Historia de una publicación

Historia de una publicación

Quizá la única cosa buena de cumplir años es que te da tiempo para hacer muchísimas cosas… ¡Incluso las que antes no sabías hacer!

Para los que no tengáis lectura a mano, podéis entrar en mi blog personal o en el blog de la Fundación y podréis leer una pequeña muestra de estas cosas que voy haciendo. En realidad, comentan mis mayores, se ve que nací con el culo inquieto. Siendo criaturita ya me apodaban “en Pep terrible” (Pepe el terrible para no catalanoparlantes) ¡porque no paraba!

Antes de la pubertad ya decidí que sería electrónico y a los 18 ya me emocionaba sacar fotos (sin tener ni idea de cómo montar una imagen). Aun recuerdo el ridículo, al comprar mi primera cámara, cuando pregunté al vendedor si era una cámara adecuada para sacar fotos “en color y en blanco y negro”. El vendedor, educado él, se sonrió y yo, actualmente he llegado a trabajar como profe de fotografía… Habrá que reconocerme, al menos, capacidad de superación. En pocos años ya hacía cosas como este mosaico que decora mí casa.

Quizá uno de mis muchos puntos de inflexión haya sido, allá por los 80/90, después de no se cuantos “talleres” de fotografía de barrio, después de haber hecho fotografía submarina, después de haber probado la fotografía astronómica, de haber hecho algún retrato, de haber aprendido a revelar, en B/N y color, de haber colgado alguna foto en exposiciones colectivas, en fin, después de unos años de afición fotográfica sin orden ni concierto, de repente “me quedé sin inspiración”… estaba harto de hacer siempre las mismas fotos, pero sin saber por qué las hacía. ¡Este fue el momento en que hice mis primeras florecillas! Fue cuando me metí en foto botánica “para probar” y, casi 40 años después, sigo con el tema… bueno, con este y otro montón de temas, ¿recordáis lo de culo inquieto?

La botánica, sin quererlo, trastocó mi arte y mi comportamiento. Mientras hice fotos al tun-tun fotografiaba lo que conocía, pero al meterme en florecillas me sentí perdido y no me quedó otra que leer. Para las flores hay que leer botánica. Y cuanto más leía, más cosas descubría y más cuenta me daba de mis desconocimientos. Y tuve que aprender a identificar lo que fotografiaba, ya eran demasiadas flores “rojas” o “amarillas”. Empezó a ser importante saber distinguir entre una Asterácea o una Malvácea. De aquella época es mi primera exposición en solitario, “Flors d’Arran de Camí”, donde, de alguna manera se gestó este libro que ahora presento, “DIÀSPORES. Fruits i llavors de la Flora balear, DISPERSIÓ”.

En esta exposición apareció en escena Pep Lluís Gradaille, le conocía, poco, por ser el director del Jardí Botànic de Sóller y le invité. Por presumir, aproveché para mostrarle mis primeras fotos de semillas, recuerdo que le mostré algunas fotos de este estilo

Quedó “epaté”, sobre todo porque él estaba acostumbrado a la típica foto de un puñado de semillas sobre una cartulina blanca, al más puro estilo de libro científico, y este proceso, con composición, con fondos, controlando luces y sombras, vamos, tratando a la semilla como una vedette, dijo que nunca lo había visto.

Aquel día no planteamos nuestro libro de hoy, pero lo que, si se estableció casi “para siempre”, fue enfocar mi trabajo fotográfico a frutos y semillas. No había dudas de que era un campo inmenso y, desde mi prisma, inédito. A partir de entonces tuvimos mucho contacto, pasé a ser “amigo del Jardín”, a disfrutar de una cierta autonomía para perseguir flores, frutos y semillas y, muy importante, a poder incordiar pidiendo que ellos, expertos, identificaran las plantas que yo fotografiaba.

Lo que si se planteó, a raíz de la exposición, fue una propuesta totalmente fantástica de hacer un trabajo con fotos “de la dispersión de las semillas”. Hacer fotos de los frutos que explotan y dispersan las semillas como perdigones, o de aquellas Asteráceas que lanzan sus semillas a volar, atadas a un plumero, o de las ovejas cuando se rebozan de semillas ganchudas… Vamos ¡una fantasía! Estamos hablando de un nivel de fotografía que ronda lo imposible, al menos para mis medios.

Pasaron años y yo amplié mi archivo de botánica, que ahora se puede consultar en la web de la Fundación (fundacionpepbonetcapella.com). Hace ya unos cinco años retomamos el tema de editar, esta vez con los pies en el suelo, con una potentísima información por compartir, algo más sabios por la edad… Y, además, supimos resolver aquel problema de “fotografiar la dispersión”: recurrimos a un dibujante, Marcelo Pinto, que nos ha permitido documentar muy gráficamente los distintos métodos que usan las plantas para dispersarse e ir ganando nuevas tierras para su expansión y “dominio del planeta” (no se vivir sin mi nota distópica, jajaja) En “DIÀSPORES” hay un interesante capítulo sobre el tema, a partir de la página 27, con dibujos tan expresivos como estos.

J. L. Gradaille y yo unimos fuerzas. Él sabe mucha más botánica que yo y se encargó de la documentación científica, yo me dediqué a lo mío, la documentación gráfica y, cuando no llegábamos, buscamos gente sabia que evitara que dijéramos algún disparate, la Dra. Ana Traveset y el Dr. Costas Thanos se prestaron a revisarnos y corregirnos, cosa que agradecemos.

