Quien no se consuela es porque no quiere.

Quien no se consuela es porque no quiere.

En el 2011 estuve en Nepal, en el Parque nacional de Sagarmatha, por situarnos, en la “barriada” del Everest. ¡Una de las mejores experiencias de mi vida!

Si bien ya tenía una edad y a pesar de que no me sobraba nada, aguanté 16 días de trekking, entre 3000 y 5000 metros. Once años después ¡me rindo! Para estas exhibiciones ya no doy la talla. Solo por recordar, el trekking fue entre Lukla y Gokyo. Quizá algún día me dé la morriña y le dedique un artículo, hoy solo un breve recuerdo porque he estado fotografiando arenas de Nepal, por ejemplo, estas de cerca de Pangboche, del río Dudha Koshi.

Las arenas me las han traído, pero, casualmente son de la zona donde estuve… y de ahí que se han activado mis recuerdos, he pasado por el archivo a ver fotos y he recordado anécdotas y compañeros de viaje. Ved sino un par de fotos, precisamente de Tengboche y Pangboche,

Este es, precisamente, el río donde se recogió la arena de las fotos anteriores

El pueblito de cubiertas verdes es, precisamente, Pangboche y, si os fijáis, los caminos que cruzan las montañas NO SON CARRETERAS, solamente hay senderos, todo, absolutamente todo, se conecta caminando. Pangboche está a unos 3900 msnm, hay que bajar unos 50 metros hasta el río y subir un centenar para hacer esta foto. En los Himalayas todo va así, siempre subiendo y bajando… con algo así como la mitad de oxígeno del que hay a nivel del mar. Lo dicho, mi edad y mis rodillas ganan la partida, aun puedo hacer salidas cortas por la montaña mallorquina, pero eso es todo.

Allá el 2015 hice un proyecto de ir a los Anapurnas, ¡más de lo mismo! Por cuestiones que no vienen al caso no pudo ser y cuando “si se pudo” yo había perdido el fuelle y todo quedó como asignatura pendiente… ¡pero siempre queda el premio de consolación!

En la colección de arenas que me encargaron fotografiar, aparte de las vistas de la zona de Sagarmatha, también las hay del río Gandaki y, tocando las arenas me he hecho la ilusión de haber vuelto a los Himalayas, lo dicho, “quién no se consuela es porque no quiere”.

Como nota curiosa de estas arenas de alta montaña, provenientes a veces de glaciares, si os molestáis en tomar medidas veréis que los granos son bastante finos, hay muchos de menos de 0,2 mm. Pues bien, en los granos oscuros se aprecia que “tienen polvo”, están sucios de un polvillo microscópico proveniente de la moltura de roca por parte de los glaciares en su recorrido.

Hace tiempo ya hice un comentario al respecto, hablando de arenas de Tierra de Fuego, en América del Sur. Este polvillo, con paciencia, consigue llegar al mar y se convierte en una buena provisión de minerales para el fitoplancton… y en el principio de la cadena trófica.

Para mi desgracia, se me acabaron las grandes aventuras. Pero si os fijáis, con un simple puñado de arena aun me puedo situar cerca de Jomosom, en plena cordillera de los Himalayas ¡y soñar es gratis!

Quizá esta sea la mayor ventaja de la Fundación, vivir en la sensación de ser libre como el viento… incluso sentado delante del ordenador apilando fotos de muchísimas capas.

Por otro lado, el haber hecho estas macro fotografías puede que le sea útil a algún geólogo en algún análisis de tierras lejanas. Este es el espíritu de la Fundación, “DOCUMENTAR Y COMPARTIR”

Y, hablando de compartir, si compartís el artículo, si le dais difusión, habrá más posibilidades de que algún científico o comunicador le encuentre utilidad a estos trabajos… o se les pueda ocurrir alguna proposición “honesta” para aprovechar nuestro equipo y nuestros conocimientos.

Entomología

Entomología

Decimos en Mallorca, traducido literalmente, “cada uno vive con el arte que aprende”, pudiendo traducir “arte” por “habilidad” u “oficio”. Nosotros aprendimos a hacer fotos.

Desde la Fundación seguimos, en redes sociales, a gentes que saben mucho más que nosotros, botánicos, entomólogos, astrónomos, matemáticos, ornitólogos, etc. A veces nos cuesta entenderlos, pero, gracias a ellos, nuestras fotos pueden mezclar detalles científicos con la estética y pasar a ser una elegante documentación.

Por ejemplo, últimamente nos ha dado por incorporar insectos a nuestro archivo. Nos paseamos con nuestro cazamariposas y luego “exprimimos” al pobre insecto para justificar su caza. En este caso ha sido un $Bombus terrestris. Aprovecho para recordar que somos fotógrafos, no científicos, y, a pesar de lo que nos esmeramos, avisamos siempre que “nuestras identificaciones” no son seguras, lo hacemos con este símbolo “$” para no engañar a nadie. Si no hay símbolo “$”, significa que alguien preparado ha verificado nuestra identificación.

