Comunión con la Naturaleza

Comunión con la Naturaleza

¡Nada más excelso que el saber popular! Sobre todo, cuando comprendemos que somos el resultado de las generaciones que nos precedieron.

He pasado unos días fotografiando pinos y muérdagos en la zona donde se encuentran Cataluña, Aragón y Valencia, con nuestra buena amiga de la Fundación, Pilar Busquets. Pilar se crió en una masía catalana, su infancia fue campesina y su padre le enseñó estas cosas que mucha gente de ciudad desconocemos: Si estás laborando en el campo, en invierno, y las copas de los olivos empiezan a “blanquearse”, procura recoger deprisa y ponte a resguardo.

Todo el mundo sabe que, por el cambio climático, estas navidades y fin de año han sido anormalmente calurosos y esta conversación con Pilar la estábamos teniendo la segunda semana de enero… ¡como si pareciera que quería refrescar, pero sin decidirse!

Justo al día siguiente amaneció frío y lloviendo y decidimos hacer una excursión, en coche, a cubierto (que normalmente exploramos en bici, es más tranquilo, más saludable y es más fácil parar a tomar fotos) Justo salir a la carretera encontramos el paisaje que encabeza este artículo. Estos olivos parece que identificaban las borrascas Gérard y Fien, estas borrascas que, por fin, trajeron frío y nieve a la península Ibérica la tercera semana de enero del año del Señor 2023.

Como le enseñaron a Pilar, ¡recoger deprisa y ponerse a resguardo!

Yo, urbanita como soy, nunca había oído hablar del tema, pero me picó la curiosidad y empecé a mirar olivos, a investigar el por qué.

El olivo tiene una hoja con un haz de un color verde oscuro, azulado, mientras que el envés es fuertemente plateado. Esto es lo que vemos al mirar una rama de olivo.

Ya puestos,  usamos la artillería de la Fundación para observar las hojas de olivo en profundidad, incluido estudiar la biología necesaria para entenderlas.

Lo primero que descubrimos es que las hojas de olivo están cubiertas, por ambas caras, de “tricomas peltados” (vocabulario de biología) Son pelillos microscópicos que, en vez de ser largos y finos como cualquier pelo, son estas estructuras abiertas en forma de “huevo frito” que se aprecian en ambas fotos, la verde del haz y la plateada del envés.

El haz, con pocos “pelillos”, que no cubren la cutícula verde de la hoja, y que vemos como estos minúsculos puntitos blancos, parecidos a motas de polvo. El envés, sin embargo, está totalmente cubierto de “pelillos”, tanto que no nos deja ver el verde de la hoja, por eso la vemos plateada.

Ahora es el momento que os hable del biólogo y botánico francés, Francis Hallé, profesor emérito de la Universidad de Montpellier o del director del Laboratorio de Neurobiología Vegetal de la Universidad de Florencia, Stefano Mancuso. Ambos grandes divulgadores del comportamiento de los vegetales.

Tradicionalmente, el pueblo considera a las plantas poco menos que “piedras vivas”, no se mueven, no piensan, no razonan, no se comunican… ¡Ja! Ambos profesores, Hallé y Mancuso, han desmentido todos estos tópicos. Las plantas se pueden “desplazar”, son “sensibles”, tienen la capacidad de “tomar decisiones”, se “comunican” entre ellas, son “altruistas” y se ayudan unas a otras, vamos, que para los que estamos interesados en la naturaleza y el mundo vegetal, estos son autores imprescindibles. Yo los recomendaría como “autores de cabecera”.

Entre las muchas cosas que saben hacer las plantas, está el tener sentidos. Algunos, para nosotros los animales, desconocidos, como poder detectar la humedad. Otros si que los compartimos, como tener detectores de temperatura o de luz.

Otra cosa que tienen las plantas es la capacidad voluntaria de “moverse”. No poseen fibras musculares controladas por un sistema nervioso, como tenemos en el reino animal, pero si que tienen un extraordinario sistema circulatorio (no de sangre, evidentemente, de agua y savia) que les permite controlar la concentración de líquidos en algunas de sus células. Por esto, enredaderas y plantas con zarcillos tiernen la capacidad de ir creciendo, “agarradas” a cualquier soporte, tutores, cañas o ramas de otros árboles. Según el control de humedad, la planta consigue alargar o contraer determinadas células y éstas se comportan como las fibras musculares de los animales, pudiendo retorcer partes de la planta a voluntad.