Dado nuestro carácter independiente, tanto Pep Lluís como yo, el libro lo editamos nosotros, nosotros maquetamos y recortamos cada una de las fotos. No es por criticar a los maquetadores, que son profesionales indiscutiblemente. Es que el libro es botánico y básicamente visual, en realidad el libro se basa en las imágenes de frutos y semillas, siempre acompañados de una visión de la planta en crecimiento y, a veces, una toma de su hábitat, todo ello acompañado de una breve descripción botánica que señale que caracteres hemos querido mostrar. Mostrar o no el limbo de una hoja o los pelos de un tallo o unas decoloraciones en un fruto es imprescindible para la finalidad del libro: la dispersión de las semillas. Pasarle todo el material y el encargo a un maquetador no botánico era llamar al desastre y, una vez metidos en el lío, cogimos el toro por los cuernos y lo bocetamos todo nosotros, cortando fotos, midiendo textos y ordenando espacios en las páginas.

Ya estamos que soy padre de la criatura, en absoluto objetivo, ¡pero nos ha salido una preciosidad de libro!

Como que, tanto Pep Lluís como yo, somo unos soñadores no demasiado prácticos, poco dados a los negocios, nos pareció perfecto que la comercialización la hiciera la Fundació Jardí Botànic de Sóller – Museu Balear de Ciències Naturals, localizables en www.jardibotanicdesoller.org, con teléfono +34971634014. Nos lo planteamos como una buena causa, como una colaboración con el Jardín.

En fin, a grandes rasgos, esta ha sido la historia de un libro que, egos aparte, me encantaría que fuera de utilidad para botánicos, que, aparte de estética, sirviera para mejorar o afianzar el conocimiento de la gente. Este libro no deja de cumplir con la divisa de la Fundación Pep Bonet, DOCUMENTAR Y COMPARTIR.

No dudes en dar difusión a este artículo para beneficio de todos los interesados en la botánica, algún conocimiento sacarán de él.

Recordatorio Sobre nuestro banco de imágenes

Recordatorio Sobre nuestro banco de imágenes

En esta ocasión os queremos facilitar, mediante este recordatorio, el acceso al banco de imágenes que escaneamos, digitalizamos y ampliamos constantemente y del cual hay una muestra permanente a vuestra disposición:

Aquí podréis ver las muestras del archivo disponible hasta la fecha: https://drive.google.com/drive/folders/17D_kZrel7UIHsoV2J5t_C4IKU1EMdr01?usp=sharing

La meta de nuestra Fundación es documentar gráficamente trabajos, tanto de investigación como de difusión, colaborando con nuestras macrofotografías a que estos trabajos sean más precisos y más comprensibles para un público no científico.

En esta línea documental, aparte de nuestro banco de imágenes, ofrecemos a nuestros posibles usuarios crear, conjuntamente con ellos, imágenes que se adapten a sus trabajos.

Asimismo, también os recordamos que la filosofía de nuestra Fundación es de DOCUMENTAR Y COMPARTIR, por ello, os invitamos a que participéis y cooperéis si tenéis documentación gráfica de natura que queráis ceder para que estudiantes y científicos del mundo puedan hacer debido uso de ella. Queremos llegar a ser una cooperativa productiva y útil para la sociedad, y trabajamos día a día para poder convertirnos en el punto de encuentro en el que compartir naturaleza, conocimientos y fotografía, entre otras muchas cosas.

Para cualquier colaboración, no dudéis en contactar con la Fundación.

Construcción de la BONET III o cómo reemplazar un microscopio por un macro extremo.

Construcción de la BONET III o cómo reemplazar un microscopio por un macro extremo.

En el último artículo, el de la BONET II, hice la observación de que los aumentos en macro no se corresponden a los de microscopía. Ello es debido a que en macro nos referimos a medidas de la imagen real respecto a la imagen sobre el sensor o a la imagen impresa y en microscopía se refieren al aumento de ángulo con que se observa el original a través de la óptica, “cómo se ve en el ocular”.

Estas dos imágenes están tomadas con la misma cámara y con el mismo sensor, y son de semillas de Dorycnium fulgurans. La primera, la que tiene 5 semillas, está tomada con el fuelle de la BONET II a unos aumentos x1, sobre un sensor de 17×13 mm. Como sabemos que la imagen formada sobre el sensor es x1, tomando medidas sobre la imagen y con un simple cálculo se deduce que estas semillas miden alrededor de 1,84 mm.

La segunda foto, la de la semilla en su vaina, está realizada a través de un microscopio a x40 aumentos, mismo sensor de 17×13 mm. Es evidente que, siendo una semilla de otro Dorycnium fulgurans, o sea, de medidas similares, no se ve 40 veces más grande que la otra. Si comparamos medidas vemos que la imagen resulta alrededor del doble de las semillas de la otra foto.

Durante un par de años hemos flirteado con el microscopio y, fieles a nuestro compromiso con la imagen, hicimos todo lo posible para aportar medidas reales para las posibles publicaciones. En su momento fue la mejor solución que tuvimos a mano para poder presentar semillas francamente pequeñas.

Pero, como la suerte nos sonríe, nos salió la oportunidad de comprar un objetivo Zeiss Luminar 25 mm/f3.5 a buen precio. Este es un objetivo clásico, a veces presentado como objetivo de microscopio aunque no sea exacto, que se diseñó expresamente para dedicarlo a macrofotografía. 

