LA BRISA, ENEMIGO DEL FOTÓGRAFO DE CAMPO

LA BRISA, ENEMIGO DEL FOTÓGRAFO DE CAMPO

Esta foto de portada está ligeramente reencuadrada de un macro X1, tomado con Fuji GFX50 de formato medio (sensor 44×33 mm) Estas violetas miden, cada una, alrededor de un centímetro y toda la zona enfocada, la “profundidad de campo”, está sobre unos 4 cm. Los fotógrafos dedicados al macro apreciarán esto en lo que vale.

Años atrás, antes de popularizarse la fotografía digital, en la época de usar película y de disparo “único”, conseguir esta profundidad de campo era ciencia ficción. Exprimíamos nuestros objetivos hasta caer en la difracción por exceso de diafragmado, cambiábamos enfoque por definición… en castellano se dice “saltar de la sartén para caer en las brasas”… Los más afortunados, los “reyes del mambo”, teníamos objetivos descentrables y usábamos técnicas “profeSSionales” (con dos eses) como pueda ser la corrección de Scheimpflug.

Cuando empezó a usarse fotografía digital, antes de que se “inventara” la IA, se crearon programas que son capaces de leer los millones de píxeles que haga falta y saber cuales están enfocados y cuales no. Entonces, sin ninguna inteligencia pero con una capacidad de trabajo de muchísimos millones de operaciones, el programa va “apilando” los píxeles buenos y tirando los malos. Una vez inventada esta maravilla, lo único que hay que hacer es tomar fotos en diferentes planos, que el programa se encargará de crear una foto única… eso si, tardando un tiempo considerable. Como anécdota, el apilado máximo que he realizado, con una micrografía, fue de 1098 tomas de formato medio, 8256×6192 px, con un PC a 2,5 GHz, SO 64 bits y 128 GB de RAM… el programa de apilado tardó más de TRES horas en ejecutarse.

Pues bien, todo esto era para decir que una ligera brisa se puede cargar tantos gigahercios i gigabites en un soplo. El programa de apilado puede comparar todas las fotos que haga falta, con lo grandes que nos de la gana… ¡pero han de ser FOTOS IGUALES! Si una hoja, o pétalo, o lo que sea cambia de posición el programa de apilado no tiene nada para comparar, para el programa son fotos diferentes que superpondrá.

Este es un ejemplo, esta foto, tomada en el mismo sitio, con pocos minutos de diferencia, mismo equipo, mismo trípode, misma técnica, PERO EMPEZÓ LA BRISA DE MEDIA MAÑANA. El apilado se ha vuelto loco, ha perdido sus referencias y repite imágenes ligeramente desplazadas, “movidas”. ¡Y todo esto por una ligera brisa!

Pero no hay mal que por bien no venga, cuando daba por finalizada la sesión, por la brisa, me di cuenta de una curiosidad. En este caso estaba haciendo fotos a Viola arborescens, en la cuneta de una carretera. Nota: siempre dejo la mochila en el arcén, bien visible para prevención a los vehiculos. Por descontado que me preocupo “muy mucho” de no pisar la calzada, noventa kilos de carne contra 2000 kilos de hierro, está claro quién pierde, pero mejor poner a los conductores en sobreaviso.

La curiosidad es que, al pasar un vehículo, cuanto más grande y cuanto más rápido, más viento genera. Cada coche rodando crea una onda de choque de aire, por eso la Ley obliga a dejar el margen de 1,5 metros a los ciclistas, por el peligro de que el soplo los desestabilice y pudieran accidentarse. Entonces me di cuenta que este choque de aire que me llegaba es, en realidad, una onda de choque que se expande… Durante un corto espacio de tiempo, el intenso viento provocado por el vehículo me sacudía, a mi, a la cámara y a mis florecillas, pero pasaba de largo y ¡ésta es la maravilla! Durante unos segundos (suficientes) contenía la brisa. Resulta que si hacéis fotos de natura en las cunetas, los pesados y desagradables coches que ruedan a gran velocidad son vuestros aliados en lo que a brisas inoportunas se refiere.