Si seguimos mirando, en la sección de la hoja se aprecia que el lado del haz está formado por una cutícula compacta y dura (arriba en la foto). Pero el envés, un poco más de la mitad del grueso de la hoja, tiene una estructura esponjosa, poco compacta, con abundancia de espacios vacíos y está forrada de esta capa de “pelillos”, tan densa que aparece en la sección como una capa blanquecina. Arriba, en el haz, solo aparecen cuatro tricomas mal contados.

Volviendo a nuestros profesores, Hallé y Mancuso, y a sus enseñanzas,  el sistema sensorial del olivo le permite apreciar humedad, frío y, quizá, presión atmosférica. Esto hace que el olivo tenga la capacidad de predecir la llegada del mal tiempo, frío y nieve, y, con su sistema circulatorio, tiene la posibilidad de mover, de doblar, los peciolos de sus hojas. Tiene la capacidad de plegar sus hojas a voluntad.

Ya hemos visto que una parte de la hoja, el envés que no solemos ver, está formado por un tejido muy poroso y recubierto de una densa capa de tricomas peltados, se trata de una capa aislante térmica. Entonces el olivo pliega sus hojas dirigiendo el haz hacia la rama y dejando los enveses plateados al exterior, a la vista, como un edredón que le proteje del frío. Sabiendo todo esto, a la vista del paisaje con el que hemos empezado este artículo, “¡recoger deprisa y ponerse a resguardo!”.

El Sr. Busquets consiguó algo, a mi juicio, extraordinario, conseguir cuidar de nuestro bienestar en la actualidad como lo hizo con sus hijas en el pasado. El enseñarnos estos secretos, y sus hijas haberlos transmitido, es lo que fomenta nuestra comunión con la naturaleza.

Amigo lector, este es el espíritu de nuestra Fundación, la difusión del conocimiento de la naturaleza. El texto, sin ser copiado, está inspirado en los conocimientos de gente que sabe más que nosotros. Las fotos son nuestras y podemos compartirlas con tus comunicaciones.

El primer revés serio de la Fundación

El primer revés serio de la Fundación

Desde que empezamos nuestra aventura de la Fundación, fieles a los principios que anunciamos por activa y por pasiva, hemos publicado bastantes cosas, pero, excepto anunciar la constitución ante notario, siempre han sido publicaciones técnicas. Como si temiéramos no tener tiempo de compartirlo todo. Hemos publicado artículos de nuestras cámaras auto construidas, hemos publicado sobre las técnicas de iluminación que usamos, hay artículos sobre los artilugios que usamos para inmovilizar plantas, en fin, hemos intentado descubrir nuestros “secretos”, que, precisamente, no queremos que lo sean, para que todo el mundo pueda hacer mejores macro fotografías.

En ningún momento habíamos tenido la tentación de mirarnos el ombligo, hablando de nosotros mismos. Ni siquiera nos había parecido necesario, ni siquiera interesante, contar la historia de la constitución de la Fundación.

Tras el desgraciado acontecimiento del fallecimiento de uno de nuestros patrones si que haremos un alto y hablaremos, aunque sea brevemente, de que nuestra Fundación, como casi todas, está siendo el resultado de un equipo humano que juntó toda su ilusión en este proyecto solidario.

Aunque la Fundación partió de una idea individual, mía, una vez “ideada” no me creí capaz de llevarla a cabo, al menos solo. Y fue cuando recurrí a mi entorno, a personas con las que tenía amistad y confianza y que, juntas, si que me parecía que “nos podíamos atrever”. Hablé con cinco personas, de confianza, dos de ellas decidieron no participar (debo decir que porque ya tenían tantos proyectos propios que no se veían con ánimos de afrontar uno más, la proposición les superaba)

En principio quedamos, evidentemente yo por ser “el culpable”. Mi hija Marta, que hay que reconocerle que tiene infinitas aptitudes sociales, muchísimas más que yo, y que iba a manejar las relaciones sociales de la Fundación. Juan Ferre, amigo de toda la vida, que durante toda su vida trabajó en gestión empresarial, que dominaba el mundo de las finanzas, y que se iba a resposabilizar del patrimonio de la Fundación. Y, finalmente, José Luís Gradaille, con toda la experiencia de haber dado vida a la antigua Fundación Jardí Botànic de Sóller, que cedió a nuestra Fundación toda su experiencia para ponerla en marcha.