A lo largo de mis artículos he explicado que uno de los problemas del fotógrafo de macro es la difracción de la luz. Con objetivos normales de campo, los que usa la mayoría de fotógrafos, cuando usamos fuelle o anillos de extensión, rápidamente la imagen se “emborrona” y pierde definición por culpa de la difracción de la luz. En las ópticas que usan los microscopios, que son objetivos parecidos a los de cámara, se adoptan diseños que minimicen este problema, como observar los objetos con ángulos muy abiertos. Como consecuencia los objetos a mirar suelen estar prácticamente “rozando” el cristal del objetivo. Esto, a mí, me daba grandes problemas para hacerle una iluminación de estudio a una semilla colocada escasamente a 2-3 mm del objetivo, pero me tenía que aguantar (a x400 la distancia es 0.7 mm)

Los objetivos Luminar están diseñados en la línea de los objetivos de microscopio, pero para cámara. Era habitual que fueran montados en cámaras de formato grande y, nuestro Luminar, se publicitaba como mejor rendimiento entre x6 y x 25. Teniendo en cuenta que el objeto a fotografiar se coloca a 15/20 mm del objetivo resulta bastante cómodo para iluminar.

Con este pequeño preámbulo, vayamos al diseño. Recordemos que en la Fundación ya tenemos la BONET I que da magníficos resultados desde x0.5 hasta x5. Haciendo caso a la publicidad, construiremos una cámara a la medida del objetivo Luminar 25/3.5 que trabaje entre x5 y x25, con lo que pasaríamos a tener un amplio rango de macro… que con las técnicas digitales al uso y las técnicas de apilado pueden ampliar considerablemente nuestro archivo. Lo primero un poco de óptica.

La construcción de una imagen por parte del objetivo es física pura. Si el objeto está en el infinito, la imagen se formará “exactamente” a la distancia focal de la óptica que sea. Recordemos que por ser nuestros ojos imperfectos, creemos ver imágenes que están un poco antes y un poco después de F, por aquello de los círculos de confusión, lo que llamamos profundidad de campo, pero el objetivo es perfectamente matemático, “enfoca en F”.

Si a la distancia exacta de 2F observamos una imagen, podemos asegurar que tendrá, “exactamente”, la misma medida que el original. En el punto 3F será x2, en 4F será x3 y así, sucesivamente. La imagen se amplía (n-1) veces F, conforme vamos estirando el fuelle o vamos colocando tubos de extensión. Esto es teóricamente infinito, si no fuera que, a partir de una cierta ampliación, la difracción de la luz es tan notoria que la imagen se vuelve inútil. Como nota al margen y para lectores que usen objetivos “comerciales” de cámara, ya dijimos, en un artículo sobre macro extremo, que el mejor rendimiento “profundidad de campo-refracción” suele estar en el diafragma del centro del objetivo. Si hacemos macro, con fuelle o anillos de extensión la norma es que “ampliación x diafragma usado” no sobrepase este número, o sea, que si el diafragma de en medio es 8, por ejemplo, haciendo un macro x2 no conviene cerrar más de F4, dicho de otra manera, ¡nos quedamos sin profundidad de campo! Cierro nota.

En el caso de objetivos compuestos, la totalidad de los que usamos, con varias lentes, es muy raro saber dónde empezar a medir, aunque si sabemos la distancia focal. Entonces el x1 habrá que buscarlo por tanteo.

Para nuestro proyecto de cámara, como nuestro objetivo es de 25 mm de distancia focal, para llegar a x25 está claro que deberemos tener una posibilidad real de estirar el fuelle hasta (F+1)x25= 26×25=650 mm, teniendo en cuenta soportes de objetivo y cámara, quizá se podrían ahorrar unos milímetros, pero no vamos a discutir por unos cm de barra, máxime que tenemos barra de más.

Nota: Los otros artículos sobre este tema han sido un tanto periodísticos, meramente de presentación. Había dos razones importantes, una que solo pretendían situar al lector y la otra que en las otras cámaras yo trabajaba en taller de construcción, mecanizando mis soluciones y eso no es asequible para el no profesional sin maquinaria. Di poca información de las técnicas usadas porque presupongo que la casi totalidad de mis lectores no se van a poner a construir máquinas para macrofotografía y que el número de fotógrafos locos y mecánicos de oficio, simultáneamente,  puede ser nulo.

Ahora, en la construcción de la BONET III, jubilado y sin taller, por muy amplio que sea mi oficio me encuentro como casi todos mis lectores, obligado a resolver problemas mecánicos adaptando materiales de “gran superficie”, de ferretería o recurriendo a encargos puntuales a profesionales. Entonces aquí sí que me extenderé en las soluciones, más que nada por si algún lector está interesado en entrar en este campo, que vea que se pueden “chapucear” soluciones viables con bastante inventiva y con horas de trabajo artesano. Por descontado que este blog tiene “mi contacto” a vuestra disposición.

Volviendo al tema, a los 650 mm obligados, le añadiremos otros 150 mm para mesa y sistemas de enfoque, para soportes, focos de iluminación, etc. lo que nos da una columna de 800 mm

La experiencia me dice que con columnas tan altas y aumentos tan duros, cualquier vibración molesta de sobremanera. Por otro lado, en esto de no poder mecanizar y recordando aquellos perfiles de aluminio comprados a metros para la BONET I, la solución sería buscar un perfil con buenas ranuras longitudinales y que tenga una buena rigidez. En la BONET I, hasta x5,  ¡el perfil de 40×40 mm vibra al enfocar! 