La foto de portada aprovechó esta curiosidad, es un apilado de 12 tomas, o sea, se hicieron 12 fotos, en este caso separadas 3 mm cada toma, mas la profundidad de campo añadida por cerrar el diafragma a f16 (el objetivo permite hasta f45, pero en f16 no hay ninguna difracción) lo que nos da estos 40 mm de profundidad de campo perfectamente límpia. Avanzaba los 3 mm, esperaba a que pasara un coche (por suerte había tráfico) y en el momento del “rebufo”, en la calma momentánea cuando la brisa se congela, ¡CLICK, FOTO!

Esto solo sirve para fotos de carretera, en la montaña no hay coches que ayuden, ¡pero bien venido sea el truco!

Nuestra divisa, “Documentar y Compartir”. Por descontado que “Documentar” estas violetas, Viola arborescens, y “Compartir” con quien pueda necesitar estas imágenes… Pero hacemos algo más, “Compartimos” nuestros conocimientos. Como Fundación no tenemos secretos, no somos un negocio que debe sacar beneficios y no puede “favorecer” a la competencia, so pena de tener pérdidas. De hecho nosotros, como Fundación altruista que somos, no competimos con nadie, nos podemos permitir, y nos encanta hacerlo, “Compartir” nuestras técnicas.

 

FENOLOGÍA DEL ARROZ

FENOLOGÍA DEL ARROZ

Hace unos meses, para ser exactos el 18 de mayo pasado, ya lo anunciamos, por cuestiones de marqueting íbamos a hacer un reportaje de la fenología del arroz. En realidad solo nos pidieron “algunas fotos de arroz”, sin especificar, para plantear una campaña publicitaria. Nuestra respuesta fue hacer un seguimiento a una campaña, vamos, hacer un reportaje de la fenología del arroz, lo más completo posible.

Estos enfoques, algo dràsticos, aportan algo muy especial, “frescura y exclusividad”. Me explico, cualquier creador de una campaña tiene ideas más o menos estandarizadas sobre lo que quiere “decir”. Ningún problema en maquetar un grano de arroz sobre el bigote de una gamba.

Nuestro enfoque, para nada comercial, incluso con rentabilidad nula, consiste en “pegarnos” a una plantación de arroz, en pasar unos meses rodeados de granos, germinando, documentando detalles que ni sabíamos que existían, para crear un documento en el que consten “todos los secretos” del tema.

Queremos ver, y documentar, desde cómo germina un grano hasta la siega y el trillado. Como muestra de las sorpresas que van apareciendo, entre la simiente que nos regalaron apareció este “habitante”. Hechas las comprobaciones pertinentes, resulta que es, precisamente, un gorgojo del arroz, nombre científico Sitophilus oryzae, y un reportaje que se precie debe incluirlo todo… Si que es cierto que esta foto no les va a interesar a los restauradores, pero el trabajo va con miras más amplias, puede interesar a científicos, agricultores, etc.

Los primeros meses todo eran fotos de granos germinando, incluso llegamos a hacer time lapses del tema. En este hipervínculo tenéis una muestra de nuestra dedicación https://www.instagram.com/p/DNa_esmxibV/ en realidad poco más había para hacer.

Ahora el arroz ya ha crecido, en la foto de portada tenéis una muestra, crecido y espigado, está empezando a formar granos. Según la naturaleza del cereal, granos que serán semilla para su conservación como especie. Según nosotros, pequeñas cápsulas de energía, de almidón, ¡comida!

Estas espigas, cada grano de ellas, es una unidad de reproducción, en cada espícula nacerá una flor, discreta, prácticamente ni saldrá al exterior. Pero será una flor completa, tendrá su gineceo, con el ovario correspondiente y, en su androceo, habrá anteras llenas de polen para polinizar y fertilizar estos granos que, para nosotros serán paella. En esta foto tenéis un grano incipiente.

