Con este Zigophyllum fabago damos por acabada la digitalización de nuestro archivo de antiguas diapositivas botánicas, ¡trabajo realizado!

Con este Zigophyllum fabago damos por acabada la digitalización de nuestro archivo de antiguas diapositivas botánicas, ¡trabajo realizado!

Seguramente todo el que lea este artículo conoce a alguien que tiene diapositivas y que “habla de escanearlas”, porque se están deteriorando, pierden color, han criado hongos, no tiene proyector, las quiere compartir, etc., etc.

Nuestra Fundación, precisamente, parte de un archivo de 3263 diapositivas de formato medio con la temática de flores y, en especial, frutos y semillas de planta autóctona balear. (De este archivo, ampliado con tomas digitales, ya ha salido un libro, https://fundacionpepbonetcapella.com/reforzando-la-idea-de-la-fundacion-he-editado-un-libro/, del que aquí hay una reseña) Nota: La Fundación tiene algo más de 3263 fotos, el resto de archivo ya es digital de nacimiento y, además, quedan algunos miles más de diapositivas, básicamente de paisajes, que con el tiempo digitalizaremos.

Hace ya algunos años que solo tomamos fotos en digital, pero esas más de tres mil imágenes químicas forman un corpus importante en cuanto a semillas y su posible dispersión y había que ponerlas “a disposición”. Para la edición del libro “DIÁSPORAS” se escaneó lo necesario, solamente las diapositivas necesarias y para el tamaño necesario para el libro. A pesar de todo, se sacaron archivos de 17 MB, más que suficientes para fotos que iban a medir 123 x 123 mm como máximo, incluso era más que sobrado para reencuadres.

Ya encaminado el libro, surgió la idea de crear nuestra Fundación y, en este momento, se planteó que nuestro archivo era algo más que editar un libro, había mucho más material que el estrictamente publicado y, además, nuestras imágenes de 53 x 53 mm permitían ampliaciones tamaño poster y, sin ningún problema, impresiones de 50 x 70 cm a máxima calidad. Esto nos llevó a reescanear, esta vez la TOTALIDAD de nuestras diapositivas y con mucho más nivel. Quizá un poco limitados por la calidad de nuestro scanner, decidimos seleccionar un tamaño de 5000 x 5000 píxeles, presentados en RGB, en formato TIF de 8 bits sin compresión, han resultado archivos de 73 MB.

Por ejemplo, del mismo Zigophyllum fabago, un detalle de las semillas, que en este artículo se presenta comprimido y con el que se podría imprimir, perfectamente, un poster de excelente calidad.

Para toda esta gente que “piensa en escanear sus viejas diapositivas”, ¡OS ANIMO A HACERLO!… pero con los pies en el suelo.

Para empezar, este proyecto de digitalización de 3263 diapositivas empezó el 28/12/2019 y ha terminado el 27/06/2022, ¡31 meses de trabajo, menuda inocentada! Entre escanear, retocar, quitar “porquerías”, ajustar luces y colores, etc., cada diapositiva se ha llevado cerca de una hora de trabajo, más de 3000 horas de ordenador “matando marcianitos”. Recordemos que la jornada laboral en España anda por las 1826 horas anuales.

En agosto de 2020 ya publicamos un artículo sobre el tema, concretamente sobre el retoque, https://fundacionpepbonetcapella.com/digitalizacion-de-un-archivo-de-diapositivas/, donde aprovechamos para hablar del color degradado de las diapositivas viejas, donde se hablaba de la acutancia y de lo conveniente que resulta retocar los bordes de la imagen para presentarlas con mejores contrastes, etc.

En el plano teórico, cuando se inventó y socializó la diapositiva, la finalidad principal era proyectarla sobre una pantalla reflectante o, la mayoría de veces, sobre una pared encalada (yo llegué a proyectar sobre paredes pintadas “al gotelé” o sobre fachadas de casas) Eso implicaba que debía ser muy contrastada para que se viera algo viva, que no apareciera una imagen desvaída. Al mismo tiempo, los colorantes químicos a duras penas conseguían registrar 5 niveles de luz, para entender esto habrá que hacer algo de historia.