Si actualmente, amigo lector, ves que la Fundación Pep Bonet Capellá existe y hace cosas, esas cosas que puntualmente vamos contando y compartiendo en redes y otras actividades que hacemos en privado, y que no difundimos por ser colaboraciones en proyectos que no son nuestros, es gracias a este magnífico equipo de cuatro personas que desinteresadamente y con ilusión siempre hemos pensado que el proyecto valía la pena.

Desgraciadamente, el 12 de noviembre pasado, Juan Ferre , colaborador, patrono de la Fundación, pero, sobre todo, amigo desde mi juventud, nos dejó. La vida es así, impredecible y, a veces amarga. Juan nos deja la organización que el gestionó y nos deja todas las ideas que aportó. Las guardaremos como ajuar de la Fundación, toda vez que han sido los primeros pasos de la misma. Descansa en paz, Juan, amigo.

Como que las desgracias nunca vienen solas, casi coincidiendo con el óbito de Juan Ferre, José Luís Gradaille ha tenido que dejar la Fundación por motivos personales. Desde este foro te agradecemos, José Luís, todas tus actuaciones en pro de la Fundación.

Y ahora, los dos patrones que hemos quedado, mi hija y yo, siempre a la velocidad de la Administración, que es bastante lenta, estamos rehaciendo nuestro organigrama.

Como que la Fundación “ya está fundada”, valga la redundancia, y José Luís nos aportó su experiencia en el momento más adecuado, hemos elegido, y él ha aceptado, a Bartomeu Lliteras, fotógrafo y también amigo de siempre, para ocupar la silla de José Luís, pero haciendo otros trabajos. En este momento las legalidades ya quedan en manos de gestores y Bartomeu Lliteras tiene un muy buen bagaje para colaborar en cuestiones de fotografía, que, al fin y al cabo son el alma mater de la Fundación.

Y Juan Ferre, no será sustituido porque las personas no se sustituyen, pero Esther López, amiga y nuestra nueva patrona, que también ha aceptado, con un perfil parecido al de Juan, se hará cargo se continuar su labor… y de aportar al proyecto todo su buen hacer y todas sus ideas. ¡Volvemos a tener el organigrama completo!

Ahora solo falta seguir las pautas de la Administración, a saber cuánto durarán, e inscribir oficialmente a estos dos nuevos colaboradores (que, de facto, ya consideramos patronos de la Fundación)

Como ves, amigo lector, Hablar de fundaciones no solo es hacer unas buenas fotos, o conseguir una 500 fotos de árboles en apenas un año, para uno de esos proyectos en los que colaboramos. Existe toda una infraestructura administrativa, existen una gran cantidad de problemas “domésticos”, que evidentemente no viene al caso hablar de ellos, que son los que resuelve el equipo humano de la Fundación. Por eso seguimos nuestra andadura, por eso seguimos publicando nuevo material, por eso seguimos entrando en nuevos proyectos… y es verdad que debido a eso, vivimos estresados… pero sarna con gusto no pica. Seguimos a vuestra disposición.

Expedición al Sistema Central, Sierras de Gredos y de Guadarrama

Expedición al Sistema Central, Sierras de Gredos y de Guadarrama

En junio pasado ya publicamos algo de un proyecto para el que pidieron colaboración a la Fundación. Sin desvelar el proyecto, que no es nuestro y hay que saber mantener la confidencialidad, sí decir que se va a tratar de una hermosa idea de promoción de la naturaleza. Nos hablaron de montar unos arboretos y nuestra colaboración consistirá en aportar imágenes de árboles para presentación, difusión del proyecto y algunas cosas más.

El proyecto está, aun, en fase de tormenta de ideas, pero nosotros, por si acaso, llevamos más de un año aprovechando para ampliar nuestra base de datos de la Fundación con imágenes de árboles y bosques. Como que la proposición era “estética”, nos hemos decantado por disfrutar haciendo fotos de “paisaje vegetal” y, ya que estamos, aprovechar que el otoño nos da las imágenes más cálidas del arbolado.

