Esta foto de portada está ligeramente reencuadrada de un macro X1, tomado con Fuji GFX50 de formato medio (sensor 44×33 mm) Estas violetas miden, cada una, alrededor de un centímetro y toda la zona enfocada, la “profundidad de campo”, está sobre unos 4 cm. Los fotógrafos dedicados al macro apreciarán esto en lo que vale.
Años atrás, antes de popularizarse la fotografía digital, en la época de usar película y de disparo “único”, conseguir esta profundidad de campo era ciencia ficción. Exprimíamos nuestros objetivos hasta caer en la difracción por exceso de diafragmado, cambiábamos enfoque por definición… en castellano se dice “saltar de la sartén para caer en las brasas”… Los más afortunados, los “reyes del mambo”, teníamos objetivos descentrables y usábamos técnicas “profeSSionales” (con dos eses) como pueda ser la corrección de Scheimpflug.
Cuando empezó a usarse fotografía digital, antes de que se “inventara” la IA, se crearon programas que son capaces de leer los millones de píxeles que haga falta y saber cuales están enfocados y cuales no. Entonces, sin ninguna inteligencia pero con una capacidad de trabajo de muchísimos millones de operaciones, el programa va “apilando” los píxeles buenos y tirando los malos. Una vez inventada esta maravilla, lo único que hay que hacer es tomar fotos en diferentes planos, que el programa se encargará de crear una foto única… eso si, tardando un tiempo considerable. Como anécdota, el apilado máximo que he realizado, con una micrografía, fue de 1098 tomas de formato medio, 8256×6192 px, con un PC a 2,5 GHz, SO 64 bits y 128 GB de RAM… el programa de apilado tardó más de TRES horas en ejecutarse.
Pues bien, todo esto era para decir que una ligera brisa se puede cargar tantos gigahercios i gigabites en un soplo. El programa de apilado puede comparar todas las fotos que haga falta, con lo grandes que nos de la gana… ¡pero han de ser FOTOS IGUALES! Si una hoja, o pétalo, o lo que sea cambia de posición el programa de apilado no tiene nada para comparar, para el programa son fotos diferentes que superpondrá.
Este es un ejemplo, esta foto, tomada en el mismo sitio, con pocos minutos de diferencia, mismo equipo, mismo trípode, misma técnica, PERO EMPEZÓ LA BRISA DE MEDIA MAÑANA. El apilado se ha vuelto loco, ha perdido sus referencias y repite imágenes ligeramente desplazadas, “movidas”. ¡Y todo esto por una ligera brisa!
Pero no hay mal que por bien no venga, cuando daba por finalizada la sesión, por la brisa, me di cuenta de una curiosidad. En este caso estaba haciendo fotos a Viola arborescens, en la cuneta de una carretera. Nota: siempre dejo la mochila en el arcén, bien visible para prevención a los vehiculos. Por descontado que me preocupo “muy mucho” de no pisar la calzada, noventa kilos de carne contra 2000 kilos de hierro, está claro quién pierde, pero mejor poner a los conductores en sobreaviso.
La curiosidad es que, al pasar un vehículo, cuanto más grande y cuanto más rápido, más viento genera. Cada coche rodando crea una onda de choque de aire, por eso la Ley obliga a dejar el margen de 1,5 metros a los ciclistas, por el peligro de que el soplo los desestabilice y pudieran accidentarse. Entonces me di cuenta que este choque de aire que me llegaba es, en realidad, una onda de choque que se expande… Durante un corto espacio de tiempo, el intenso viento provocado por el vehículo me sacudía, a mi, a la cámara y a mis florecillas, pero pasaba de largo y ¡ésta es la maravilla! Durante unos segundos (suficientes) contenía la brisa. Resulta que si hacéis fotos de natura en las cunetas, los pesados y desagradables coches que ruedan a gran velocidad son vuestros aliados en lo que a brisas inoportunas se refiere.
La foto de portada aprovechó esta curiosidad, es un apilado de 12 tomas, o sea, se hicieron 12 fotos, en este caso separadas 3 mm cada toma, mas la profundidad de campo añadida por cerrar el diafragma a f16 (el objetivo permite hasta f45, pero en f16 no hay ninguna difracción) lo que nos da estos 40 mm de profundidad de campo perfectamente límpia. Avanzaba los 3 mm, esperaba a que pasara un coche (por suerte había tráfico) y en el momento del “rebufo”, en la calma momentánea cuando la brisa se congela, ¡CLICK, FOTO!