Ansel Adams inventó un sistema para medir la luz de una escena y exponer “lo mejor posible” una película (pensad que el sistema digital “ni estaba, ni se le esperaba” y que la película era bastante limitada) El llamado SISTEMA DE ZONAS establecía ONCE NIVELES, desde un “negro total sin detalle ni textura” hasta un “blanco puro”, exactamente igual que el negro, sin detalle ni textura, en aquel tiempo le llamábamos “blanco pelado”. La idea era que, entre nivel y nivel, hubiera el doble de luz, o, dicho de otra manera, un diafragma de diferencia. Durante años, cualquier fotógrafo que se preciara tenía las “cartas de grises y de color”, lo mismo para testar una película que para verificar una iluminación, eran muy normales las fotos con las cartas de control en un rincón, simplemente para estar seguros de “hacer las cosas bien”, seguros de poder presentar una copia lo más fiel posible a la realidad.

Actualmente, con el sistema digital, hacemos algo ligeramente parecido. Establecemos un blanco puro, totalmente iluminado, y un negro total, con cero luz, y lo dividimos en 256 niveles (8 bits) o en 65.536 niveles (16 bits) Está claro que solo tiene de parecido que seguimos midiendo entre negro y blanco, pero los bits nada tienen que ver con los diafragmas. En realidad, los bits solo establecen cuánta delicadeza vamos a establecer entre un gris y los grises anterior y posterior, solo definen escalones para subir del negro al blanco.

De hecho, el fotómetro de la cámara sigue, históricamente, “centrándose en “ZONA VII”, en aquel nivel de gris que Ansel Adams decidió que era el nivel medio de iluminación de aquellos magníficos paisajes de Yellowstone. Pero cualquier sensor de baja gama actual cubre, sobradamente, las ONCE ZONAS de Ansel Adams (tienen más latitud que la película) y, en cámaras de alta gama pueden llegar a registrar ¡hasta 14 zonas! Pero, de todo esto, salvo especialistas, ya ni nos enteramos. La inmensa mayoría de cámaras, compactas, móviles, toda la gama “aficionado”, en fin, la casi totalidad de fotos que se toman actualmente, se disparan en automático, nada que ver con iluminación-revelado-ampliación.

Además, ahora entramos en intentar mezclar “churras con merinas”. Con el proceso químico, negativo o diapositiva, no existía ninguna película que pudiera registrar los once niveles del sistema de zonas. Los mejores negativos de B/N, con los mejores reveladores, llegaban a registrar 7 niveles, el negativo de color, con suerte 6 y la diapositiva entre 5 y 6 (casi siempre 5) Eso significaba que en una misma foto no podía coexistir “el blanco y el negro”. Entonces aparecía el “saber hacer” del fotógrafo. A mano y con cartulinas y mucha habilidad, se copiaban los negativos haciendo “reservas”, alterando los tiempos de exposición del papel, sobre o sub exponiendo partes de la imagen para alterar la copia final, de tal forma que “SI” que aparecían “negros y blancos”. Fue toda una época que ya no existe… ¡pero las diapositivas y los negativos si!… y pretendemos digitalizarlos.

No entraremos en estas técnicas, que algunos, pocos, siguen practicando, pero si que habrá que entender algo de ellas porque escanear una diapositiva, solo escanearla, suele ser un proceso decepcionante, la diapositiva nos aporta TODA SU POBRE INFORMACIÓN LUMÍNICA, información incompleta, por falta de rangos de luz y porque, para compensar nuestra visión, se la contrastó excesivamente.

Repito, una diapositiva era un soporte intermedio, bien para reproducirlo sobre una superficie, “blanca casi siempre”, y con distintos niveles de reflectancia, o bien para reproducirla en papel, a veces como copia directa con técnicas fotográficas i, la mayoría de veces, en papel por técnicas de imprenta.

