El futuro de la Fundación

El futuro de la Fundación

Desde el 2019, que abrimos este blog, llevamos más de 65 publicaciones. Podéis verlas en https://fundacionpepbonetcapella.com/blog/
Hemos presentado nuestro trabajo por activa y por pasiva, hemos presentado todo nuestro equipo de cámaras auto construidas, hemos mostrado algunas de nuestras técnicas, dedicamos un artículo a los “gadgets” que usamos en el campo para luchar contra el viento, os hemos tenido al corriente de algunas burocracias para montar la Fundación, hemos hablado de la aventura de montar una sede, hemos presumido de algunos de nuestros logros, en fin, llevamos unos cinco años usando este blog para contaros que somos una Fundación viva, para mostraros que nos cogemos nuestro propio proyecto en serio, con ilusión, para mostraros que estamos disfrutando con lo que hacemos y que nos hace felices compartirlo

Todos estos años, incluso antes de que existiera la Fundación, nos hemos dedicado a la foto de natura, lo mismo grandes panoramas que florecillas que, últimamente, macro y micro fotografía. Estos últimos años, sin abandonar el paisaje, hemos dedicado muchísimo trabajo a las cosas “muy pequeñas”. Granos de arena, caras de minúsculos insectos, hojas de musgos, pólenes y esporas, macrofotografía extrema, incluso microfotografía.
Esta aventura que empecé yo, EL FUNDADOR, la empecé en solitario, hace muchos, muchísimos años. Desde hace unos años que ha dejado de ser una cosa personal, ya somos un equipo, ahora ya “hacemos” fotos, ya “tenemos” ideas, ya “desarrollamos” proyectos… ¡y esos proyectos funcionan!
La Fundación ha reunido a un equipo de gestores que saben lo que hacen, y lo hacen bien. Lo único que aun no hemos resuelto es la continuidad de nuestra producción. La Fundación tiene varias finalidades, la primera que se nos ocurrió, y que ahora ha dejado de ser la primera, era la de gestionar el archivo acumulado en una vida de trabajo apasionado. Muy loable cuando escribíamos los estatutos, pero ahora creemos que lo realmente importante es preservar esos más de cuarenta años de experiencia que nos avalan.

Con toda seguridad, el mayor valor que tiene la Fundación no es su archivo, sino la capacidad técnica y el conocimiento que hemos acumulado para seguir haciendo fotos, cada vez más espectaculares, cada vez más exclusivas. No lo “vendemos” como un alarde, a veces vemos fotos mejores que las nuestras, nos referimos a que son tantos años de resolver problemas de encuadre, de iluminación, de óptica, etc., que ya nos hemos convertido en especialistas… Pero hay un problema, el ser “especialista”, en nuestro caso, SOLO ES UN CONOCIMIENTO, si desaparece el especialista desaparece el conocimiento y, desgraciadamente, las personas tenemos fecha de caducidad.

Por citar un ejemplo, https://fundacionpepbonetcapella.com/tecnicas-de-estudio/, la Lemna giba (conocida como lenteja de agua) es una minúscula planta de unos 5mm que flota en aguas mansas. En el artículo citado se explica como se dio la sensación de foto sub acuática recurriendo a trucos de espejos. Este es uno de los muchos ejemplos que vamos resolviendo día a día.
Otro ejemplo pueden ser las siguientes fotos. Un artilugio de unos pocos milímetros que puede bascular en todos los sentidos. Todos hemos dicho aquello de “levanta la barbilla y mira a la cámara”, ¿cómo le dices eso a una hormiga muerta? O ¿Cómo manejas un esporófito de un milímetro para buscar su mejor ángulo? En las siguientes fotos se muestra el artilugio, con el esporófito pegado con cinta adhesiva de doble cara y el encuadre con el que se tomó la foto, esporas incluidas.

Todas estas explicaciones son para deciros que estamos buscando acólitos que quieran aprender nuestros trucos y técnicas.
Una característica de nuestra Fundación, suponemos que de todas las fundaciones, es la colaboración, “hacer el bien” lo llaman. Nosotros la montamos para compartir lo que, en su momento, creíamos más importante. Ahora hemos cambiado nuestra prioridad, pero no nuestras intenciones, nuestra divisa sigue siendo “DOCUMENTAR Y COMPARTIR”.