En la foto de portada veis el estilo que hemos elegido, romper un poco la rigidez del rectángulo. A nosotros nos parece que esta forma quebrada de la foto aporta algo de “movimiento”, de “agilidad” a la foto (y, por ende, al escrito) Un proyecto como el que nos presentaron, proyecto social, de homenaje de la naturaleza, que pretende acercarse a la gente, debe tener un punto de espontaneidad que lo haga divertido.

Esta primera foto se trata de un Serbal de cazadores, totalmente plagado de sus pequeños frutos. Es un árbol útil, de fruta comestible y hojas utilizables para forraje, incluso buena comida para aves e insectos. La foto que veis es el montaje de tres fotos, con lo que disponemos de una imagen original de 15165×10299 píxels, una bonita imagen de 156 Mpx, aunque en esta publicación esté reducida a FULL HD, 1920×1080 px. Eso lo hacemos mucho en nuestras fotos, establecer un “paisaje vegetal” componiendo varias tomas, permite mejorar la sensación de amplitud, genera archivos muy potentes y permite, si se desea, recortar y “rectangulizar imágenes descuadradas”.

En la línea de jugar con el marco de la foto, un pequeño reguero de agua en el Hayedo de Tejera Negra. Un divertimento sobre una imagen otoñal por excelencia. Aquí el montaje son cuatro fotos siguiendo el reguero.

Mucho más formal es esta vista otoñal del Castañar del Tiemblo, tomada como una foto simple.

En esta foto, la maravilla consiste en que se ven troncos de árboles “hechos y derechos”, que no hay duda que fueron retoños de los restos del tronco ya pulverizado y que, si los retoños presentan gruesos de entre 25 y 30 centímetros, el tronco-madre llegó a superar el metro y medio de diámetro.

En otra zona, concretamente en una dehesa de Velada, un pueblito de Castilla-La Mancha, pudimos fotografiar estos alcornoques. Hay que reconocer que son troncos muy agradecidos, con la mejestuosidad que otorga la edad, también encerrados en marcos irregulares, por dar plasticidad al escrito.

Finalmente, acabaremos esta muestra con un paisaje totalmente otoñal. Una composición de 12 tomas del Castañar del Tiemblo. El original son 21410×9197 píxels, 196 Mpx, que permiten llegar a sacar copias de más de dos metros, para adornar paredes, por ejemplo.

En esta expedición se han conseguido unas 250 fotos del tipo que presentamos, de alcornoques, castaños, álamos, serbales, pinos y algunos desconocidos por los que pediremos auxilio a gentes de ciencia que nos los puedan identificar. Además, de todos ellos, se ha tomado una muestra de hojas, que se están prensando para ir a parar a nuestro herbario, con la idea de facilitar la identificación. En la Fundación tenemos muy asumido que todo el arte que sepamos poner en nuestro trabajo debe ser útil al científico y, parafraseando a Lord Kelvin, «Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide, no se puede mejorar. Lo que no se mejora, se degrada siempre», una foto bonita sin identificar y sin georreferenciar poco puede ayudar a la ciencia.

La expedición ha representado dos semanas viajando y tomando fotografías. Entramos por Talavera de la Reina, en Velada visitamos la dehesa, después subimos a la plataforma de Gredos, a Hoyos del Espino, allí exploramos un radio de unos 15 km. Después saltamos al camping del Valle de Iruelas, donde repetimos otra exploración del terreno, hasta llegar al Tiemblo. Y, por último, pasamos un día en el Hayedo de Tejera negra.

En estas aventuras, los desplazamientos largos los realizamos en furgoneta camperizada y, la mayoría de veces, con base en un camping para cubrir servicios. Las exploraciones siempre consisten en realizar pequeños recorridos locales, previamente estudiados o sugeridos por las gentes del lugar. Para ello nos desplazamos bien caminando, bien en triciclo electrificado, ¡qué los caminos de montaña pueden ser muy duros!

La parte divertida, lo que es viajar y ver mundo, ya está hecha, ahora viene lo tedioso, montar, retocar, corregir, georreferenciar, archivar, todo trabajo de mesa y ordenador… pero para eso hemos viajado y para eso creamos la Fundación. Dentro de este mes de noviembre ya serán consultables los nuevos archivos en nuestra página web, “fundacionpepbonetcapella.com”, en el apartado de “Galería > árboles y arbustos”. Si crees que podemos colaborar contigo, o si conoces a alguien que necesite “ayuda fotográfica” no dudes en contactar con nosotros, para eso estamos.