Nuestro concepto actual de una foto digital es que la veremos en una pantalla que proyectará dicha foto en forma de luz. Hay mucha diferencia entre ver una imagen reflejada o ver “su luz” directamente a los ojos. Para cualquier fotógrafo actual, use la cámara que use, la imagen la lee un sensor capaz de leer desde el negro hasta el blanco, con todos sus niveles de gris, sea en 8 o en 16 bits. Hay que decir que nuestro ojo separa tranquilamente 1000 niveles de gris, lo que en digital deberíamos presentar como 10 bits y que, por nuestra fisiología, cuando juntamos nuestra sensibilidad de conos y bastoncitos más la ayuda de nuestro cerebro, capaz de inventarse luces y colores, podemos llegar a diferenciar varios millones de niveles, nuestro cerebro, en situaciones límite, es capaz de llegar a 24 bits (hablando en digital) Sobre esto también escribimos un artículo en junio del 2020 a raíz de explicar cosas de iluminación https://fundacionpepbonetcapella.com/calidad-de-la-luz-para-fotos-de-naturaleza/.

Volviendo entonces al escaneado de diapositivas, ahora que podemos entender el nivel actual de un simple móvil mandando una foto por WhatsApp, está claro que el sensor digital de cualquier scanner, digitalizando una diapositiva, encima vieja, quizá maltratada, con su superficie química oxidada, este scanner nos dará una imagen de “exactamente la diapositiva que tenemos” y la primera mirada puede ser decepcionante.

Descarto volver a hablar de “limpiar la superficie”, damos por supuesto que rozaduras, cagadas de mosca, pelusillas, manchas, etc., ya están resueltas, en argot, “hemos matado todos los marcianitos”.

También descarto hablar del problema de oxidación de colorantes y el consiguiente cambio de color de la diapositiva, normalmente cambiando hacia un color rojo-violáceo, con cualquier procesador de imagen se corrige con facilidad.

Vayamos directamente a las carencias de blancos o de negros de la diapositiva. Como que la diapositiva no era capaz de abarcar desde “negro a blanco” en diez diafragmas, solo conseguía retener entre 5 y 6, el buen hacer del fotógrafo consistía en exponer “para que saliera lo más importante de la escena”. El fotógrafo decidía si en la escena había mucho sol y había que evitar quemarla o si, al contrario, lo importante quedaba en sombra y era necesario abrir un poco el diafragma para mantener detalles. Como anécdota de los tiempos de la película y de los procesos químicos, la prueba de fuego de un buen fotógrafo era sacar las fotos de boda de un matrimonio de postín, ella de un blanco inmaculado, con un vestido rico en bordados blancos, carísimo, y él en un exquisito traje negro, que no tenía bordados, pero que en las fotos debía verse la “hechura”, cosa solo apreciable por las sombras y arrugas “negras sobre negro”. Por descontado que NUNCA se fotografiaba una boda en diapositiva, siempre en negativo que podía aportar 2 diafragmas más. Menos mal que en negativo siempre quedaba el truco de “exponer el negativo para las sombras y revelar las copias para las luces”.

Escanear diapositivas significa que, con un instrumento digital de precisión, debo ajustar cada una de ellas a un nivel de luz que abarque desde el negro al blanco, ¡de una sola vez!

Menos mal que todos los procesadores de imagen incorporan una herramienta que nos permite alterar los niveles de luz por zonas, aclarar u oscurecer negros o blancos por separado. En digital disponemos del histograma, que no es otra cosa que una gráfica de cada uno de los valores de gris que nos ha dado nuestro sensor (8 o 16 bits) y, en los sistemas digitales, la electrónica nos provee de amplificadores y atenuadores. Gracias a esta tecnología, es relativamente fácil hacer los negros mas negros y los blancos más blancos, o viceversa. Todos los procesadores de imagen nos permitirán variar partes del histograma por separado, sea directamente alterando la curva, sea ajustando luces y sombras por separado, sea reajustando contraste de la imagen.

Gracias a la tecnología, a cada una de las diapositivas escaneadas nos será fácil equilibrar aquellos pobres 5 niveles de gris para que lleguen a verse los 11 niveles de las 11 zonas. No siempre se puede lograr la perfección, a veces se quedan en menos zonas, siempre dependerá de lo bien expuesta que estuviera la diapositiva, pero lo que es cierto que no es solo escanear, aparte de limpiar y ajustar colores, hay que reconstruir los niveles de luz de la escena… siempre en el bien entendido que esta reconstrucción es subjetiva, la escena original igual no la hemos visto nunca, la presuponemos.