Existen muchas disciplinas, botánica, zoología, geología, etc., que se pueden beneficiar de la fotografía, en ocasiones para investigar y siempre para difundir. Hay fotógrafos que ya están en ello, conocemos mucha gente que hace lo que se llama “fotografía de naturaleza”. Incluso algunos se dedican a la macro fotografía y lo hacen estupendamente (el que vayamos viendo fotos extraordinarias lo confirma)
Pero, como se dice, “ni están todos los que son ni son todos los que están”. Para personas, fotógrafos, científicos o comunicadores que les gustaría crear sus propias macro y micro imágenes, nuestra especialidad, la Fundación se ofrece a enseñarles lo que sabemos. Incluso podemos compartir otro de nuestros tesoros, nuestras instalaciones. Nuestros conocimientos son básicos, cierto, pero sin nuestras cámaras y nuestros objetivos aplicar estos conocimientos se hace muy difícil… mantenemos lo de DOCUMENTAR Y COMPARTIR.
Abierto a todo el que esté interesado/a en aprender macro y micro fotografía, porque le interese el tema o porque, muchísimo mejor, quiera colaborar con nuestra Fundación. Nuestra intención es “crear escuela” para que nuestros conocimientos se perpetuen y, como no, la Fundación tenga continuidad, hacer que exista una “cantera” de especialistas. En nuestra página web, https://fundacionpepbonetcapella.com/contacto/, tenéis nuestros datos… y en el resto de la página todo lo que nos define como Fundación y como apasionados, fotos incluídas.

Contactadnos, igual os ayudamos a cumplir alguna de vuestras ilusiones y, si no llegara a suceder, siempre queda el tomar un café y el principio de una amistad.

¡SEDE HABEMUS!

¡SEDE HABEMUS!

En algunas ocasiones hemos mencionado que estuvimos a punto de comprar una iglesia desacralizada en un pueblo de Mallorca… “de cuyo nombre no queríamos acordarnos”… para montar la sede de la Fundación. Ya comentamos el tema en nuestro último artículo, https://fundacionpepbonetcapella.com/sedesocial/

No funcionó, más que nada porque la alcaldía, más que ayudar, puso pegas. Mucha legislación para “asustar nuestro proyecto” y, sin embargo, les parecía excelente que, al ser un proyecto social, una fundación, el pueblo tendría un servicio más… En la alcaldía del pueblo deolvidado nombre no tenían nada claro lo del “quid pro quo”. En fin, si fuéramos más mercantilistas, ahora hablaríamos de los gastos que nos generó la fallida idea, de dinero tirado.

En lugar de eso, recordaremos, con cariño, algunas de las cosas que llegamos a soñar.

​Como buena iglesia que había sido, tenía una sala diáfana de 100m2, quedaba perfecta para un doble uso, mesas movibles con los equipos de trabajo y reconvertible a sala de cursos y conferencias, ¡con la sólida tarima de lo que fue el altar!

​La puerta que se ve es la entrada de la calle, con un cerramiento y una segunda puerta cristalera, en el sotacoro, quedaba perfecta una recepción. Arriba, en el coro se instalaba el despacho de dirección, dominando el cotarro. El resto de la sala iba a ser La Fundación.

​Había más detalles proyectados, por ejemplo estanterías de madera hasta el techo, algunas con control de humedad para archivo seguro de material fotográfico antiguo, no digital, proyector de video, ventilador central de varios metros de diámetro, etc. Pero demos por cerrado el sueño y volvamos a la realidad.

​Miramos más locales, pero los precios, comparados con una iglesia declarada como “edificio de servicios”, eran desorbitados… ¡y no tenían tanto glamour! Total, que decidimos habilitar el lugar donde reside la Fundación desde sus inicios, es más pequeño, no podremos hacer actividades multitudinarias, no tenemos un rosetón que nos aporte “luces divinas”, nos abstendremos de montar recepción, vamos, que nos quedamos con algo menos de la mitad de espacio que en la iglesia, ¡PERO LA ILUSIÓN ES LA MISMA!

