas se intenta seccionar y desmontar los frutos, buscar las dehiscencias, abrir vainas, etc.

En más de una ocasión ha salido a colación que “no somos científicos”, SOMOS FOTÓGRAFOS. Es importante el matiz porque, si bien intentamos resaltar los caracteres biológicos de la muestra, nuestra prioridad es la estética, defendemos la idea de que la ciencia y el arte son compatibles ¡Nos horroriza la foto del puñado de alubias sobre una cartulina blanca!

… Y eso es lo que hicimos con la Echinophora spinosa, empezar a trastear la muestras para abrir algunos frutos de la umbela y poder elegir las semillas más bonitas para fotografiarlas en sus receptáculos, poder mostrar un pequeño reportaje de la parte reproductiva de la planta.

Al hacerlo nos aparecieron unas ¿semillas? pequeñas, de alrededor de 1,5 mm, amarillas y que, con ojos de cincuentón, “nos dieron el pego”.

Sin dudarlo, compusimos y pasamos a la cámara… ¡Ingrata sorpresa, “las semillas se movían”!

Hay que entender que, para llegar a la cámara, habíamos ido a Sóller a buscar el material y llevábamos más de media hora trasteando… Además, estos “gusarapitos” de menos de 2 mm “tienen su gracia”.

Seguimos la frase “de perdidos al río” y les hicimos fotos a los “comedores de semillas de Echinophora”. No es lo que buscábamos, peeeero…

Alguien nos dirá que en 15 años que hace de esta historia, bien podríamos haber repetido las fotos con plantas sanas, ¡cierto! Pero estas tomas quedaron olvidadas en el archivo, debidamente clasificadas, pero olvidadas. Ahora que las hemos reencontrado hacemos el firme propósito de enmendar el fallo.

Nos encanta compartir nuestros conocimientos y nuestras técnicas, no nos cabe la más mínima duda de que del oscurantismo nunca sale nada bueno. Pero, aceptar la equivocaciones no solo nos hace más humanos, también nos conecta con el resto del mundo… ¡y eso es bueno!

En fin, parodiando a los publicistas, “si os ha gustado, contadselo a vuestros amigos”.

Reincorporación de la flor masculina de Ceratonia siliqua, algarrobo para los amigos

Reincorporación de la flor masculina de Ceratonia siliqua, algarrobo para los amigos

Dicen que el hombre propone y Dios dispone. No soy demasiado de frases hechas ni de convencionalismos, pero algo de eso hay. Por un desafortunado accidente (no grave) he tenido que estar unas semanas “en dique seco” y tener el blog un poco abandonado… Resueltas mis cuitas, ¡vuelvo a la batalla!

En la reincorporación (hay que empezar por algo, sea lo que sea) repasé y me faltaba la flor masculina de Ceratonia siliqua, algarrobo para los amigos. O sea, que aprovechando para hacer un poco de ejercicio con mi trike, me metí en un algarrobal con todo mi equipo… para “pedirle peras al olmo”.

Ya he hablado en otras ocasiones del macro extremo a base de tomas en planos diferentes y posterior montaje de las zonas enfocadas de cada plano. Dicho así parece fácil, pero si analizamos las imágenes ¡todo son problemas!

El primero es que enfocar planos diferentes obliga a adelantar o atrasar la cámara, por lo que el objeto cambia de tamaño en cada toma.

Yo me crie en el mundo de las ampliadoras y la foto química. Intentar superponer “a registro” (con coincidencia de todos los puntos) fotos de distinta escala era algo así como una epopeya. Solo en las imprentas, que tenían este problema a menudo, disponían de una cámara de fotos especial para controlar la escala, la “REPROMASTER”.

Actualmente este problema está superado, a través de IA y de procesadores matemáticos, gracias a que las imágenes se toman digitalmente sobre matrices de sensores colocados con precisión micrométrica. Midiendo el nivel de iluminación y las coincidencias laterales de millones de puntos de la imagen, aunque las escalas sean diferentes, se pueden superponer con precisión imágenes como las del dibujo.

Una vez que se tienen TODAS las imágenes perfectamente alineadas, una vez que el programa las ve perfectamente coincidentes en todos sus puntos, se hace otro milagro de la informática y de las matemáticas que la sustentan.

Alguna vez he hablado de la acutancia, recordémosla. Las cosas enfocadas se ven “limpias”, se ven con los bordes perfectamente definidos, mientras que en los desenfoques los bordes se difuminan. Este borde definido, este contraste entre luz y sombra, este intuir un canto vivo, es lo que a nosotros nos resulta “enfocado” mientras que la pérdida de detalle la entendemos como desenfoque.

Veamos, por ejemplo, en esta foto de arriba, los detalles de una zona enfocada, a la derecha, y otra desenfocada, a la izquierda. Está claro que en la zona enfocada se detectan unas pelusillas (nota: las fotos del escrito tienen escasos 300 píxels, lo justo para ver el efecto. Los originales están tomados a 8256×6192 píxels, con sensible mejor definición) En ambas muestras, derecha e izquierda, “hay los mismos pelillos”, el tronco es el mismo, sin embargo a la derecha somos capaces de ver blancos y sombras que nos permiten separar pelillos, básicamente diferencias de luz y sombra (acutancia), mientras que a la izquierda solo tenemos una mancha difusa que no nos permite saber dónde empieza ni donde acaba nada, ¡está desenfocado!