Esto solo sirve para fotos de carretera, en la montaña no hay coches que ayuden, ¡pero bien venido sea el truco!
Nuestra divisa, “Documentar y Compartir”. Por descontado que “Documentar” estas violetas, Viola arborescens, y “Compartir” con quien pueda necesitar estas imágenes… Pero hacemos algo más, “Compartimos” nuestros conocimientos. Como Fundación no tenemos secretos, no somos un negocio que debe sacar beneficios y no puede “favorecer” a la competencia, so pena de tener pérdidas. De hecho nosotros, como Fundación altruista que somos, no competimos con nadie, nos podemos permitir, y nos encanta hacerlo, “Compartir” nuestras técnicas.
Hace unos meses, para ser exactos el 18 de mayo pasado, ya lo anunciamos, por cuestiones de marqueting íbamos a hacer un reportaje de la fenología del arroz. En realidad solo nos pidieron “algunas fotos de arroz”, sin especificar, para plantear una campaña publicitaria. Nuestra respuesta fue hacer un seguimiento a una campaña, vamos, hacer un reportaje de la fenología del arroz, lo más completo posible.
Estos enfoques, algo dràsticos, aportan algo muy especial, “frescura y exclusividad”. Me explico, cualquier creador de una campaña tiene ideas más o menos estandarizadas sobre lo que quiere “decir”. Ningún problema en maquetar un grano de arroz sobre el bigote de una gamba.
Nuestro enfoque, para nada comercial, incluso con rentabilidad nula, consiste en “pegarnos” a una plantación de arroz, en pasar unos meses rodeados de granos, germinando, documentando detalles que ni sabíamos que existían, para crear un documento en el que consten “todos los secretos” del tema.
Queremos ver, y documentar, desde cómo germina un grano hasta la siega y el trillado. Como muestra de las sorpresas que van apareciendo, entre la simiente que nos regalaron apareció este “habitante”. Hechas las comprobaciones pertinentes, resulta que es, precisamente, un gorgojo del arroz, nombre científico Sitophilus oryzae, y un reportaje que se precie debe incluirlo todo… Si que es cierto que esta foto no les va a interesar a los restauradores, pero el trabajo va con miras más amplias, puede interesar a científicos, agricultores, etc.
Los primeros meses todo eran fotos de granos germinando, incluso llegamos a hacer time lapses del tema. En este hipervínculo tenéis una muestra de nuestra dedicación https://www.instagram.com/p/DNa_esmxibV/ en realidad poco más había para hacer.
Ahora el arroz ya ha crecido, en la foto de portada tenéis una muestra, crecido y espigado, está empezando a formar granos. Según la naturaleza del cereal, granos que serán semilla para su conservación como especie. Según nosotros, pequeñas cápsulas de energía, de almidón, ¡comida!
Estas espigas, cada grano de ellas, es una unidad de reproducción, en cada espícula nacerá una flor, discreta, prácticamente ni saldrá al exterior. Pero será una flor completa, tendrá su gineceo, con el ovario correspondiente y, en su androceo, habrá anteras llenas de polen para polinizar y fertilizar estos granos que, para nosotros serán paella. En esta foto tenéis un grano incipiente.
Y, ya que las plantas son seres sexuales, y nosotros siempre vamos al límite, micrografía de unos granos de polen.
omo podéis ver, siempre activos, siempre con algún proyecto en marcha. Ello no quita que no estemos abiertos a colaborar con nuevas ideas. Las instalaciones de nuestra Fundación se montaron para “DOCUMENTAR Y COMPARTIR”, nuestra divisa.
Este año 2024, a pesar de no haber “engordado” demasiado los archivos de la Fundación, va a ser, para nosotros, uno de los años de mayor rendimiento… ¡Hemos montado nuestra sede física!
Vayamos por partes, empecemos por el trabajo fotográfico de todo un año. Después de revisar nuestros archivos, vemos que se han incrementado con un total de 289 fotos. Según “San Google (los Dioses nos lo conserven)”, en 2024 ha habido unos 254 días hábiles. Sale a algo más de una foto al día, ¡no es un trabajo agotador! De todas formas, si miramos foto a foto, sí que nos hemos ganado “el pan” (jajaja, somos ONG, Fundación sin ánimo de lucro, nuestro “sueldo” es la satisfacción del trabajo bien hecho). Analicemos un poco qué hemos hecho.