Este es el resultado de nuestras cámaras de banco y de tomar las fotos con un sensor de formato medio de 50 Mpx. Esta foto del abejorro se tomó a x1,5 sobre el sensor y, por comodidad del lector, hemos anotado el campo abarcado. Y, como la calidad sobra, no hay ningún inconveniente en recortar la punta de la pata y ver una de sus garras, cuatro veces más grande.

La ventaja de trabajar con buen equipo es que permite “hacer milagros”. Véase si no al abejorro mirando a la cámara. Esta vez hemos tomado un x4 y, tan ampliado, el “bicho” estaba bien rebozado en polen y motas de polvo, diríase que un tanto abandonado. En el recorte del ojo, en este caso un x16, se ven perfectamente las motas, que, aparentemente, no le molestan tanto como a los humanos.

Siguiendo la demostración de nuestros equipos, hemos cambiado de cámara y hemos tomado un x10 del ojo. Seguramente al científico le pueda interesar algún otro ángulo. Entonces está claro que, teniendo un archivo de 50 Mpx, no hay inconveniente en hacer un recorte de x40, donde se aprecian perfectamente las motas de polvo y polen que recubren al insecto.

No es la primera vez que lo comentamos, no es lo mismo el multiplicador en macrofotografía que en microscopía. Cuando nosotros decimos que una imagen está ampliada a x10, nos referimos que la imagen sobre el sensor es 10 veces mas larga que el objeto real.

En nuestro caso, siempre, nuestro “POR” se refiere al aumento sobre el sensor de la cámara. Actualmente usamos un sensor de 44 x 33 mm, por lo que, por ejemplo, un x10 significa que nuestro sensor está registrando un campo de 4,4 x 3,3 mm. Por descontado que si hacemos una ampliación en papel o en una pantalla de nuestro x10, habrá que multiplicarla por la ampliación realizada. Dicho de otra manera, x10 es nuestro archivo, cuando lo miramos en una tablet o en un monitor o en la página de un libro vemos una imagen más grande que x10… y si hemos hecho un recorte, más.

En microscopía se sigue otro criterio, los “POR” de los microscopios se refieren al ángulo con que VEMOS la imagen, respecto a mirarla a ojo desnudo. Nada que ver con medidas reales, más bien es la medida de una sensación. Para hacernos una idea aproximada (solo aproximada) los “POR” de los microscopios son como unas 10 veces los del macro, o sea, x10 es, mas o menos, un x100, para la gente que trabaja en microscopía.

Entonces, ya que estábamos, hemos sacado unos detalles de las garras a un x20 (en microscopía, alrededor de x200)

Y, teniendo de partida 8256 x 6192 px, nos podemos permitir el lujazo de hacer recortes como los de la foto de 0,55 x 0,41 mm. donde el pelo rojizo que se ve detrás de las uñas de la garra es de unas 12 a 15 micras de grueso o la uña pequeña mide unos 0,25 mm de largo (unas 250 micras)

Casi desde el principio de nuestra afición, siempre nos ha obsesionado marcar las medidas de lo fotografiado. Desde el punto de vista artístico no tiene ninguna utilidad, pero siempre hemos asumido que nuestra foto puede ser útil al investigador y, en investigación, los detalles son importantes. Como lo es tener la geolocalización del sujeto, o sobre que planta se ha cazado un insecto…

Como dice nuestro lema, “Documentar y Compartir”, compartir nuestras fotos y toda la información de los sujetos que salen en ellas… o hacerlas a medida de la información que se quiera estudiar o difundir.

Nummulites en Palma de Mallorca

Nummulites en Palma de Mallorca

En nuestro quehacer diario, nos solicitaron documentar una pequeña colección de Nummulites. Al oír la palabra me vino a la memoria una historia de mi adolescencia.

En la clase de Física y Química, un grupito de “teenagers” inconformistas, intentamos “pillar” al profe (un Sr. de un inmenso bagaje cultural y técnico y excelente profesor) y preguntamos ni me acuerdo qué, impertinentemente, con malas intenciones. La respuesta, “Esto entra en el vasto campo de mis desconocimientos”, nos dejó sin palabras… ¡Muy pipiolos para tan excelente profesor!

En mi caso, la palabra “Nummulites” se hundía en el insondable océano de los míos, de mis desconocimientos. Menos mal que ahora disponemos de San Google, los Dioses nos lo conserven, y me pude documentar.