#NaukasPalma, la comunicación científica

#NaukasPalma, la comunicación científica

Estamos orgullosos de lo que hacemos, presumimos de nuestro trabajo, preferentemente macro fotografía de aplicación científica, aunque somos muy conscientes de que jugamos “fuera de casa”. Muchas de nuestras fotos merecen ser enmarcadas y usadas en decoración, todas ellas pretenden reflejar nuestra mayor sensibilidad. Pero, también todas ellas, se hacen pensando en que puedan ilustrar, incluso ayudar a entender, temas científicos… y, para esto, ¡quedaría tan bien ser tan científico como fotógrafo!

Y, si bien lo intentamos, poder mantener una conversación de ciencia con un experto en el tema y ser capaces de crear imágenes que estén a la altura de la conversación, no es nada fácil. El experto lo es en su tema y, seguro que lo es mucho y bueno, pero nosotros hoy hablamos de orquídeas, mañana de arañas y al otro de granos de arena, “maestros de todo y oficiales de nada”. En ningún momento vamos a tener dudas sobre luces y sombras, pero acertar en destacar en su justa medida la antera medio abierta, por ejemplo cuando empieza a liberar polen, a veces nos supera.

Vaya como ejemplo la liberación de micrósporas y el megasporangio sin abrir de una Selaginella denticulata. Ya solo el vocabulario se nos puede atragantar y, encima, conseguir la foto más representativa ¡ni te digo!… pero estamos seguros que, esta foto, alguna utilidad tiene para un botánico y, quizá, ampliada y enmarcada, podría quitar la soledad a una pared o pasillo. ¡Eso es lo que se pretende!

Entonces va NAUKAS y nos organiza un sábado de diversión y, sobre todo, de comunicación de un montón de ramas de la ciencia. Cierto que a la salida no “titulan” a los asistentes, se ha tratado de una jornada de simple difusión, pero a los legos como nosotros estos estímulos nos llevan a leer (no a estudiar, a leer) sobre temas diversos, que no hacen sino ampliar nuestra creatividad y nuestra forma de ver a nuestras florecillas, a nuestros bichos, a todas nuestras miniaturas desde el ángulo que muestra su personalidad más fuerte. Y, con esa complicidad que nos crea asistir y compartir actos con científicos, ya nos atrevemos a “fotografiar la ciencia”.

Luego, un geólogo nos habla de Nummulites y ya se nos ocurre investigar que en el Claustro de San Francisco, en Palma de Mallorca, la galería porticada se apoya en columnas incrustadas de estos protozoarios de entre el Paleoceno y el Eoceno. ¡Es increíble cómo puede influenciarnos en el lenguaje una charla con geólogos!, jajaja. Esta foto no nos parece tan artística como la de Selaginela, pero tampoco está mal. (Por cierto, como curiosidad, cuando buscábamos la localización descubrimos que, también, en el claustro del Monasterio de Pedralbes, en Barcelona, hay columnas con incrustaciones de Nummulites)

Por todo esto, ¡GRACIAS NAUKAS!

Con este Zigophyllum fabago damos por acabada la digitalización de nuestro archivo de antiguas diapositivas botánicas, ¡trabajo realizado!

Con este Zigophyllum fabago damos por acabada la digitalización de nuestro archivo de antiguas diapositivas botánicas, ¡trabajo realizado!

Seguramente todo el que lea este artículo conoce a alguien que tiene diapositivas y que “habla de escanearlas”, porque se están deteriorando, pierden color, han criado hongos, no tiene proyector, las quiere compartir, etc., etc.

Nuestra Fundación, precisamente, parte de un archivo de 3263 diapositivas de formato medio con la temática de flores y, en especial, frutos y semillas de planta autóctona balear. (De este archivo, ampliado con tomas digitales, ya ha salido un libro, https://fundacionpepbonetcapella.com/reforzando-la-idea-de-la-fundacion-he-editado-un-libro/, del que aquí hay una reseña) Nota: La Fundación tiene algo más de 3263 fotos, el resto de archivo ya es digital de nacimiento y, además, quedan algunos miles más de diapositivas, básicamente de paisajes, que con el tiempo digitalizaremos.