Y, ya que las plantas son seres sexuales, y nosotros siempre vamos al límite, micrografía de unos granos de polen.

omo podéis ver, siempre activos, siempre con algún proyecto en marcha. Ello no quita que no estemos abiertos a colaborar con nuevas ideas. Las instalaciones de nuestra Fundación se montaron para “DOCUMENTAR Y COMPARTIR”, nuestra divisa.

 

¡MONTAMOS NUESTRA SEDE SOCIAL!

¡MONTAMOS NUESTRA SEDE SOCIAL!

Hay momentos en los que tenemos la sensación de haber abandonado a nuestros seguidores, pero es que nuestra Fundación no es una excusa para relleno de redes sociales, las redes siempre están en segundo o tercer lugar. Ya hicimos el mismo comentario en marzo pasado, en otro artículo, http://xhl.dd1.mytemp.website/sexualidad-de-las-higueras-y-su-polinizacion/. Los trabajos propios de la Fundación a veces nos ganan y no queda tiempo para la socialización. De hecho no paramos de trabajar, por ejemplo, no hemos terminado con el tema de la sexualidad de las higueras, como se puede ver, y nos hemos puesto de obras.

A lo largo de estos años de andadura hemos buscado dónde instalar nuestra sede “pública”, donde “recibir” a colaboradores y amigos con algo de rimbombancia y, sobre todo, comodidad. La Fundación, nos hemos hartado de decirlo, está dedicada a la creación de imágenes de naturaleza, en formato macro y micro. En realidad, 40 años antes de “inventar” la Fundación, yo, a título personal, ya creaba imágenes, por puro placer, flores, frutos y semillas fueron el germen de nuestra actual organización.

La verdad es que, para mis fotos, las que hacía y las que sigo haciendo, como la de portada, me resulta más que suficiente una habitación de 2x3m… y salidas al campo. Con eso el trabajo de creación de la Fundación está asegurado, pero en tan poco espacio no caben visitas. El problema es que al crecer, al “fundarme”, al crear un equipo para compartir todos mis conocimientos y el trabajo de una vida, empieza a ser necesario disponer de instalaciones, poder reunir a varias personas alrededor de nuestras cámaras, poder sentarnos, un equipo, alrededor de una mesa y planificar reportajes o planificar apoyos a sesudas investigaciones. Incluso, por qué no, impartir cursos y conferencias, lo que se llama “crear escuela”. Vamos, que hace tiempo que necesitamos una sede pública.

Esta ha sido una de nuestras prioridades de estos últimos años, buscar sede. Tenemos un problema, que nuestra economía no es la de las grandes y famosas fundaciones, ni somos banqueros ni somos millonarios. Hace unos años, en el límite de nuestra economía, encontramos una iglesia desacralizada en un pueblo “de cuyo nombre no quiero acordarme”. Después de muchos números, de muchas previsiones, casi casi de llegar al cuento de la lechera, lo intentamos. Teníamos presupuestados todos los sacrificios que iban a ser necesarios, hasta las futuras privaciones estaban previstas… hasta que el Ayuntamiento del pueblo empezó a poner trabas, que si el local estaba acreditado “como servicios”, que si se debían cumplir toda una serie de requisitos, que si “tal cosa y tal otra” no eran legales, etc, etc. Simultáneamente, al ser “servicios”, que el Ayuntamiento se reservaba ciertos derechos y utilidades… Vamos, una especie de propuesta de “la Fundación paga y el pueblo tiene un servicio más”… Menos mal que no se incluia el derecho de pernada. ¡Nuestra pobre economía no está para regalos de este tipo!

Mientras la Fundación seguía creando imágenes le hemos seguido dando vueltas a la necesidad y hemos decidido adaptarnos “a lo que tenemos”. En el domicilio legal de la Fundación segregaremos una parte de la vivienda, algo más de 70m2, y los dedicaremos a local social.