Directamente de la Wikipedia, https://es.wikipedia.org/wiki/Nummulites, me enteré que se trataba de esqueletos de animales de más de 40 millones de años, muy abundantes en los mares del Paleoceno y el Eoceno, y que suelen aparecer incrustados en rocas calizas del Eoceno, en el Mediterráneo, evolución del mar de Tetis. Luego, ya que estaba, seguí aprendiendo. Al igual que hemos hecho en la Fundación, invito a los curiosos que no estén versados en el tema a documentarse, que para esto están las redes.

Documentándonos, nos enteramos que las columnas del Claustro de San Francisco, en Palma de Mallorca, las que aparecen como foto de portada, se habían tallado de rocas nummulíticas, al igual que sucede con columnas del Claustro de Pedralbes en Barcelona.

Como se aprecia en las fotos, durante algunos millones de años fueron unos organismos muy abundantes, que iban muriendo y dejando sus esqueletos enterrados en el fango. Fango que, con el tiempo, solidificaría en rocas aptas para fabricar columnas.

Anverso y reverso de un Nummulite, algo pulido para que se pueda apreciar que se trataba de una especie de “caracola” (nada que ver con los caracoles) que actuaba a modo de esqueleto de un organismo unicelular. Se intuye que, además de la espiral, el tubo estaba dividido en cavidades. Leyendo, hemos descubierto que, junto con el “bicho”, convivían algas que ayudaban a apotar alimentos.

En estos otros nummulites, también anverso y reverso, quizás se aprecia mejor el tubo en espiral y su reparto en cámaras.

En las columnas ya se aprecia una cierta cantidad de ellos, pero en el material a documentar había un par de piedras espectaculares. Auténticos cementerios de nummulites, desde pocos milímetros hasta un par de centímetros.

Y, por último, un corte de una roca con incrustaciones de Nummulites, pulida.

A decir verdad, la aventura de la Fundación es tremendamente divertida. Cierto que, en los estándares actuales de pragmatismo mercantilista, saber de la existencia de los “Nummulites” pocos beneficios nos aporta, pero estar observando unas columnas y poder saber que las adornan unos organismos que vivieron hace millones de años, y saberlos identificar, a nosotros nos alegra el alma. Supongo que es eso de “la aventura del saber”.

Ya lo hemos comentado más veces, la finalidad de la Fundación es DOCUMENTAR Y COMPARTIR, nosotros solo presumimos de saber hacer fotos, los científicos y los comunicadores sois vosotros. Así como hemos documentado esta pequeña colección de Nummulites, tenemos la capacidad de fotografiar cosas entre uno (1) y ochenta (80) milímetros con un buen nivel de calidad que, con vuestras explicaciones, pueden colaborar a difundir la cultura científica. Estamos abiertos a vuestras peticiones y, si no nos necesitáis, no dudéis en contárselo a otros que, quizás, si que puedan aprovechar nuestros conocimientos y nuestras técnicas.

Recordatorio Sobre nuestro banco de imágenes

Recordatorio Sobre nuestro banco de imágenes

En esta ocasión os queremos facilitar, mediante este recordatorio, el acceso al banco de imágenes que escaneamos, digitalizamos y ampliamos constantemente y del cual hay una muestra permanente a vuestra disposición:

Aquí podréis ver las muestras del archivo disponible hasta la fecha: https://drive.google.com/drive/folders/17D_kZrel7UIHsoV2J5t_C4IKU1EMdr01?usp=sharing

La meta de nuestra Fundación es documentar gráficamente trabajos, tanto de investigación como de difusión, colaborando con nuestras macrofotografías a que estos trabajos sean más precisos y más comprensibles para un público no científico.

En esta línea documental, aparte de nuestro banco de imágenes, ofrecemos a nuestros posibles usuarios crear, conjuntamente con ellos, imágenes que se adapten a sus trabajos.

Asimismo, también os recordamos que la filosofía de nuestra Fundación es de DOCUMENTAR Y COMPARTIR, por ello, os invitamos a que participéis y cooperéis si tenéis documentación gráfica de natura que queráis ceder para que estudiantes y científicos del mundo puedan hacer debido uso de ella. Queremos llegar a ser una cooperativa productiva y útil para la sociedad, y trabajamos día a día para poder convertirnos en el punto de encuentro en el que compartir naturaleza, conocimientos y fotografía, entre otras muchas cosas.

Para cualquier colaboración, no dudéis en contactar con la Fundación.

Trasmochos

Trasmochos

¡Mi Community Manager me acaba de dar un tirón de orejas!

Desde que pusimos en marcha la web de la Fundación Pep Bonet Capellá que tengo abandonada mi web personal.