Precisamente, porque este reajuste de luces es ficticio, inventado, si escaneáis diapositivas y las limpiáis y reajustáis, hacedlo siempre trabajando a 16 bits. El programa que uséis para retoque deberá “inventarse” niveles de gris. Si le dais lo justo, 8 bits, cabe la posibilidad que no pueda hacerlo y, en vez de mejorar, empeorareis. Mientras que a 16 bits el programa lo tiene más fácil para recalcular (estos programas, en realidad, son matemática pura) Cuando la diapositiva esté perfectamente acabada se archiva a 8 bits, sin problemas y con la mejor calidad posible.

Por descontado que todo este rollo ha sido en clave de gris. La explicación para color es exactamente la misma, solo que la imagen se lee “en tres grises de tres colores distintos”, RGB.

Acabo de releer este “tocho” y veo que hay más cosas que decir, pero también he visto que es denso, muy denso, tanto que pudiera llegar a pesado. Vamos a dejarlo aquí, si aparecen dudas la Fundación está para ayudar. No dudéis en contactarnos si os podemos ayudar, nuestra divisa es DOCUMENTAR Y COMPARTIR.

En otro orden de cosas, si os ha parecido interesante, útil, no dudéis en compartirlo. La Fundación NO ES UN NEGOCIO, la Fundación es un lugar de encuentro donde compartir tanto material como conocimientos. Nuestra intención es buena, pero si no conseguimos darnos a conocer está claro que poco vamos a compartir.

Digitalización de un archivo de diapositivas

Digitalización de un archivo de diapositivas

Escanear un “archivo de diapos” entra en los proyectos de larga duración. Los mayores recordamos cuando “no había otra cosa”, pero las diapositivas eran recién reveladas y, si se habían revelado bien, mantenían los colores intactos y, con un poco de suerte, no tenían polvo.

Actualmente, cuando aceptas escanear un archivo, sabes que son diapos antiguas, descoloridas, seguramente con los colores alterados y casi siempre sucias de polvo y pelusillas.

Cojamos por ejemplo la foto de portada, una diapositiva 6×6, tomada el 07/08/2005, hace 15 años. Se observa una fuerte dominante magenta, cosa bastante normal, además hay un montón de pelusillas y la madera que se eligió de fondo introdujo brillos en las vetas, debidos a las resinas. Y, ya que estamos criticando, el enfoque es pobre y, sobre todo, hay poca acutancia.

Aprovechemos para aprender sobre el concepto acutancia. La acutancia es el grado de contraste que se observa en los bordes de una imagen, o sea, cuanto mayor sea la acutancia más nitidez tendremos de la imagen. En la época de las imágenes químicas, como efecto secundario de las reacciones químicas con la plata de la película, todas las líneas “estaban mal reveladas” y los negros terminaban con un borde “más negro” y los blancos “más blanco” de lo que les correspondía, alta acutancia, es más, jugando con los agitados se la podía controlar.

En el mundo digital este efecto no existe, los sensores leen “correctísimamente” todos y cada uno de los píxeles, estén en un límite de detalle o estén en un color plano, por lo que las imágenes digitalizadas pueden parecer “de poca definición”. Esto implica que todos los programas de retoque fotográfico siempre tienen la función “enfocar”, que no es otra que, en todos los límites de detalles de la foto, marcar una línea con más blanco o más negro del que realmente le corresponde… y engañar a nuestros ojos. Los que usáis programas de retoque lo podéis comprobar fácilmente, ponéis cualquier imagen con mucho detalle al 100%, pelo, ramas de árboles, etc., y le dais a “enfocar”. Veréis perfectamente cómo se alteran los contornos.

Entendido qué significa “enfocar” en los programas de retoque, queda claro que si la foto está desenfocada enfocar no sirve para nada, “no enfoca”. Y otra cosa, esta alteración de la acutancia, esta mejora del contraste (que no enfoque) es muy agradable “siempre que no se vea”, dicho de otra manera, en las digitalizaciones siempre hay que terminar enfocando, pero “solo lo justo” al tamaño que se piensa ver la foto y siempre al final, porque es una alteración del archivo digital y si se hacen ajustes de color o contraste en una imagen “enfocada”, los bordes de detalles pueden hacer desastres.