​Una vez decidido, empezamos por vaciar la zona a “fundacionar”, hubo que hacer una mínima obra, electricidad, pintura y amueblar. A decir verdad, nos ha salido muchísimo más económico lo actual que el proyecto iglesia. Para empezar, la iglesia era a comprar y, como se intuye en las fotos, había que sanear la construcción, revisar cubiertas, bastante albañilería, fontanería y electricidad, algunas vigas a cambiar, era la iglesia y la rectoría. Iba a ser un importante desembolso que nos aterraba.

​En el proyecto actual, con un poco de pintura, unos enchufes y algo de cable ha quedado todo resuelto… y los muebles había que comprarlos, tanto aquí como allí… es más, allí había más m2, más muebles.

​Y, ¡por fin!, ha llegado el día, todos los enchufes puestos, las paredes pintadas y decoradas, los accesorios de cafetería recibidos, un montón de cacharritos clasificados en cajas, las cámaras ubicadas, fundas protectoras para todo el instrumental, luces puestas, un monitor para apoyar conferencias con imágenes, sillas para todas las visitas, etc… ¿Qué más se puede pedir?

La mesa de comedor donde estaban las cámaras y un cuartito atestado con apenas 6 m2 para una mesa y un ordenador se han convertido en estas dos mesas (en realidad 3, que la BONET I tiene mesa propia) con toda la amplitud que se ve en la foto. No diré que “por fin se puede trabajar” porque ya trabajaba, pero ¡qué agradable! ir sobrado de espacio, tener todo instalado y operativo. Es cierto que cursos y conferencias “deberán caber” en este espacio, ¡nada que ver con la iglesia! El sentido común nos dice que nuestras reuniones sociales quedan relegadas a 8-10 personas y que, además, habrá que hacerlas sentados en las mesas de trabajo, en las mesas donde residirá el equipo. Es un inconveniente, pero es lo que tenemos… ¡Aun soñamos con la existencia de un mecenas que lo resuelva!

​El resto de esta habitación lo hemos convertido en “el rincón de pensar”, no para castigar a nadie, sino para intercambiar ideas delante de un café, cosa que siempre da buen resultado.

​No recuerdo en que ocasión comenté que mi formación es autodidacta, pero no de generación espontánea. Lo poco que sé ha salido de leer mucho y de escuchar atentamente a los que saben más que yo. En “el rincón de pensar”, además de frigo, microondas y cafetera para las flaquezas terrenales, he reunido la mayor parte de la bibliografía que me ha ayudado a formarme… Que los “pensadores” aclaren sus ideas mientras se relajan.

​En fin, hemos montado una sala de trabajo, físico y mental.

Y, parafraseando a Tolkien y sus anillos, dos espacios para producir documentos y un espacio para controlarlos a todos. Aparte hemos montado un despacho de dirección, con zona de reuniones para programar futuras campañas, donde montar nuestras tormentas de ideas para ambiciosos proyectos. El eterno niño que llevo dentro me hace soñar con que la Fundación llegue algún día a ser como el estudio de Sir David Attenborough, ¡mi héroe!

​Sueños aparte, El equipo de la Fundación está muy volcado en nuestros fines, gozamos haciendo lo que hacemos y somos felices de compartirlo. Nuestra máxima aspiración es que vosotros, lectores, seguidores o conocedores de nuestra Fundación os deis por aludidos y useis tanto nuestras instalaciones como nuestro saber, sea para aprovechar nuestro archivo, sea para crear material gráfico a medida de vuestros proyectos, sea para mejorar vuestra formación en el tema de imagen. Incluso, si no necesitais nada de eso para vosotros, dadle difusión, contádselo a vuestros amigos… uno nunca sabe lo mucho que puede ayudar saber “donde encontrar ayuda”, valga la redundancia.