Hace ya algunos años que solo tomamos fotos en digital, pero esas más de tres mil imágenes químicas forman un corpus importante en cuanto a semillas y su posible dispersión y había que ponerlas “a disposición”. Para la edición del libro “DIÁSPORAS” se escaneó lo necesario, solamente las diapositivas necesarias y para el tamaño necesario para el libro. A pesar de todo, se sacaron archivos de 17 MB, más que suficientes para fotos que iban a medir 123 x 123 mm como máximo, incluso era más que sobrado para reencuadres.

Ya encaminado el libro, surgió la idea de crear nuestra Fundación y, en este momento, se planteó que nuestro archivo era algo más que editar un libro, había mucho más material que el estrictamente publicado y, además, nuestras imágenes de 53 x 53 mm permitían ampliaciones tamaño poster y, sin ningún problema, impresiones de 50 x 70 cm a máxima calidad. Esto nos llevó a reescanear, esta vez la TOTALIDAD de nuestras diapositivas y con mucho más nivel. Quizá un poco limitados por la calidad de nuestro scanner, decidimos seleccionar un tamaño de 5000 x 5000 píxeles, presentados en RGB, en formato TIF de 8 bits sin compresión, han resultado archivos de 73 MB.

Por ejemplo, del mismo Zigophyllum fabago, un detalle de las semillas, que en este artículo se presenta comprimido y con el que se podría imprimir, perfectamente, un poster de excelente calidad.

Para toda esta gente que “piensa en escanear sus viejas diapositivas”, ¡OS ANIMO A HACERLO!… pero con los pies en el suelo.

Para empezar, este proyecto de digitalización de 3263 diapositivas empezó el 28/12/2019 y ha terminado el 27/06/2022, ¡31 meses de trabajo, menuda inocentada! Entre escanear, retocar, quitar “porquerías”, ajustar luces y colores, etc., cada diapositiva se ha llevado cerca de una hora de trabajo, más de 3000 horas de ordenador “matando marcianitos”. Recordemos que la jornada laboral en España anda por las 1826 horas anuales.

En agosto de 2020 ya publicamos un artículo sobre el tema, concretamente sobre el retoque, https://fundacionpepbonetcapella.com/digitalizacion-de-un-archivo-de-diapositivas/, donde aprovechamos para hablar del color degradado de las diapositivas viejas, donde se hablaba de la acutancia y de lo conveniente que resulta retocar los bordes de la imagen para presentarlas con mejores contrastes, etc.

En el plano teórico, cuando se inventó y socializó la diapositiva, la finalidad principal era proyectarla sobre una pantalla reflectante o, la mayoría de veces, sobre una pared encalada (yo llegué a proyectar sobre paredes pintadas “al gotelé” o sobre fachadas de casas) Eso implicaba que debía ser muy contrastada para que se viera algo viva, que no apareciera una imagen desvaída. Al mismo tiempo, los colorantes químicos a duras penas conseguían registrar 5 niveles de luz, para entender esto habrá que hacer algo de historia.

Ansel Adams inventó un sistema para medir la luz de una escena y exponer “lo mejor posible” una película (pensad que el sistema digital “ni estaba, ni se le esperaba” y que la película era bastante limitada) El llamado SISTEMA DE ZONAS establecía ONCE NIVELES, desde un “negro total sin detalle ni textura” hasta un “blanco puro”, exactamente igual que el negro, sin detalle ni textura, en aquel tiempo le llamábamos “blanco pelado”. La idea era que, entre nivel y nivel, hubiera el doble de luz, o, dicho de otra manera, un diafragma de diferencia. Durante años, cualquier fotógrafo que se preciara tenía las “cartas de grises y de color”, lo mismo para testar una película que para verificar una iluminación, eran muy normales las fotos con las cartas de control en un rincón, simplemente para estar seguros de “hacer las cosas bien”, seguros de poder presentar una copia lo más fiel posible a la realidad.

Actualmente, con el sistema digital, hacemos algo ligeramente parecido. Establecemos un blanco puro, totalmente iluminado, y un negro total, con cero luz, y lo dividimos en 256 niveles (8 bits) o en 65.536 niveles (16 bits) Está claro que solo tiene de parecido que seguimos midiendo entre negro y blanco, pero los bits nada tienen que ver con los diafragmas. En realidad, los bits solo establecen cuánta delicadeza vamos a establecer entre un gris y los grises anterior y posterior, solo definen escalones para subir del negro al blanco.