También es cierto que, al haber usado la columna de una ampliadora como soporte y enfoque de la cámara propiamente dicha, en la BONET I añadí un voladizo importante que no ayuda en absoluto. De todas formas no quedaba más remedio puesto que la distancia del objeto al objetivo, con un 135 mm/5.6, varía entre unos 36 cm para x0.5 y unos 10 cm para un x5, lo mismo que si un objetivo saliera unos 26 cm al enfocar… y la BONET I es cualquier cosa menos ligera. Es más bien un armatoste que necesita un buen apoyo, de hecho, con menos columna ya era incomodísima como cámara de campo y por eso terminé construyendo la BONET II.

Aquí, en esta nueva cámara, pretendemos ir desde x5 a x25, está claro que habrá que aumentar la estabilidad. Además, como usaremos un objetivo de 25 mm/3.5 diseñado al estilo de objetivo de microscopio, la distancia objeto-objetivo varía entre unos 18 mm para x5 y unos 14 mm para x25, el sistema de enfoque será independiente de la columna.

Buscando en internet, encontré un perfil de 80×80 mm, con doble ranura que me permitirá, incluso, mantener un paralelismo entre montantes. Recordemos que ya no recurrimos a las técnicas de Scheimpflug, en esta cámara nos olvidamos de descentramientos, ahora mejoramos la profundidad de campo con el apilado.  

Visto así, en la foto, ya parece sólido. En la realidad me sorprendió, ¡es exactamente para lo que está diseñado!, una columna para montar separaciones en oficinas, ¡dudo mucho que vibre! Esos cuatro agujeros interiores, separados 40 mm, son de 6,8 mm de diámetro, la medida exacta para roscarlos a rosca M8/125, cosa que se ve en la foto, y que me servirán para sujetar la columna a la mesa de trabajo. Como me vendieron una barra de 2 metros, no me quedó más remedio que pasar por un taller mecánico y pagar el corte, el roscado lo hice yo en casa, ¡columna solucionada!

Ahora toca solucionar los montantes de la cámara. Las anteriores veces los fabriqué a medida de mis necesidades, pero ahora tengo las manos atadas, no tengo taller a mi disposición.

En su momento tuve una muy buena ampliadora con cabezal de color, para formato medio hasta 6×7 cm, una LPL 7700… la mesa y columna son el soporte de la BONET I.

Terminé de desguazar el cabezal de color para aprovechar los montantes de película y objetivo, solamente las dos placas sin guías ni arrastre de enfoque ni fuelle (el fuelle alargaba escasos 15 cm y yo necesito, al menos, 650 mm), los montantes desnudos. Con un par de taladros separados 40 mm, resultan fácilmente adaptables a la columna. Como parte del cabezal de la ampliadora, los montantes no son iguales, el montante del objetivo es menor porque tenía el suplemento del enfoque y las guías de unión al montante de la película. Yo resolví la diferencia con un par de cilindros roscados de aluminio que, evidentemente, tuve que encargar a un tornero (y pagar).

En este caso, mi única intervención, aparte de desmontar “todo” el cabezal de la ampliadora para separar los dos montantes, fue hacer los agujeros separados 40 mm, con un berbiquí de mano, ¡a pulso!, y conseguir que no se desviaran demasiado. Usé la técnica de empezar con la broca más pequeña posible ¡sin permitir que el taladro pasase para mantener el centro! Y seguí repasando el mismo taladro con brocas 1 mm mayores cada vez, muy lentamente y controlando todo lo posible. Hechos los taladros, fue necesario un mínimo retoque de lima de unas pocas décimas. Tontamente hablando, ya tengo apoyo para la cámara y para el objetivo.

En la foto del objetivo se le ve roscado a una pieza negra, es el soporte para objetivos de ampliadora que se acopla perfectamente al montante pequeño. Si observáis la foto de los dos separadores de aluminio, se ve que el montante pequeño tiene una zona circular rectificada, se ve una uña y hay un tornillo en el lateral. El soporte del objetivo se acopla y se sujeta perfectamente en este plano rectificado… La única cosa que tuve que hacer fue encargar al tornero un adaptador de rosca, de diámetro 39 mm a diámetro 19,5 mm que tiene el objetivo Luminar y ¡problema resuelto!

Entonces las actuaciones a la columna han sido sencillas, prácticamente se resolvieron comprando unas tuercas-guía propias del perfil de aluminio y unos tornillos, aparte de unas pequeñas actuaciones de un taller de mecanizado.

El soporte del objetivo estará fijo en la columna, el enfoque, al igual que se suele hacer en los microscopios, se realizará subiendo y bajando el objeto a fotografiar con una mesa de movimiento micrométrico, que compré hecha por internet. 

Como se aprecia en la foto, a la placa que soporta el objetivo, en los dos agujeros separados 40 mm y que quedan centrados con las ranuras del perfil he atornillado los dos separadores que me hizo el tornero y he roscado estas piezas de dos agujeros que se deslizan perfectamente por las ranuras de la columna (de hecho están fabricadas expresamente para el caso) Cuando el objetivo esté donde me interese, apretaré los dos separadores como tuercas, lo reforzaré con los dos tornillos para que quede fijo y apretaré la placa al otro extremo de los separadores, de tal manera que el centro del objetivo coincida con el centro del sensor en el otro soporte… ¡y trabajo terminado!

Para el soporte de la cámara hay una ligera complicación, este “sí” deberá moverse, ya que será el montante que fijará la ampliación, el que estirará más o menos el fuelle. Para eso también recurrí a un par de tuercas estándar, las de modelo largo porque esos dos tornillos que se ven serán los que emplearé para controlar la ampliación y quería tener comodidad de manejo. 