 

Ya veis que ahora mismo estamos en obras, más motivos para no atender redes sociales, como se puede ver en la foto. El estudio de 6m2, donde se ha gestado una buena parte del archivo de la Fundación, “crecerá” hasta 36m2… ¡Ahora ya cabrán visitas! Es más, ya podremos impartir formaciones, crear encuentros de fotógrafos, mostrar trabajos comentados de auténticos especialistas, etc. La Fundación ya podrá “socializar”. Además, se abre un despacho de dirección y archivo, casi igual de grande, para las gestiones privadas, necesarias para nuestro funcionamiento. En previsión de la socialización habrá microondas, cafetera y frigorífico, “que las penas con pan son menos” y los servicios de higiene necesarios. Estamos creando un espacio de trabajo.

Ciertamente, el proyecto de la iglesia era más glamuroso, creaba una sede con carácter, un techo a 5m impone, dar conferencias en una tarima donde hubo un altar impone, montar el despacho de dirección en lo que fue el coro de una iglesia impone. Esta solución actual no deja de ser una oficina vulgar, pero, realmente, la iglesia se limitaba a doblar la superficie, que se quedaba en unos 150m2… ¡más bonitos! A efectos prácticos, lo único que nos limitará es que nuestros encuentros no deberán pasar de unas 15 personas mientras que en la iglesia se podían plantear actividades para más de 40… ¡limitaremos nuestra vida social… y no será tan “cuqui”!

En esas estamos. Por descontado que en cuanto lleguen todos los muebles, acabemos todas las obras y decoremos las nuevas instalaciones le daremos “el bombo y platillo” que se merece. Mientras “nos las arreglaremos como podamos”, que sabido es que vivir entre obras siempre molesta, cosa que sabe cualquier pareja.

No obstante, siempre seguiremos buscando una sede ideal; un lugar donde podamos dar todo el esplendor a nuestra Fundación social y acciones formativas y divulgativas, y que podamos asumir, quizá de un mecenas o colaborador que tenga una casa o espacio en desuso y desee contribuir a nuestros mismos objetivos y al bien social.

PRECISIONES SOBRE EL LIBRO “DIÁSPORAS, FRUTOS Y SEMILLAS DE LA FLORA BALEAR, DISPERSIÓN”

PRECISIONES SOBRE EL LIBRO “DIÁSPORAS, FRUTOS Y SEMILLAS DE LA FLORA BALEAR, DISPERSIÓN”

En 2022, J. L. Gradaille y un servidor, publicamos un libro sobre la dispersión de las plantas, en particular las de las Baleares. Fue una bonita forma de conjugar media vida de fotografías de frutos y semillas con una idea que le rondaba a J. L. Gradaille de dar difusión a los distintos tipos de dispersión que usan las plantas. Nos pareció que “DIÁSPORAS” definía perfectamente esa vida secreta de las plantas, esas cosas que hacen unos seres, teóricamente inmóviles, “paseándose” a lo largo y ancho de este mundo.

Es del parecer general que las plantas son “seres inferiores”, al menos inferiores a los animales, algo menos sosas que una piedra. Se puede jugar con una mascota, pero una planta es “sosa”, no da lametones… como mucho nos regala algunos aromas y algunos colores… ¡Eso cree mucha gente!

¡Nada más lejos de la realidad! Cierto que las plantas no poseen ni sistema nervioso ni músculos… ni cerebro conocido ¡En la Universidad de Florencia existe un “Laboratorio de neurobiología vegetal”! ¿Hemos de pensar que los florentinos han perdido la cabeza?.

