La Fundación Pep Bonet Capellá nace, como bien se explica en nuestra presentación, de una pasión por la fotografía. El haber elegido, mayormente, la temática de flores, frutos y semillas nunca vino motivado por conocimientos de Biología y de Botánica. Fueron modelos que nos cautivaron (“me cautivaron”) por su estética, las flores, y más tarde por su topología, las semillas.
Para evitar que se nos critique por complejo de inferioridad, sí que presumimos de expertos fotógrafos en el apartado macro e incluso presumimos de buenos técnicos en mecanización, véanse si no los varios artículos de nuestro blog, referentes a construcción y uso de cámaras de fuelle o algunos artículos sobre óptica.
¿A qué viene este preámbulo? Pues a que esta campaña hemos corregido un error que cometimos (“que cometí”) bastante antes de convertir mi archivo en una Fundación.
Este artículo me parece importante, sobre todo, para esta gente joven que comienza, que entiendan que lo importante es aprender cada día y que la modestia y saber asumir (y rectificar) errores es algo que dignifica a la persona. No en vano existen los refranes “equivocarse es de humanos” y “rectificar es de sabios”.
Empecemos, no como excusa sino como historia de una confusión, viendo la fascinación de lo que hacen las plantas con sus semillas para reproducirse y, sobre todo, para dispersarse.
Las semillas son la cosa más rara del mundo, todas tienen formas especiales, para salir volando, para clavarse en la tierra, para almacenar humedad, para que las mordisqueen las hormigas, etc, etc. Si nosotros fuéramos gente preparada en biología, seguro que las mil formas, apéndices, deformaciones, grietas, costillas, darían para un apoteósico artículo, quien sabe si para una investigación formal… Pero bueno, nosotros hacemos fotos y ahí dejamos “eso”, por si algún biólogo “ve tema”.
Evidentemente, ante tal cantidad de presentaciones (y mi falta de rigor científico), esas cosas blancas de las fotos del encabezamiento se me antojaron semillas, ¿qué podían ser si no? A decir verdad eran residuos de unos Cytinus hypocistis recogidos avanzado el verano y totalmente resecos.
Dicen que la ignorancia es muy atrevida, en la foto de la izquierda se aprecian, perfectamente, unos bultos redondeados, hoy se que son ovarios, y coronándolos, negruzcas, las flores femeninas y, en la planta de al lado, la que no tiene engrosamientos, hay una cosa blanca, más definida en la foto de la derecha, estambres de la flor masculina… ¡lo que confundí con semillas!
Todo esto sucedió hace unos veinte años, desde entonces algo he aprendido y ahora, en la campaña de este año, he actualizado el archivo del Cytinus hypocistis, se han documentado los dos tipos de flores y ya hay fotos de las semillas… Diré, como excusa de mal pagador, que son semillas minúsculas, miden entre 0,1 y 0,2 mm, de hecho casi invisibles a simple vista y están, evidentemente, en el interior del ovario, no coronando la planta.
En fin, lo cierto es que para llegar a estas últimas cuatro fotos hubo que empezar por las primeras y leer mucho. Pero, ¡llegar hemos llegado!
Si el artículo te ha parecido interesante, no dudes en difundirlo, el espíritu de la Fundación está en difundir y compartir las fotos que hacemos y, por qué no, compartir nuestra forma de entender la vida.