Todo mi trabajo, aparte de los dos taladros obligados donde sujetar el montante a las tuercas, consistió en cortar unos suplementos que se aprecian bien en la foto de la derecha, para evitar que el montante rozara la columna. Si se observan los accesorios-tuerca se ve perfectamente que tienen un reborde. Este reborde desliza perfectamente por los cantos de las guías de la columna, por lo que el montante sube y baja con mucha suavidad y perfectamente horizontal. En cuanto esté instalado el fuelle, resultará cómodo ajustar la ampliación, que estará convenientemente marcada en la columna.

Para la sujeción de la cámara, la Fuji GFX50, cuando la compré tuve una previsión que me ha resuelto el problema. Cuando compré esta cámara ya lo hice pensando en acoplarla a la BONET I y a la BONET II, tanto es así que compré solamente el cuerpo de la cámara, sin objetivos, resultaba más económico que comprar un respaldo digital. En realidad compré la Fuji GFX50 para “eliminar para siempre” el uso de película química pero mantener una máxima mía de hace muchos años que es que todas mis fotos sean reproducibles con calidad hasta UN METRO. La película hace bastantes años que la abandoné, pero tuve que resolver un compromiso y lo hice con una cámara Micro 4/3 y no me sentí bien… ¡quedaba pobre!

La previsión es que en la tienda donde compré la cámara impuse que también me consiguieran del servicio técnico TRES bayonetas de objetivo, atornillables donde me diera la gana. Dos de ellas ya estaban “colocadas”, en los dos fuelles que ya tenía en uso, la tercera será el soporte de la BONET III.

El trabajo habrá resultado bastante fácil, cuando compré la Fuji, encargué al tornero un tubo de aluminio donde rosqué una de las bayonetas para hacer unas pruebas, el tubo que aparece en la foto. El tubo era más largo y tenía agujeros mecanizados.

Para este nuevo proyecto volví al tornero para que aprovechara el trozo de tubo que quedaba virgen, busqué una placa que tuviera unas medidas similares al montante móvil, taladré el agujero necesario y pegué el soporte de la bayoneta a la placa con Araldit.

Esta placa se atornillará al montante, aprovechando los tornillos que se emplean para sujetar en fuelle, de los que se ven unos agujeros en el montante. Todo el trabajo consistirá en taladrar la placa negra.

En cuanto a mecánica ya está resuelta la cámara, lo único que falta es resolver el enfoque… ¡y el fuelle!

En otros artículos he explicado el nuevo sistema digital de obtener más profundidad de campo, el apilado. Consiste en tomar varias fotos a distintos planos y, con el programa adecuado, seleccionar las zonas enfocadas de cada plano y montar “el puzle” en una foto única que abarque la totalidad del grueso del objeto. La verdad es que esta técnica resulta espectacular, en cuanto a la definición que aporta a la imagen…  y lenta y trabajosa porque hay que corregir los errores del programa de apilado.

El problema es la precisión. En la BONET I, con el objetivo 135/5.6, cuando se amplía al máximo de x5, la profundidad de campo se limita a escasos 0.5 mm. En microscopio la cosa se reducía a 0.033 mm en el caso de x40, a 0.015 mm en el caso de x100 y a 0.005 mm si ampliábamos a x200. Con este objetivo, hasta que lo pongamos en funcionamiento y hagamos las pruebas pertinentes, no sabemos cuál será su mejor rendimiento pero no hay duda que se medirá en milésimas de milímetro.

En su momento hicimos una prueba y pudimos medir que entre aumento mínimo, x5, y aumento máximo, x25, sería necesario un recorrido del punto de enfoque de unos 5 mm. A esto habrá que añadirle el grueso del objeto que, tratándose de objetos nivel macro, siempre será pequeño, supongamos que, como máximo, pueda ser un “garbanzo” de 10 mm.

Hubiera resultado ideal encontrar una mesa micrométrica que se desplazara 15 o más milímetros, solo encontramos a buen precio la de la foto que tiene un recorrido de 13 mm, con un dial con una precisión de 0,005 mm… ¡procuraremos adaptarnos!

Cuando la cámara esté acabada y operativa, ya he apuntado que el objetivo quedará fijo en la columna y que el enfoque se hará subiendo y bajando el objeto a fotografiar. El objetivo se deberá ajustar al punto más alto de la mesa (para evitar errores, la mesa la subiremos 12 mm y este será el recorrido del que podremos disponer) Entonces, este ajuste se hará con un suplemento a la mesa de, por ejemplo, 5 mm y esto nos dará un recorrido real de unos 17 mm, donde se ubicarán los objetos a fotografiar y que podrán ser ajustados capa a capa con la precisión señalada de hasta 0.005 mm. Esperamos que resulte cómodo.

¡Solo queda resolver el fuelle! Este ha sido el talón de Aquiles de este proyecto, ¡el fuelle!

Teniendo en cuenta nuestra falta de experiencia en construcción de fuelles, lo primero ha sido fabricar un molde como ayuda y referencia.