Recomendamos leer el siguiente artículo de nuestro blog,  http://xhl.dd1.mytemp.website/comunion-con-la-naturaleza/, los olivos tienen la capacidad de detectar tormentas de agua, frio y nieve y son capaces de mover sus hojas a voluntad. Y, como cito en el artículo, leed a Francis Hallé o a Stefano Mancuso (El “neurobiólogo vegetal”) para dejar de menospreciar la “inteligencia” de las plantas.

Esta introducción viene a cuento de las técnicas de dispersión que tienen las plantas. Unas ponen flotadores a la semillas, para que se alejen nadando. Otras las dotan de vilanos para que floten en el aire y se las lleve el viento. Hay plantas de hacen crecer ganchos en las semillas para que se enganchen en el pelo de los animales que las rozan. Las hay que recubren la semilla de pulpa azucarada para que las coman y las defequen lejos. Etc. etc. Está claro que unos seres clavados al suelo por unas raíces han encontrado la manera de “urbanizar” nuevas tierras.

Hay dos técnicas de dispersión, una dispersar las semillas por “disparo o explosión del fruto” y otra dotar a la semilla de una bola de comida llamada eleosoma, compuesta de grasa, proteina y azúcares que gustan de sobremanera a las hormigas, que han puesto de manifiesto una imprecisión en “DIÁSPORAS”.

Las plantas pueden recurrir a UN tipo de dispersión o a VARIOS. A veces procuran sumar varios beneficios, por ejemplo conseguir expandir su territorio y, además, conseguir que alguien entierre las semillas para mejor germinar. Un truco muy común es usar a las hormigas, la llamada mirmecocoria. Se ofrece comida a las hormigas, típicamente en forma de eleosoma, y estas llevan las semillas a sus galerías, bajo tierra. Pero también es corriente que algunas plantas hagan explotar sus frutos para que las semillas salgan disparadas, lejos de la planta madre.

La autocoria en forma de disparo, pusimos en nuestro libro, la usan por ejemplo Euforbiáceas o Zigofiláceas,

ello incluye al Ricinus communis entre otros. En general, estas plantas, ellas mismas, son dispersoras de su material genético pero es común que estas semillas vayan dotadas de eleosomas que buscarán con fruición las hormigas. Entonces cómo debemos definirlas, ¿autocoria o zoocoria? En nuestro libro pusimos las Euforbias como autocoria y el Ricino como zoocoria. Ambas definiciones son ciertas y ambos taxones deberían haber coincidido en la misma dispersión, una u otra o las dos a la vez.

Este “examen de conciencia” se lo debemos a www.tonitofa.com, ¡gracias @tonitofa! Nos comentó, a un artículo sobre el Ricinus communis, que había un ricino cerca de su casa que le “bombardeaba” con semillas, incluso que oía los “disparos”… Rápidamente lo hemos investigado. El artículo es http://xhl.dd1.mytemp.website/ricinus-communis-entre-la-medicina-y-el-terror/

Gracias a este comentario hemos descubierto una imprecisión en el texto de nuestro libro que, en futuras reediciones, habrá que matizar. Solo somos fotógrafos, no biólogos, pero intentamos ser muy precisos con lo que comentamos.

Ya véis nuestras posibilidades, queríamos explicar esta imprecisión respecto al Ricinus communis y, sin ningún problema, hemos recogido unos frutos de esta planta y nos hemos montado unas fotos y un video para hacer más amable el artículo.

También es cierto, como publicamos hace unos días en el artículo http://xhl.dd1.mytemp.website/nada-es-lo-que-parece/, que esta simple “rectificación” ha representado una salida al campo a recoger unas ramas con fruto de Ricinus communis, unas horas de grabación de video hasta tener la “explosión”, 15 tomas fotográficas para tener una semilla bien enfocada con profundidad de campo y unas horas de edición y montaje. Esta es nuestra idea de hacer las cosas bien y la practicamos desde fundacionpepbonetcapella.com para “todos los públicos”. Siempre a vuestra disposición.