​En realidad estos son los objetivos de “fundacionpepbonetcapella.com”, nuestros objetivos. Los podeis consultar en nuestra web o, también, ahora ya podéis visitarnos en nuestro domicilio, C/ Antich, 6-4º-A de Palma. O si es solo una consulta, llamarnos a los teléfonos que aparecen  en nuestra web. Siempre a vuestra disposición.

LA FUNDACIÓN SIGUE EVOLUCIONANDO

LA FUNDACIÓN SIGUE EVOLUCIONANDO

Yo aun recuerdo mi primer equipo macro, una cámara PRACTICA de película de 36 mm, un objetivo PENTAGON 50mm/f 1,8 y un juego de tubos de extensión… ¡y alucinaba! Ved una foto obtenida con aquel equipo, escaneada si retocar, sin limpiar, con el color de la vejez, pero con la dignidad de haber abierto caminos, caminos que nos han llevado a la foto de portada.

Siguiendo nuestras ansias de superación, espoleados por el “más difícil todavía”, la Fundación acaba de adquirir dos extraordinarios objetivos de microscopio de la marca MITUTOYO, un BD Plan APO 20X/0,42 y un BD Plan APO 50X/0,55. ¡Ahora ya hablamos en micras!

En los objetivos de microscopio hay dos lineas de fabricación, los objetivos que minimizan la difracción hasta el extremo, trabajan prácticamente rozando la muestra y, si es necesario, se sumergen en aceite para tener refracciones mayores que la del aire y obtener ampliaciones más precisas y menos difracción, los objetivos típicos de biología, medicina, etc. Tienen el inconveniente, para nuestro tipo de fotografía, que no es posible iluminar la muestra como acostumbramos los fotógrafos, iluminaciones de estudio, porque no hay espacio. Solo admiten iluminación por transparencia, a contraluz. De ahí que en el mundo de la microscopía clasica, lo de tintar las muestras para obtener detalles sea un arte y una profesión (existe quien se gana la vida preparando muestras)

La otra linea, manteniendo la tecnología de fabricación de objetivos de microscopio pero sin llevar al extremo la corrección de la difracción, son los objetivos que colocan el objeto a una cierta distancia. Concretamente en nuestros dos objetivos, a 13mm y a 10mm… No es un plató de televisión, pero permite iluminar por reflexión objetos opacos. Este tipo de objetivos están destinados a aplicaciones industriales, como pueda ser análisis de aceros o estudio de rocas, que no tienen nada de transparentes.

Nosotros, en la Fundación, ya teníamos una estación de microfotografía hasta 25X. Si estais interesados, publiqué un artículo, http://xhl.dd1.mytemp.website/construccion-de-la-bonet-iii-o-como-reemplazar-un-microscopio-por-un-macro-extremo/

En realidad, hasta 10X, el objetivo LUMINAR daba la talla. A partir de ahí se notaba que perdía calidad, pero hasta hace unos días era lo mejor que teníamos. Ved unas muestras de polen de olivo con “el antes y el después”.

Acabamos de mejorar nuestro flujo de trabajo y nuestras posibilidades de colaboración.

Como siempre, nada es sencillo. Estos objetivos de microscopio “SOLO” tienen una “microscópica” profundidad de campo, el 20X de 1,6 micras y el 50X de 0,9 micras. Esto significa que, para hacer apilados y obtener una profundidad de campo decente no se puede pretender trabajar en manual. Ha habido que adquirir un carro movido por micromotor, todo controlado desde un ordenador que haga los avances con esta precisión, porque no lo he dicho, pero el 20X abarca en nuestro sensor un campo de 2,2×1,65 mm y el 50X un campo de 0,88×0,66 mm… y qué menos que aportar profundidades de campo de varias décimas de milímetro.

Pero es que una décima de milímetro son 100 micras que representan 63 fotos con el 20X o 112 con el 50X… ¡Ya llevamos fotos de hasta 600 tomas apiladas! Si que es verdad que el resultado está valiendo la pena. Por ejemplo, de las fotos anteriores de polen de olivo ¡la bestia negra de muchos alérgicos, como un servidor! Os presento el nivel al que hemos llegado, con una ampliación de este polen realizada con el BD Plan APO 50X

Esta es otra adquisición necesaria, el carro movido por un motor PAP y controlado por un PC que nos facilita el tomar 500 fotos con separaciones de micras y sin que tiemble nada. De hecho vivir para la técnica es mala cosa, pero la técnica está para ser usada… Y, en tiempos de nuestra PRACTICA, haciendo nuestras telarañas, ni soñábamos con fotografiar el polen de arriba.