De hecho, el fotómetro de la cámara sigue, históricamente, “centrándose en “ZONA VII”, en aquel nivel de gris que Ansel Adams decidió que era el nivel medio de iluminación de aquellos magníficos paisajes de Yellowstone. Pero cualquier sensor de baja gama actual cubre, sobradamente, las ONCE ZONAS de Ansel Adams (tienen más latitud que la película) y, en cámaras de alta gama pueden llegar a registrar ¡hasta 14 zonas! Pero, de todo esto, salvo especialistas, ya ni nos enteramos. La inmensa mayoría de cámaras, compactas, móviles, toda la gama “aficionado”, en fin, la casi totalidad de fotos que se toman actualmente, se disparan en automático, nada que ver con iluminación-revelado-ampliación.

Además, ahora entramos en intentar mezclar “churras con merinas”. Con el proceso químico, negativo o diapositiva, no existía ninguna película que pudiera registrar los once niveles del sistema de zonas. Los mejores negativos de B/N, con los mejores reveladores, llegaban a registrar 7 niveles, el negativo de color, con suerte 6 y la diapositiva entre 5 y 6 (casi siempre 5) Eso significaba que en una misma foto no podía coexistir “el blanco y el negro”. Entonces aparecía el “saber hacer” del fotógrafo. A mano y con cartulinas y mucha habilidad, se copiaban los negativos haciendo “reservas”, alterando los tiempos de exposición del papel, sobre o sub exponiendo partes de la imagen para alterar la copia final, de tal forma que “SI” que aparecían “negros y blancos”. Fue toda una época que ya no existe… ¡pero las diapositivas y los negativos si!… y pretendemos digitalizarlos.

No entraremos en estas técnicas, que algunos, pocos, siguen practicando, pero si que habrá que entender algo de ellas porque escanear una diapositiva, solo escanearla, suele ser un proceso decepcionante, la diapositiva nos aporta TODA SU POBRE INFORMACIÓN LUMÍNICA, información incompleta, por falta de rangos de luz y porque, para compensar nuestra visión, se la contrastó excesivamente.

Repito, una diapositiva era un soporte intermedio, bien para reproducirlo sobre una superficie, “blanca casi siempre”, y con distintos niveles de reflectancia, o bien para reproducirla en papel, a veces como copia directa con técnicas fotográficas i, la mayoría de veces, en papel por técnicas de imprenta.

Nuestro concepto actual de una foto digital es que la veremos en una pantalla que proyectará dicha foto en forma de luz. Hay mucha diferencia entre ver una imagen reflejada o ver “su luz” directamente a los ojos. Para cualquier fotógrafo actual, use la cámara que use, la imagen la lee un sensor capaz de leer desde el negro hasta el blanco, con todos sus niveles de gris, sea en 8 o en 16 bits. Hay que decir que nuestro ojo separa tranquilamente 1000 niveles de gris, lo que en digital deberíamos presentar como 10 bits y que, por nuestra fisiología, cuando juntamos nuestra sensibilidad de conos y bastoncitos más la ayuda de nuestro cerebro, capaz de inventarse luces y colores, podemos llegar a diferenciar varios millones de niveles, nuestro cerebro, en situaciones límite, es capaz de llegar a 24 bits (hablando en digital) Sobre esto también escribimos un artículo en junio del 2020 a raíz de explicar cosas de iluminación https://fundacionpepbonetcapella.com/calidad-de-la-luz-para-fotos-de-naturaleza/.

Volviendo entonces al escaneado de diapositivas, ahora que podemos entender el nivel actual de un simple móvil mandando una foto por WhatsApp, está claro que el sensor digital de cualquier scanner, digitalizando una diapositiva, encima vieja, quizá maltratada, con su superficie química oxidada, este scanner nos dará una imagen de “exactamente la diapositiva que tenemos” y la primera mirada puede ser decepcionante.

Descarto volver a hablar de “limpiar la superficie”, damos por supuesto que rozaduras, cagadas de mosca, pelusillas, manchas, etc., ya están resueltas, en argot, “hemos matado todos los marcianitos”.