 

 

NADA ES LO QUE PARECE

NADA ES LO QUE PARECE

Llevamos publicando, como Fundación, desde enero de 2021 y nuestros archivos se remontan a mas de 45 años atrás, “toda una vida fotografiando naturaleza”.

            Cojamos, por ejemplo, la foto de portada, una avispa depredadora de las avispas polinizadoras de los higos. La inmensa mayoría de fotógrafos dependen de un “clic” único, pasean la cámara y, cuando ven “algo” le “disparan”… algo asi como ir de caza. Hemos supuesto fotos con cámara, con objetivos, quizá con flash y trípode. De las fotos de móvil ni hablamos.

Nuestro estilo de fotografía es algo diferente. Nos hemos especializado en macrofotografía y, por decisión propia, cada una de nuestras fotos debe ser ampliable a 1mx1m, esto implica profundidades de campo espectaculares y megapixels “por un tubo”. Trabajamos con 128 Gigas de RAM.

            Siguiendo con el ejemplo, esta avispilla de un par de milímetros se desarrolla en el interior de los higos de higuera macho, las cabrahigueras. Cuando emprendimos este tema, lo primero que hubo que hacer fue localizar cabrahigueras “cercanas” y “accesibles”. La naturaleza sigue un ciclo propio, concretamente las cabrahigueras desarrollan tres añadas de higos, mamas, prohigos y mamonas, a la entrada de primavera, en verano y en otoño. Esto representa tres generaciones de insectos varios, los polinizadores (Blastophaga psenes), el depredador de la foto y una colección de parásitos de ambas avispas. Para hacer un seguimiento de esta fauna es necesario ir recolectando metódicamente higos de cada añada, higos en plural. Es asi porque lo que ocurre “dentro del higo” no lo ves hasta que lo abres y por pocos días de diferencia puede haber, o no, insectos fotografiables. Esto significa decenas de viajes a la cabrahiguera, concretamente, entre B.psenes y P. caricae, existen en nuestro registro 26 sesiones fotográficas, ¡hemos ido más de 26 veces a buscar cabrahigos para fotografiar!… mejor que esté cerca y accesible (ahora mismo sabemos de cuatro cabrahigueras creciendo en terreno privado, vallado, al que solo en dos ocasiones hemos coincidido con los dueños. Fueron muy amables, pero no viven en sus tierras).

            A efectos de búsqueda de modelos y, ya que estamos, para presumir de “Fundación VERDE”, jajaja, usamos mayormente este triciclo todo terreno para recolectar muestras. Hay una razón más importante que el postureo o cualquier pretensión de ser más ecologistas que los demás. Nuestros sujetos suelen estar en el campo, muchas veces en caminos vecinales, de vez en cuando intransitables. También es normal usar material hallado en cunetas de carretera. En cualquiera de estos casos, un coche es rápido para llegar, pero un estorbo in situ, dejar el coche estorbando no es una opción. No necesitamos que el código de circulación nos prohiba aparcar en una carretera sin arcén, nuestro sentido común ya nos indica que no hay que provocar accidentes ni molestar al resto del mundo.

            Ahora mismo, la Fundación tiene clasificados 885 archivos diferentes, no todos tan completos como el ficus carica, pero haceros a la idea que si dos simples avispas no mayores de 2mm nos han costado más de 26 viajes (el archivo de Ficus carica contiene más cosas, además de los polinizadores), con 885 archivos ya hablamos de MILES Y MILES de desplazamientos a recoger y fotografiar modelos, unas veces en el campo, otras en nuestras instalaciones.

