En Mallorca decimos “o torrer o pescador”, traducido, “o farero o pescador”. En castellano es “no se puede estar en misa y repicando”.

            A nosotros bien que nos gustaría publicar un artículo diario, pero, o hacemos fotos o escribimos. Hace unas semanas que hemos retomado un tema del que ya teníamos alguna foto, el tema de la sexualidad de las higueras.

            Las plantas son seres sexuales, como los animales, solo que usan técnicas de fertilización diferentes, en vez de gónadas, las plantas tienen gametangios y, en lugar de esperma, las plantas usan polen y, en lugar de copular, se mandan el polen “por correo”… ¡no tiene tarto glamour pero funciona!

            Las plantas, para su fertilización, como que están ancladas por sus raíces, tienen que recurrir a ayudantes que transporten su polen. Usan el aire, el agua o animales varios, en especial una cohorte de insectos. Por ejemplo esta Zannichellia pedunculata se limita a soltar el polen en la charca donde crece y el polen, flotando, ya llegará a alguna flor hembra, su ayudante es el agua.

            Pues bien, las higueras pertenecen al extenso grupo de plantas que se sirven de insectos para distribuir el polen, con un método propio.

            Estamos acostumbrados a las flores y a las abejas, de hecho hay quien piensa que solo las abejas polinizan… ¡demasiado simple! Polinizadores son las abejas, por descontado, pero también las moscas, los abejorros, las mariposas, algunos escarabajos, las hormigas, algunas arañas, lagartijas, algunos pájaros, vamos, cualquier bicho que coma algo de las flores, normalmente néctar o unos jugos con olores putrefactos (dedicados en especial a las moscas) o que se revuelque entre las flores como algunos abejorros intentando copular con orquideas. Las flores se las ingenian para reclutar ayudantes… y se las ingenian bien.

            En el caso de las higueras la cosa se complica porque las higueras son “plantas con flores”, pero dichas flores no están a la vista, están “dentro de los higos”, tanto flores femeninas como masculinas. En realidad la pulpa que nos comemos son las flores femeninas de la higuera. En las fotos de abajo un corte de un higo, el de toda la vida, el que nos comemos… ¡y eso colorado son flores!

            Y lo de estas fotos de arriba es lo que termina de complicar la sexualidad de las higueras, pertenece a un corte de un prohigo, una de las tres cosechas que dan las higueras macho y que es el higo cuyas flores producen polen.

            Cualquier polinizador que se precie, para polinizar debe entrar primero en un prohigo, recoger polen de su interior y volar a un higo hembra, conseguir colarse en su interior y hacer su trabajo. Mucha complicación para un polinizador común que tiene a su disposición flores más asequibles.

            Dicen que el mundo es de los audaces, de los que hacen de la necesidad virtud. La higuera lo ha hecho. Ha creado un mutualismo con unas avispas diminutas, tanto que no superan 1,5mm. La higuera macho (el público solamente suele relacionarse con las higueras hembras, las que dan brevas e higos) da tres cosechas de higos, una, llamadas mamas, que nacen a finales de otoño y que se pasan el invierno, aparentemente verdes, en las ramas desnudas de la higuera, en solitario. Otra cosecha, llamadas prohigos, que nacen a finales de invierno, al empezar a apuntar la primavera, cuando nacen las primeras hojas. Y la tercera cosecha, llamadas mamonas, que empiezan a aparecer a finales de verano.

De las tres cosechas de la higuera masculina, la cabrahiguera, (en Mallorca se las llama “higueras bordes” porque no dan buenos higos “comibles”), las mamas, prohigos y mamonas, todas ellas tienen flores femeninas dedicadas en exclusividad a la reproducción de las avispas Blastophaga psenes. Solo los prohigos generan una zona de flores masculinas, rodeando el ostiolo por donde deberán salir, forzosamente, las avispas adultas para ir a polinizar “higos de comer” y, como no, para volver a depositar huevos en las siguientes cosechas de la higuera macho. Salir de una mama a poner huevos en un prohigo, salir del prohigo a poner huevos en los “higos de comer” y en la mamona y salir de la mamona para volver a poner huevos en la mama.

            En la siguiente foto de un prohigo vemos las flores femeninas, convertidas en agallas, y las flores masculinas.

            En estas agallas de las tres cosechas se desarrollan tres generaciones de avispas, Blastophaga psenes, que, concretamente en verano, procedentes de la generación de los prohigos, son la única opción a transportar polen que se dedicará a polinizar los higos que nos vamos a comer a finales de verano, allá agosto.