También descarto hablar del problema de oxidación de colorantes y el consiguiente cambio de color de la diapositiva, normalmente cambiando hacia un color rojo-violáceo, con cualquier procesador de imagen se corrige con facilidad.

Vayamos directamente a las carencias de blancos o de negros de la diapositiva. Como que la diapositiva no era capaz de abarcar desde “negro a blanco” en diez diafragmas, solo conseguía retener entre 5 y 6, el buen hacer del fotógrafo consistía en exponer “para que saliera lo más importante de la escena”. El fotógrafo decidía si en la escena había mucho sol y había que evitar quemarla o si, al contrario, lo importante quedaba en sombra y era necesario abrir un poco el diafragma para mantener detalles. Como anécdota de los tiempos de la película y de los procesos químicos, la prueba de fuego de un buen fotógrafo era sacar las fotos de boda de un matrimonio de postín, ella de un blanco inmaculado, con un vestido rico en bordados blancos, carísimo, y él en un exquisito traje negro, que no tenía bordados, pero que en las fotos debía verse la “hechura”, cosa solo apreciable por las sombras y arrugas “negras sobre negro”. Por descontado que NUNCA se fotografiaba una boda en diapositiva, siempre en negativo que podía aportar 2 diafragmas más. Menos mal que en negativo siempre quedaba el truco de “exponer el negativo para las sombras y revelar las copias para las luces”.

Escanear diapositivas significa que, con un instrumento digital de precisión, debo ajustar cada una de ellas a un nivel de luz que abarque desde el negro al blanco, ¡de una sola vez!

Menos mal que todos los procesadores de imagen incorporan una herramienta que nos permite alterar los niveles de luz por zonas, aclarar u oscurecer negros o blancos por separado. En digital disponemos del histograma, que no es otra cosa que una gráfica de cada uno de los valores de gris que nos ha dado nuestro sensor (8 o 16 bits) y, en los sistemas digitales, la electrónica nos provee de amplificadores y atenuadores. Gracias a esta tecnología, es relativamente fácil hacer los negros mas negros y los blancos más blancos, o viceversa. Todos los procesadores de imagen nos permitirán variar partes del histograma por separado, sea directamente alterando la curva, sea ajustando luces y sombras por separado, sea reajustando contraste de la imagen.

Gracias a la tecnología, a cada una de las diapositivas escaneadas nos será fácil equilibrar aquellos pobres 5 niveles de gris para que lleguen a verse los 11 niveles de las 11 zonas. No siempre se puede lograr la perfección, a veces se quedan en menos zonas, siempre dependerá de lo bien expuesta que estuviera la diapositiva, pero lo que es cierto que no es solo escanear, aparte de limpiar y ajustar colores, hay que reconstruir los niveles de luz de la escena… siempre en el bien entendido que esta reconstrucción es subjetiva, la escena original igual no la hemos visto nunca, la presuponemos.

Precisamente, porque este reajuste de luces es ficticio, inventado, si escaneáis diapositivas y las limpiáis y reajustáis, hacedlo siempre trabajando a 16 bits. El programa que uséis para retoque deberá “inventarse” niveles de gris. Si le dais lo justo, 8 bits, cabe la posibilidad que no pueda hacerlo y, en vez de mejorar, empeorareis. Mientras que a 16 bits el programa lo tiene más fácil para recalcular (estos programas, en realidad, son matemática pura) Cuando la diapositiva esté perfectamente acabada se archiva a 8 bits, sin problemas y con la mejor calidad posible.

Por descontado que todo este rollo ha sido en clave de gris. La explicación para color es exactamente la misma, solo que la imagen se lee “en tres grises de tres colores distintos”, RGB.

Acabo de releer este “tocho” y veo que hay más cosas que decir, pero también he visto que es denso, muy denso, tanto que pudiera llegar a pesado. Vamos a dejarlo aquí, si aparecen dudas la Fundación está para ayudar. No dudéis en contactarnos si os podemos ayudar, nuestra divisa es DOCUMENTAR Y COMPARTIR.

En otro orden de cosas, si os ha parecido interesante, útil, no dudéis en compartirlo. La Fundación NO ES UN NEGOCIO, la Fundación es un lugar de encuentro donde compartir tanto material como conocimientos. Nuestra intención es buena, pero si no conseguimos darnos a conocer está claro que poco vamos a compartir.