Entonces volvamos a nuestra Daucus carota magenta, llena de puntitos y con poca definición. Yo suelo empezar por el retoque de puntos, pelusillas y rayas.

Podéis observar en las fotos, general y un detalle, cómo se han ido eliminando puntitos y pelusillas.

Si se ha entendido la importancia de la acutancia para que veamos nuestra imagen mas nítida, observad entre los radios de las semillas (se ve muy bien en el detalle) como hay polvo, puntos de resina o pelusillas. Si los quitamos, no hemos tocado para nada a las semillas o sus radios, pero las vemos “más limpias”.

Otra observación que viene al caso (que ha dado lugar a grandes discusiones)

Las fotos, ¿se tienen que retocar o no? Todas las opiniones son válidas y son buenas, la mía es que depende. En cierta ocasión participé en editar un libro de una pintora, el libro plantas y flores de Mme. Colette, no eran fotos, eran digitalizaciones de las acuarelas que esta pintora realizó durante toda su vida. ¿Se tenían que retocar? ¡NO!, evidentemente no. Hubiera lo que hubiera en la imagen, era la creación de Mme. Colette y nadie estaba autorizado a ninguna modificación.

Sin embargo si que quité unas manchas, algunas cagadas de mosca, unas anotaciones al margen de un cafre encuadernador o las marcas de una doblez por mal almacenaje. Incluso restituí colores de algunas obras que habían estado expuestas a demasiada luz y corregí marcas dejadas por paspartous.

En el archivo que estoy digitalizando ahora (independientemente de que yo soy el autor de las fotos) si que creo que se tienen que retocar. Un archivo de documentación botánica, pudiendo ser de una gran calidad visual, no lo considero como una creación artística. Por descontado que el autor es el creador de las imágenes y, por descontado, que el autor puede vetar su exhibición si no es en determinadas condiciones, el autor las puede elevar a la categoría de “obras únicas” (con algunas yo lo he hecho) pero admitamos que la finalidad de un archivo “de documentación” es para documentar, valga la redundancia. Lo mismo que me parece una monstruosidad “reencuadrar” una obra de arte o recortar un trozo de una escultura “para decorar un rinconcito”, admito que mi archivo de plantas debe ser lo más explícito posible con  la mejor definición y que, como en el ejemplo que estoy usando, habrá momentos en que será mas claro un detalle de la foto que la imagen entera.

Una vez limpia la imagen “de polvo y paja” (en las muestras solo he limpiado la mitad para que se pueda apreciar el efecto) se corrigen luz y color. Podría haber corregido el color en primer lugar, es correcto, pero yo prefiero hacer un ajuste preciso de la luz y color de la fotografía en el mismo momento. Corregir la luz con todas las porquerías me puede llevar a confusión, por tanto siempre sigo el mismo protocolo: primero limpiar la foto, después ajusto luces para que la exposición sea la mas adecuada, que haya las zonas negras que corresponda, manteniendo detalle en las sombras, y que no haya blancos quemados. En este punto puedo corregir el color con la precisión que me parezca, es cuando mejor aprecio si se ven dominantes. Si os fijáis, hecha la corrección de color, la foto queda perfecta, pero no se la ve nítida… le falta acutancia.

Para eso, para la acutancia, existe lo de “enfocar”. Le damos el toque necesario, sin que en ningún momento se vean los bordes y ya podéis comprobar la diferencia (mejor en los recortes)

Todo este proceso, “tontamente hablando”, puede estar ente media y una hora por diapositiva. Si el encargo, como es el caso, son en principio 3.263 diapositivas, ¡vayan haciendo cuentas!… Esto referente a archivos antiguos de botánica, en diapositiva. Cuando esté todo listo se añadirán otras casi 3.000 diapositivas de etnología y paisaje.

Como queda patente, mi intención personal es compartir, transmitir, difundir todas mis técnicas, al menos el “cómo lo hago yo” por si sirve de ayuda al resto del mundo. O sea, si os parece incompleto, no dudéis en preguntar. Y si os parece interesante, ¡no dudéis en compartir!

Solo por la difusión y extensión del conocimiento se puede progresar. ¡Del oscurantismo nunca salió nada bueno!