¡Primeros problemas! El molde se fabrica con 9 barras cuadradas que forman un cuadrado de 3×3 secciones, fáciles de desmoldar al estar acabado. Al tener que recurrir a prefabricados de gran almacén, las medidas son las que son. O cogía barra de 30×30 mm y no llegaba o la cogía de 35×35 y me pasaba (el fuelle debía ser de 95 mm entre aristas) Elegí 30×30, que en realidad era 29x 29 mm, monté el taco de 3×3 secciones y dibujé las aristas y cortes en las cuatro caras del bloque, como se ve en la foto, marcando las zonas de madera que debían desaparecer. Este trabajo es básico, porque lo de fabricar crestas y ranuras lo tenía que encargar a un profesional (yo no dispongo de maquinaria) y la experiencia aconseja hacer el encargo con TODOS los problemas operativos resueltos, procurar no dejar ningún detalle constructivo al azar. Un carpintero aceptó el encargo, y lo hizo correctamente, pero lijó los cantos para un mejor acabado y, teniendo en cuenta que ya me había quedado corto, ¡con la lija rebajó 1 mm extra! Menos mal que ya estaba previsto “ensanchar” el molde.

En las fotos se aprecia el suplemento de cartón pegado a la madera y la separación obtenida entre barras. De los 86 mm a los que había quedado el molde después de mecanizado y lijado, se lo hizo crecer a 94 mm

Acto seguido, con una barra de cantonera, comprada en una ferretería, se hicieron unos utillajes, trocitos sueltos y una serie pegados a una tabla, que nos ayudaran a mantener las telas sujetas y perfectamente ajustadas a cada una de las ranuras, ¡a pesar de tanta previsión, os puedo jurar que faltaron manos!

Y con esta preparación, empezamos el primer fuelle, que terminó en fracaso. Un fuelle es, básicamente, una tela opaca, plegable como una tela, con refuerzos en las caras de cada cresta para que mantenga una cierta rigidez mientras se estira o se pliega, ¡esta es la teoría!

Empezamos por dar dos capas de pintura en spray, negro mate, a una tela negra para opacarla ¡y no quedó totalmente sellada! Ajustamos esta primera tela al molde, pegada con cola de contacto y la reforzamos con cartulinas en cada una de las caras de cada pliegue. Luego, como la opacidad era dudosa, cubrimos con una segunda tela, también opacada con otras dos capas de negro mate y perfectamente pegada a cada cartulina de refuerzo, para que mantuviera la rigidez del fuelle. Cuando quitamos el molde, después de un montón de horas de trabajo, de ir a comprar telas y botes de pintura y de algún que otro cabreo, ¡sacamos un molde perfectamente opaco y rígido como la mojama! Además, con tanto grueso de tela, tanta pintura y tanta cartulina, aunque nos sentáramos encima solo se comprimía hasta 18 cm, vamos, que no tenía ninguna utilidad para el proyecto ¡Esto pasa por no saber del tema!

Hubo que volver a empezar desde cero. Cambiamos de técnica, para la tela interior, negra para evitar reflejos, elegimos una tela fina de punto, más rugosa y más flexible que en el primer intento. En la trama se veía al trasluz, entonces se opacó con papel de seda negro, pegado con pegamento permanente del que se usa en artes gráficas, en spray. Esto nos dio una primera capa, bien ajustada al molde con la ayuda de los utillajes de madera que hemos visto antes.

Para dar rigidez al fuelle seguimos recurriendo a la cartulina pegada con cola de contacto, pero reforzando una sola cara de cada cresta. Las 23 cartulinas que dejamos de poner representan comprimir el fuelle 1 cm más, además dejamos más libertad de movimiento a las telas. En las fotos se aprecia la gran ayuda que representan unos trocitos de cantonera de madera y un peso de plomo, usados como utillajes.

En la tercera foto se aprecia el forro con papel de seda negro. En realidad se trata de una segunda capa porque este papel es tan fino y delicado que, manipulando, se hicieron desgarrones en la primera capa.

Se puede decir que el fuelle está listo, pero con un acabado basto y con infinitas manchas de pegamento, que si se apretaran los pliegues podrían pegarse e inutilizar el fuelle. Por eso se le aplica un forro de una tela de raso y ya podemos desmoldar.

En la primera foto una vista de la capa interna, donde se aprecia la tela, en los cantos destaca el forro de papel de seda y se ven claramente los refuerzos para mantener una cierta rigidez. En la otra foto ya tenemos el fuelle acabado, forrado con la tela de raso y desmontado el molde. A decir verdad, se ha resuelto el problema del fuelle, pero ha sido complicado, difícil y ha quedado con un acabado “poco profesional”, no descarto algún día confeccionar otro fuelle y, si sale más agraciado, sustituirlo.

A partir de aquí entramos en la última fase del proyecto, armar la cámara. Llevamos un par de meses reuniendo materiales, mecanizando piezas y encargando mecanizados al taller de torno.

La primera actuación es unir el soporte de cámara y el soporte de objetivo con el fuelle. El sistema va a ser sencillo, usando el mismo sistema de tornillería que se usaba en la ampliadora, atornillar ambos lados. En el fuelle de la ampliadora había unas placas que reforzaban la unión, pero que ahora no caben en la ranura, toda vez que el nuevo fuelle es más grueso, se resuelve por el sistema de encolar el fuelle a la placa soporte y reforzamos con los mismos tornillos, sin placas de refuerzo. A decir verdad, ¡un poco chapuza, pero queda perfectamente sujeto!

Y, Señores, ¡ese ha sido el proceso! Ha habido un trabajo, que se puede observar en las fotos de portada, consistente en, sentado y con una paciencia infinita, ir marcando los tirajes para obtener ampliaciones fijas.