En parte tiene razón, es que yo soy “de la vieja escuela” y no me adapto al ritmo frenético y a la simplificación de las redes sociales. Creo que, para mi suerte, fui educado en un estilo renacentista. Ya de niño, mezclaba el ir a pescar con la astronomía y el recuento de buitres negros en la Serra de Tramontana y ya se sabe que “lo que se aprende con babas no se olvida con canas” (hace tiempo, leyendo otra cosa, encontré este párrafo que viene al pelo en este refrán, por lo de viejas, “En España la primera colección de Paremias corresponde al Marqués de Santillana y lleva por título Refranes que dicen las viejas tras el fuego”)

La verdad es que sí he seguido compartiendo actividades, pero cada vez me he ido limitando más a la “oficialidad” de la Fundación. En mi web personal compartía mi espíritu aventurero contando mis viajes, mientras que en la Fundación pienso que mis actividades privadas no son relevantes, estoy tratando a la Fundación como a una empresa y a sus seguidores como clientes interesados en sus actividades… Y, en el mundo empresario, suele ser importante la eficiencia. Las cuestiones personales se dejan para “fuera de la empresa”. Básicamente escribo sobre aplicaciones y avances de la Fundación.

En fin, toda esta parrafada para reconocer que mi Community Manager tiene razón.

Entonces, aunque sea con retraso, retomaré mis viejas costumbres y contaré, resumida, mi última aventura.

Todo va en gustos, hay quien gusta de cruceros por el Mediterráneo, otros de visitar grandes urbes, museos y arquitectura. ¡Para mi no hay nada como la naturaleza!

La última salida fue en noviembre pasado, me dio por ir a fotografiar TRASMOCHOS.

Que ¿qué son trasmochos? Pues una técnica de producción de madera con alto rendimiento, que lleva usándose cientos de años (en Japón aún está en uso)

Al árbol se le hacía una poda severa dejando solamente una muestra de las ramas más gruesas y, preferentemente horizontales. En estos “tocones altos” brotaban chupones que se controlaban y se distribuían de tal manera que no se estorbaran entre sí. Era bastante fácil que un tronco tuviera su docena de chupones, que iban a crecer bien rectos y verticales y que, en 15 o 20 años tendrían una buena docena de troncos maderables.

Como puede verse, una forma de incrementar la producción, incluso de mejorarla, en el sentido que era muy fácil controlar el crecimiento de estos “árboles de segunda generación” consiguiendo controlar su rectitud y evolución.

La zona recorrida empezó en Euskadi, concretamente en los bosques del norte de Vitoria y, como había que embarcar en Barcelona, fuimos recorriendo el Pirineo navarro hasta Irati.

Viajando se aprende mucho, por ejemplo, que, en Euskadi, debido a su industria del hierro necesitaron muchísimo carbón y que, por eso, fue una de las regiones de España donde prosperó más el trasmocho. Postura inteligente, un trasmocho, por cada pie, da mucha más madera que un bosque nuevo.

En el mismo Euskadi, pero durante la guerra civil, se perdió la idea de una economía con visión de futuro y, necesitados de combustible, arrasaron todo cuanto árbol encontraron. Por eso, en los bosques de Zubiri donde se montó una fábrica de munición, no queda ni un trasmocho, ¡arrasaron! Es triste, pero se perdieron cientos de años de cultura y tradición… También es cierto que con la citada guerra se perdieron muchísimas más cosas, vidas incluídas.

No es un diario de viaje, de hecho, si viajo acompañado o en grupo no suelo escribir diario, pero al menos es un resumen y una pequeña visión de esta última aventura.

Curiosamente, en Irati y todo y haber otra fábrica de armas en Orbaiceta, a pocos km, si que se salvaron trasmochos (que ya no se trabajan) Igual porque el río Irati, que corre “por el interior de la fábrica” les pudo proporcionar la energía necesaria.

Justifiquemos nuestra historia

Justifiquemos nuestra historia

En general nuestros artículos, en el blog de la fundación, siempre están dedicados a temas de aplicación práctica y real de nuestro trabajo. Hoy, de repente y por algunas asociaciones de ideas que no vienen al caso, he recordado un trabajo inédito y un escrito de allá el 2006 (ya ha llovido) y me ha parecido MUY PERTINENTE darle publicidad.

El escrito nada tiene que ver con los fines de la Fundación, de hecho, en la época que se sitúa ni sabía que existieran las fundaciones. Pero ayuda a entender algunas cosas, ¿por qué en la Fundación tenemos las ideas que tenemos?, ¿qué es lo que define nuestro estilo de fotografía? Incluso justifica el por qué tenemos la norma de hacer foto científica, respetando todas las normas artísticas que podemos.

Es más, sabemos que fotógrafos jóvenes, en formación, nos siguen. Quizá puedan aprender algo sobre nuestras experiencias o del camino que nos ha traído a nosotros hasta nuestro presente. En su momento empezó como un divertimento sobre “Los Vicios”, al final acabó como “Cuestiones de Salud Pública”.