            A todo esto, es obligado decir que la inmensa mayoría de higueras europeas y americanas actuan como partenocárpicas (no lo son exactamente) y no necesitan polinización, pero las higueras asiáticas si que lo necesitan. De todas formas, las cabrahigueras “van a lo suyo”, tienen un mutualismo que mantener y lo mantienen.

            En esta otra foto, un detalle de la eclosión de avispas macho y hembra.

           

Dado que este es un artículo de divulgación y una muestra del trabajo que hacemos en la Fundación, veamos algunas curiosidades del macho de Blastophaga psenes.

 En primer lugar, los machos nacen sin alas, nacen condenados a no salir del higo que les vió nacer. Buenas patas y buenas garras y un gran órgano copulador, predestinados a la fertilización de las hembras.

Pero, además, cumplen con otra función. Las hembras, para salir, solo lo pueden hacer a través de las brácteas del ostiolo y esto, para un bicho milimétrico, es tremendamente duro y complicado. Los machos alcanzan la madurez antes que las hembras, En el interior del higo de la cabrahiguera, sea cual sea la cosecha, se dedican primero a la fertilización y, una vez cubiertas la hembras, los machos se dirigen al ostiolo y empiezan a roer las brácteas, de tal manera que abren un túnel de salida. Una vez abierto el túnel, mueren dentro del higo que les vio nacer, sin salir al exterior. Cuando las hembras quieran entrar en higos ajenos nadie les va a abrir túneles, deberán entrar por la fuerza. Esto hace que, en la entrada, pierdan alas, antenas y, a veces, alguna pata, nunca volverán a salir del higo que han abordado.

            Las hembras nacen aladas, nacen para repartir polen a las higueras cercanas, de “higos de comer”, y para poner huevos y reproducirse en las añadas de higos de la cabrahiguera.

            Hay otra curiosidad, la higuera, en la defensa de su mutualismo, ha dispuesto que las avispas solo puedan reproducirse en mamas, prohigos y mamonas, nunca en los “higos de comer”. ¿Qué cómo lo ha logrado? Muy fácil, en la foto de arriba, de la avispa hembra, se ve, en el culo, un aguijón negro y, debajo, algo parecido a un pelo, se trata del ovopositor. La avispa, para poner huevos, tiene que hacerlo con su órgano ovopositor y debe depositar los huevos en el interior de la flor, en el ovario, para que sean viables. No vale “dejarlos a medio camino y ya se colocarán”.

            El gineceo de la flor se compone del ovario, evidentemente, y de un tubo de acceso llamado estilo, entre otros. Pues bien, las flores de todas las cosechas de la cabrahiguera, mamas, prohigos y mamonas, tienen un estilo cortito, tanto que el ovopositor consigue llegar al fondo. Pero en los “higos de comer”, el estilo es un tubo larguísimo para la avispa. Gracias a esta estratagema, en los “higos de comer”nunca encontraremos avispas en reproducción… Ello no significa que no pueda haber “habitantes” en los higos. Antes de comer higos es conveniente abrirlos y mirarlos, hay otros insectos que se aprovechan de los azúcares para reproducirse dentro del higo, como algunas moscas.

            El tema resulta fascinante, tanto que hay libros enteros dedicados a la reproducción de higueras y a sus insectos mutualistas. En nuestro caso solo pretendíamos un artículo divulgativo y que nuestros lectores vean cual puede ser nuestra aportación como Fundación a sus trabajos, sean científicos, sean divulgativos.

            Las fotos son nuestras, los conocimientos debemos agradecérselos a Joan Rallo García, técnico de Extensión Agraria, un erudito en el tema, que publicó “La sexualitat de les figueres i el seu insecte pol.linitzador”, Quaderns d’Agricultura nº 20 de la Conselleria de Medi Ambient, Agricultura i Pesca del Govern de les Illes Balears.

            El libro son 290 páginas, lo nuestro solo un divertimento, ampliable, claro que si. Uno de los fines de la Fundación es la divulgación, preferentemente de toda nuestra estructura fotográfica, tanto de nuestro instrumental como de nuestros archivos (este artículo es una muestra). Estaremos encantados de compartir nuestros conocimientos, técnicos fotográficos y lo poco que hemos ido aprendiendo de biología.

            Si os ha parecido interesante, compartidlo. Igual podemos ayudar gráficamente a gente que haga exquisitos y sesudos trabajos científicos o divulgativos.