La primera medición, obtener la ampliación mínima que nos permite la compresión del fuelle. A pesar de haber escatimado todo lo posible en espesores, el fuelle completamente comprimido abulta 8 cm. Si añadimos soporte de objetivo, soporte de cámara, gruesos de placas y posición del sensor el aumento mínimo se quedó en x6.6. Como en la BONET I llegamos a x5, para jugar con números exactos hemos empezado por estirar el fuelle hasta conseguir una ampliación exacta de x7.

Este ha sido nuestro punto de partida, mínimo aumento x7. Hemos marcado esta referencia y medido con precisión la separación entre placas. Ahora ya sabemos que si separamos las placas otros +75 mm (recordemos que cada alargamiento de una distancia focal, en este caso 25 mm, aumenta X1 más) pasamos a x10. Subimos otros +125 mm y tenemos x15. Otros +125 mm y tenemos x20. Y, con los últimos +125 mm, x25.

En cada una de estas posiciones, marcada con precisión, hemos tomado una foto a una reglilla y medido en pantalla el campo abarcado. Nos ha dado que las ampliaciones son exactas en un 0,3%. Hechas todas estas mediciones, sujetar firmemente el montante del objetivo, a una distancia de la mesa micrométrica que nos permita aprovechar todo su recorrido  y colocar y marcar el montante de la cámara para poder elegir las ampliaciones que nos puedan interesar.

Y esta es la primera muestra que se ha realizado, una toma de arena de la playa de Ciudad Jardín, en Palma de Mallorca, a una ampliación x10, realizando 15 tomas separadas 40 micras, a máxima abertura del objetivo. Se observa un campo de 4,4 x 3,3 mm y una profundidad de campo de 15×0.04 = 0,6 mm

Ahora queda hacer una serie de fotos en distintas ampliaciones y aberturas de diafragma, para establecer los mejores rendimientos del objetivo, pero se puede decir que esta foto de arena inaugura un nuevo proyecto de la Fundación Pep Bonet Capellá en el mundo macro fotográfico de la Geología, una documentación de arenas de 93 playas del mundo.

Como fundador de la Fundación Pep Bonet Capellá me siento orgulloso de que “este” vaya a ser el primer artículo que se publicará con la Fundación constituida, refleja el espíritu de la misma, aquel lema de “DOCUMENTAR Y COMPARTIR”.

FAQ

FAQ

¿PUEDO APORTAR / DONAR MIS ARCHIVOS Y MATERIALES A LA FUNDACIÓN?

Sin duda, esta Fundación tiene como objetivo recopilar, organizar, administrar y facilitar la documentación gráfica en cualquier formato que archivemos, con el fin de poner dicho material a disposición de quién lo pueda precisar para la investigación o difusión científica, con los debidos protocolos y normas. El objetivo es que toda esta documentación, sea propia o ajena, procedente de colaboradores, no se pierda y resulte útil a quienes la precisen.

¿PUEDO OBTENER DOCUMENTOS GRÁFICOS DE LA FUNDACIÓN EN EXCLUSIVA?

No, la Fundación tiene abiertos sus archivos a todo el mundo y cualquier persona o entidad, que respete nuestras normas, tiene derecho a solicitar nuestro material. Sin embargo, somos respetuosos del esfuerzo ajeno y cuando prestemos material para publicación, durante TRES MESES mantendremos bloqueado el material prestado para evitar que otras personas puedan “pisar” la novedad de la publicación. 

¿QUÉ OBJETIVOS TIENE LA FUNDACIÓN?

En la página de inicio hay una cumplida explicación de nuestros objetivos.

¿PUEDO ENCARGAR TRABAJOS A LA FUNDACIÓN?

Si, si eres científico, investigador o comunicador del mundo de la ciencia y tus trabajos son sin ánimo de lucro, la Fundación estará encantada de colaborar contigo en el apartado de documentación, poniendo a disposición de tu proyecto todo nuestro instrumental y pericia. El material generado, todo, pasará a ser de tu propiedad y gestión, pero la Fundación se quedará una copia, para engrosar su archivo, copia que pasará a ser administrada junto con todo el resto de archivos de la Fundación y a ser tratada según las normas y código ético de la misma, siempre citando la procedencia.

Si el encargo proviene de una empresa con ánimo de lucro, la Fundación también puede colaborar, siempre que la empresa colabore en el mantenimiento de la Fundación.  Indiscutiblemente, la Fundación se quedará copia del trabajo realizado para engrosar su archivo público y tratar estas copias como propias, siempre citando su procedencia.

¿A QUIÉNES NOS DIRIGIMOS?

Siendo la finalidad de la Fundación la recopilación y compartición de documentación de elementos de naturaleza, serán beneficiarios de la misma las personas o entidades que tengan necesidad de estos documentos gráficos para sus trabajos, bien sean de investigación, bien sean de difusión, siempre cumpliendo nuestros protocolos y normas.

ADEMÁS DE COMPARTIR MIS ARCHIVOS, ¿PUEDO COLABORAR EN ALGO MÁS CON LA FUNDACIÓN?

¡Por descontado que sí! Somos una Fundación de documentadores gráficos y agradecemos mucho la colaboración científica, sobre todo en identificar correctamente nuestros documentos gráficos. También agradecemos muchísimo trabajos de campo como herborización y recogida de materiales a natura para poderlos fotografiar en nuestras instalaciones, siempre respetando nuestro código deontológico. Y, también, puedes ayudar a financiar proyectos. Incluso eres bienvenido en las labores cotidianas que ya tiene en marcha la Fundación en todos sus procesos y áreas. 