            Por seguir con ejemplos diferentes, la Merendera filifolia. Nace la flor con las primeras lluvias, a finales de agosto, la flor se mustia, se seca y desaparece… días después empiezan a salir unas hojas finas, “de hierba”, muy parecidas a los brotes verdes de otras plantas. ¡Tardamos tres temporadas, tres años, en identificar que las semillas de la foto pertenecen a M. filifolia! No es que no nos esmerásemos, clavamos estacas identificables en una zona de Merenderas. Es que “algún alma caritativa” pensó que las estacas “no eran naturales” y las arrancó. Por descontado que nos tocaron unos cuantos viajes a bosques donde creciera esta planta. De hecho perdimos la segunda temporada, pero para la tercera teníamos como media docena de localizaciones, al estilo de “grandes directores de cine”,con planos detallados al milímetro… Conseguir estas dos fotos, ¡tres años de dedicación!

Ya veis que solo recoger las muestras representa un buen nivel de trabajo. Una vez la muestra en nuestro estudio no hemos hecho más que empezar. Veamos otro ejemplo, la cara de esta hormiga.

            La foto está hecha con un objetivo Karl Zeiss, un Luminar de 25mm, un objetivo diseñado para cámara y microscopio, de muy buena calidad, pero que a una ampliación de X15, la ampliación de la cara de la hormiga, presenta una profundidad de campo de escasas 30 micras, ¡de escasos 0,03mm! ¡Solo el ojo ya es más grande!

            Existen soluciones, pero todas se pagan con trabajo. Ahora que vivimos en una era digital, incluso tenemos ordenadores potentes y programas que saben hacer milagros, ahora que presumimos de ¿Inteligencia? Artificial, teniendo como tenemos maquinaria de precisión, nos pudimos permitir hacer 50 fotos avanzando cada vez “las escasas 30 micras”, “fabricamos” una profundidad de campo 1500 micras, de 1,5mm. Fijaros en la foto que, a duras penas, solo hay foco para la cara ¡y no toda!

            Solo eso ya es un palo, vosotros veis “una” cara, pero en realidad se fotografiaron 50 planos de la misma cara.

            Por aquello de poder ampliar a un metro, hay que exprimir al máximo las posibilidades de una cámara de 51 megapíxels. O sea, las fotos tomadas en RAW con su consiguiente revelado. La inmensa mayoría de fotógrafos confía en el revelado interno de su cámara, no tiene por que ser malo, pero la máxima calidad no se puede estandarizar. Cada foto tiene una luz diferente, a cada foto la define un determinado contraste, habrá luces, reflejos y sombras que, bien gestionadas en cada una de las fotos, nos darán más o menos definición, más o menos calidad de la imagen final… Resumiendo, no queda otra que tratar las 50 fotos a nivel individual para obtener la mejor imagen de la hormiga.

            Al programa de apilado me niego a llamarlo “inteligente”, pero SI tiene una capacidad de trabajo que yo no tengo ni tendré nunca. Analizar 50 tomas de 51Mpx, en los tres colores básicos, RGB, medir los 7650 millones de píxels reales, uno a uno, cada uno con sus 65.536 niveles definidos, detectar quien está mejor enfocado, situarlos en la posición adecuada y, por el mismo precio, regular que todos tengan una uniformidad de luz… El programa no será inteligente, pero una bestia de carga si es.

            Para la memoria de la Fundación del año 2023 conté que habíamos ampliado nuestros archivos en 781 fotos nuevas, por ejemplo la foto de portada o la del nacimiento de P. caricae. El número no impresiona, pero luego tuve la paciencia de contar cuantos disparos representaron estas 781 fotos…¡más de 17000 disparos! La hormiga fueron 50, alguna foto con uno solo, otras con 600, incluso sesiones de centenares de disparos que, una vez revelados y apilados, resultaron un fracaso, o alguna metedura de pata, vamos, que hecho el trabajo la foto terminó en la basura.

            Esta es nuestra Fundación, es nuestra Pasión, es algo con lo que disfrutamos, tanto de hacer las fotos (en nuestra casa las fotos se “hacen”, nunca “tiramos” fotos) como disfrutamos de compartirlas. Muchas veces lo hemos dicho y lo mantenemos, la Fundación Pep Bonet Capellá existe para compartir trabajos y para compartir conocimientos.

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