Hagamos un inciso, porque yo me niego a adorar la informática y a creer que un ordenador es “más inteligente que yo”. He citado que los programas de apilado, el tipo de programa que es capaz de analizar las “n” fotos, tomadas en distintas capas, que es capaz de seleccionar de cada foto los planos enfocados, vamos, que “recorta” todas las zonas enfocadas de las “n” fotos y que luego es capaz de recomponer el “puzle” usa IA, inteligencia artificial para los amigos. Reconozco la inmensa potencia de análisis y cálculo que aporta una máquina a nuestro servicio, incluso admito que a esto se le llame “inteligencia”, sobre todo porque se adjetiva como “artificial”. Pero ¡nada que ver con la inteligencia humana!

Lo que si es cierto, que es lo que se usa en este tipo de programas, es que se puede hacer un análisis de todos y cada uno de los píxeles de la imagen. Resulta relativamente fácil leer y medir los 50 millones de píxeles de la imagen original, compararlos uno a uno con los píxeles que le rodean y valorar si la diferencia de luz, de contraste, la acutancia en cada uno de esos 50 millones de píxeles, se puede considerar de “píxel enfocado” o de “píxel desenfocado”.

En la configuración del programa nos habrán permitido establecer los niveles de acutancia del análisis anterior, con lo que definiremos la precisión en la selección de zonas enfocadas. No siempre nos lo definirán por acutancia, los programadores ni se fían de nuestros conocimientos, ni emplean los mismos parámetros ni el mismo vocabulario. Es muy normal que, en las configuraciones nos dejen elegir la distancia máxima en píxeles entre diferencias de contraste, más o menos viene a ser lo mismo.

De esta manera conseguimos separar las zonas enfocadas de cada una de las capas que hemos fotografiado, para luego montar una única foto con la superposición de todos estos recortes y que se queda “con lo mejor de cada una”.

Lo que acabamos de ver funciona perfectamente en estudio, pero en la naturaleza, la foto macro in situ, presenta otro GRAN problema: EL AIRE MUEVE TODO CONTINUAMENTE.

Si repasamos la teoría anterior sobre el apilado de imágenes, tenemos el primer problema de la escala, solventable porque la escala se aplica A LA TOTALIDAD de píxels… y los ajustes de tamaño entre fotos son uniformes a toda la imagen. Sin embargo, si el viento mueve mi objeto, rama, flor, hoja, etc, las distintas tomas de cada plano son fotos diferentes. No solo sigo teniendo el cambio de escala de mi objeto, además el objeto no mantiene la misma posición respecto al fondo. Si pretendemos analizar la foto píxel a píxel resulta que no se puede obtener coincidencia porque no existe. Por eso he hecho la observación de que la IA es una inteligencia relativa.

Esto es lo que pasa cuando se pretende hacer un apilado, un macro extremo, de una foto in situ. Por ligera que sea la brisa es inevitable algún pequeño movimiento de nuestro sujeto y, al pasar al programa de apilado este se vuelve majara y termina seleccionando mal y montando peor.

Como que este artículo se refiere a flores de Ceratonia siliqua, la foto de portada es un racimo de flores hermafroditas, con los estambres ya resecos y los pistilos, fecundados, ya convertidos en futuras algarrobas.

En el caso específico del algarrobo, cosa que se da en otros árboles, como por ejemplo el cacao, hay un regalo para el fotógrafo, flores y frutos pueden crecer en el mismísimo tronco. Lo más habitual, en la mayoría de plantas, suele ser que las flores crecen en las yemas anuales, la planta despierta del invierno, empieza a abrir botones con hojas nuevas, crecen ramas tiernas y salen flores. Por descontado que en estas flores saldrán los frutos para crear semillas y seguir el proceso reproductivo.

Sin embargo hay árboles que sacan frutos en leña vieja. Es el caso de la higuera y sus mamas, o del cacao con sus frutos colgados del tronco y ramas gruesas. Esta misma situación se da en el algarrobo y eso nos permite hacer fotos por planos paralelos, como si estuviéramos en el estudio.

Se observa perfectamente que la flor masculina, arriba, y la femenina, abajo, han crecido en troncos que la brisa no ha podido mover. Ambas fotos están tomadas en planos paralelos, separados unos pocos milímetros y apiladas por capas, con lo que se obtiene una toma macro imposible de sacar en una foto única.

Ya he comentado en otras ocasiones que #fundpepbonet es la síntesis altruista de toda mi vida. Mi intención es legar a la Humanidad, las pocas cosas que pueda haber aprendido y estoy encantado de compartir “mis secretos” y “mis técnicas”. Por descontado que este blog es abierto, público y “de dos direcciones”, cualquier duda que os aparezca, ¡consultad! No dudéis que si tengo una respuesta siempre será para compartir.

Y si os parece que estos conocimientos pueden ayudar a algún conocido vuestro, no dudéis en pasarle la dirección de la web.

Solo por la difusión y extensión del conocimiento se puede progresar. ¡Del oscurantismo nunca salió nada bueno!