¿QUÉ FUNCIONES ENGLOBA LA FUNDACIÓN?

  • Aceptar, clasificar y gestionar colaboraciones de otros documentadores de elementos de la naturaleza, fotógrafos, pintores, etc.
  • Fomentar becas para promocionar el trabajo de especialistas en pro de generar documentación para uso y disfrute de otros investigadores.
  • Crear e impartir formación para divulgar las diversas técnicas al uso en materia de fotografía o de utilización de los instrumentos para la obtención de documentos gráficos.
  • Mantener en funcionamiento instalaciones técnicas con la dotación necesaria para generar documentos gráficos, básicamente fotografías y vídeos, de temas de naturaleza. En estas instalaciones se dispondrá de cuantos instrumentos se puedan adquirir para conseguir estos fines (cámaras, lupas, microscopios, etc.)

¿QUÉ OBJETIVOS TIENE LA FUNDACIÓN?

En la página de inicio hay una cumplida explicación de nuestros objetivos.

¿CÓMO PUEDO USAR EL MATERIAL DE LA FUNDACIÓN?

Si eres investigador o haces difusión sin ánimo de lucro, simplemente deberás solicitarlo “expresamente para cada utilidad que tengas prevista, cada vez que quieras utilizarlo”.

Si en el uso se genera un lucro, también se puede establecer una colaboración con una compensación para la Fundación. Deberá tenerse en cuenta que la Fundación no es un banco de documentos para alquiler y que no parte de una tarifa de uso para sus archivos. Las colaboraciones, que se estudiarán en cada caso, podrán ser dinerarias, en especias o en forma de servicios.

¿PUEDO GUARDAR LOS DOCUMENTOS GRÁFICOS DE LA FUNDACIÓN EN MI ARCHIVO?

No, la Fundación colabora gustosamente en documentar artículos y trabajos de ciencia, gratuitamente si son sin ánimo de lucro y compensados si tienen carácter comercial, pero nunca cede los derechos de sus documentos, siempre los cede para una aplicación concreta. Por eso se debe hacer una petición específica del documento que se requiere e indicar para qué cosa se requiere… y hacer este trámite cada vez que vaya a usarse el mismo documento, incluso para reediciones.

Si el encargo proviene de una empresa con ánimo de lucro, la Fundación también puede estudiar un acuerdo de colaboración mutua.

FAQ

Código Ético de la Fundación

El comportamiento de la Fundación, en cuanto a sus actividades como fotógrafos de naturaleza y en particular a la gestión de archivos propios y ajenos, debe seguir unas pautas éticas indiscutibles. Para ello hemos estudiado códigos deontológicos de otras entidades y asociaciones, lo hemos comparado con nuestro código ético propio y extraemos el siguiente resumen que marcará nuestras actuaciones.

En cuanto a nuestra actividad como fotógrafos de naturaleza:

Deja el entorno de la fotografía igual que lo encontraste.

No cortes flores o plantas para fotografiarlas, no uses la técnica de arrancar todo lo que rodea a tu sujeto fotográfico. Y, sobre todo, tratándose de especies protegidas. Procura fotografiar “a natura” y respetando el hábitat.

Al caminar sobre suelos con especies vegetales sensibles, evita pisarlas.

Recuerda que la captura o recolección de especies está regulada por permisos específicos que gestionan las autoridades.

No arranques plantas, no molestes a las aves en sus nidos ni a los mamíferos en su madriguera, especialmente en época reproductora, recuerda que nunca una fotografía justifica causar daño al espécimen.

En los espacios protegidos, solicita permisos de fotografía a las autoridades competentes.

Comunícate con las entidades que gestionan las reservas, transmitiendoles los datos de tus capturas fotográficas e informándoles de tus hallazgos. Comparte con los gestores la información delicada y de interés de especies.

Procura no utilizar modelos en cautividad: no aportan datos sobre la distribución, la etología, la fenología ni el hábitat de las especies. No manipules las especies animales para que estén quietas.

Si, a pesar de todo, se usan modelos en cautividad o plantas cultivadas, se deberá especificar en la información.

En la recolección de diásporas o semillas, mantener un escrupuloso respeto a las plantas protegidas y obtener las correspondientes autorizaciones.

Para la fotografía de macro extremo o microscópica, resulta evidente que algunas de las recomendaciones precedentes no tienen sentido. A veces son necesarias la captura de microorganismos, o la recolección de una parte de un musgo o liquen, o de esporas, etc. Cuando sea esta la situación, recolectar la mínima muestra necesaria.

En cuanto a nuestra gestión de archivos:

La autoría de las fotos, dibujos o documentos gráficos en general es una seña de identidad del documento en sí y siempre deberá acompañarlo. Siempre se ceden los documentos gráficos con el nombre del autor y la especificación de que debe ser citado.

La Fundación es autónoma y actuará en colaboración con científicos o divulgadores, pero en cada colaboración mostrará el máximo respeto al trabajo ajeno. Por esta razón, si comparte información gráfica con un proyecto, bloqueará dicha información hasta que el proyecto se haya publicado y sus autores sean reconocidos.

La Fundación se ofrece a realizar documentación a medida de proyectos ajenos, colaboraciones con científicos e investigadores, En este caso la autoría será de los miembros de la fundación, pero es indiscutible el mérito de quien dirija el proyecto y seleccione los documentos a realizar. En estos casos, la Fundación, además de citar el nombre del autor, citará el proyecto que dio lugar al material específico, en reconocimiento al trabajo ajeno.