Está claro que al llegar a estas ampliaciones todo son problemas. Por ejemplo, montamos, preparamos, encuadramos, iluminamos, programamos movimientos y ponemos en marcha las tropecientas tomas… En este momento, ¡cuanto más rápido mejor!, abandonamos la habitación porque solo el hecho de caminar ya hace temblar la foto ¡y sale movida! Menos mal que, con la “huida”, solo nos cargamos una o dos fotos y en el apilado no se nota. Cuando se pueda, habrá que pasar las instalaciones de la Fundación a un suelo compacto, de planta baja, para evitar vibraciones.

En la misma línea de esta hiper sensibilidad, hemos tenido que adquirir otro “gadget”, una mesa con mandos micrométricos en ejes XYZR para poder centrar las muestras, NO HAY PULSO que pueda ajustar unas micras en cualquier dirección… menos mal que hay cosas que se arreglan con dinero (en breve empezaremos a buscar mecenazgos, jajaja)

Este es el artilugio, permite mover la muestra en todos los sentidos con estos micrómetros mecánicos y eso nos permite explorar la muestra a lo largo, ancho y profundo. Por cierto, la muestra es la mancha que se ve pegada en el centro de una cosa negra colocada en un vasito de plástico translúcido… Por eso tanto artilugio para centrarla en su sitio y poder hacer las fotos.

Toda esta carrera armanentística nos permite maravillas. Por ejemplo, de esta flor de Orobanche crenata, que ya teníamos en el archivo de la Fundación… hemos podido ampliar nuestro archivo con sus microscópicas semillas, esto que veis en la foto son semillas de unos 0,2 mm, imposibles de ver a simple vista. Cuando rompemos un fruto de esta planta (como pasa con las Orquídeas) cae un polvillo negruzco, ¡son las semillas, por miles!

Si teneis interés en esta u otra planta, podeis consultar el archivo completo en https://drive.google.com/drive/folders/15UtTd9Sqy4wCr6f6L2qYfoyCfwm2shEJ. Todas estas cosas que publicamos de vez en cuando son de acceso público en nuestra web, nuestras normas, nuestras aspiraciones, nuestros archivos, incluso nuestras enseñanzas.

Pero, ¿qué utilidad tienen todas estas instalaciones? Hay que entender que el fundador, yo, Pep Bonet Capellá, siempre he tenido una profesión que nada tiene que ver con “eso”. La fotografía siempre ha sido una afición. El haber creado la Fundación ha sido porque me daba pena que mis muchos años de dedicación desaparecieran conmigo y tuve la ocurrencia de compartir mis archivos (una forma egoísta de preservar mi memoria)

Ahora que ya estoy jubilado, en vez de pasear “viendo obras”, he decidido llevar mi colaboración al extremo. Yo disfruto haciendo fotos y me “auto concedo” los caprichos que me puedo pagar, no solo pensando en mi (que si que los disfruto) sino pensando en un futuro que aprovecharán otros. Un poco la filosofía de Martin Luther King, “aunque se vaya a acabar el mundo, yo seguiré plantando mi árbol”… Hay que saber aprender de las grandes personas, y no todo debe ser mercantilista.

Por eso, en la Fundación “hacemos fotos”, por diversión, pero también ponemos a disposición pública nuestros archivos.

Pero mi gran ilusión es dejar unas instalaciones, también públicas, que representan una inversión que no se justifica para publicar un único “paper”, pero que puedan ser accesibles a investigadores y comunicadores, a la medida de sus trabajos, para poder adjuntar “aquella foto importantísima que define el tema del que se habla”. Que cualquiera pueda solicitar a la Fundación su colaboración. Que si la foto está ya hecha en el archivo, ¡perfecto! Pero que si no está, ¡se hace! En fin, estamos para colaborar.