Tenemos los paisajes, por ejemplo. A pesar de que usamos una cámara de 51Mp, a nosotros no nos basta, de hecho lo que no nos gusta es el encuadre encorsetado de una foto rectangular. Ya hemos mostrado más de una vez paisajes construidos con un mosaico de varias tomas, entre 4 y 20, que, según nuestros gustos, mejora la sensación de panorama, a la vez que nos deja un encuadre algo anárquico, por ejemplo este rincón del hayedo de Coll Formic, en Montseny. Esta foto, como quien no quiere la cosa, es un montaje de 15 tomas de 51Mp. Descontando superposiciones, el original “pesa” 29095×19160 píxeles.
O estos plátanos de sombra, en la carretera de Puigpunyent en Mallorca, que no recuerdo si son 15 o 18 tomas, pero que el original “pesa” 39224×14428 píxeles.
Hablamos de fotos que quedan preciosas llenando paredes enteras, fotos que permiten reencuadres “a lo largo y a lo ancho” sin que se pierda la calidad. Dicho de otra manera, “solo” hemos archivado 56 paisajes en todo el año, pero si empezamos a multiplicar cada una de ellas por los mosaicos que las componen, solo en paisajes ya nos vamos a bastantes cientos de fotos, muchos miles de megabytes, desplazarse, hacer las tomas, los revelados RAW, los montajes del mosaico, casar luces y retoques… Solo con los paisajes ya se justifican bastantes horas de trabajo… ¡al menos el almuerzo!, jajaja
Otro tema al que hemos empezado a dedicar esfuerzos es el mundo de la entomología. Siempre habíamos sido de botánica, nos especializábamos en frutos y semillas, hasta haber publicado un libro en el año 2021, “DIÁSPORAS. Frutos y semillas de la flora Balear. DISPERSIÓN”, pero nos gusta variar. Nuestro espíritu anárquico nos permite ir probando nuevos retos, y los “bichitos” tienen un atractivo especial.
Tampoco nos hemos “matado” con los bichos, un total de 141 fotos archivadas. Pero volvamos a mirar, la mosquita tan nítida y bien enfocada que parece un dibujo, con tanta profundidad de campo, es el resultado de apilarlo mejor de 70 tomas y el microscópico halterio, al que se le ve la textura de unas 0,5 micras, necesitó 665 tomas. Son horas tomando fotos, horas convirtiendo RAW’s y horas apilando y retocando. Digamos que empezamos a ser rentables, estas 141 fotos pueden representar cerca de 10.000 disparos.
Siguiendo estas pautas, el año 2024 ha aportado, según archivos, las citadas 289 fotos nuevas a nuestra GALERIA. Estamos orgullosos, pero no solo de eso (aunque sí presumimos)
Nuestro mayor logro, en 2024, ha sido poder montar una sede abierta a visitas (antes trabajábamos “en un trastero”) Durante años lo que hoy es Fundación fue un pequeño laboratorio/estudio personal. Por descontado que todo el mundo era bienvenido, pero todo residía en una habitación con 6m2 libres, abarrotada de estanterías con dos sillas y una mesa, ¡comodidad cero! Cuando hablo de este pasado me crezco, porque en esta poca comodidad se ha gestado la mayoría de nuestro archivo y todo lo que se hizo en aquel cuartito son los cimientos de nuestra actual Fundación, ¡da para presumir!
A pesar de todo, no me resisto a repetir una foto del actual despacho de dirección (que se ve en los artículos citados), más que nada para que se aprecie para que sirve un paisaje montado de un mosaico, cuando se quieren decorar 4 metros de pared con un vinilo, impreso a 300dpi.
Y, ¿para qué queríamos una sede? Nuestros 6m2 han crecido a unos 70m2. La mesa y las dos sillas poco hospitalarias se han convertido en 5 mesas de trabajo y asiento para 15 personas. Las cámaras que vibraban y que a veces dejaban fotos “movidas”, están perfectamente asentadas y hacen las mismas fotos que antes, pero con muchísima más comodidad, ya no tenemos alargadores por los suelos para enchufar las luces. Incluso, como excelente aporte de nuestra Secretaria y decoradora de la sede, hay cafetera porque, textual, “una fundación sin cafetera, ni es fundación ni es nada”.
Todo este esfuerzo proviene de que nuestra intención con la Fundación nunca ha sido la de crear un almacén de imágenes, nuestra divisa es “DOCUMENTAR Y COMPARTIR”, en presente y activamente. Cierto que compartimos nuestra GALERÍA, pero este archivo debe ser un “archivo vivo”, debe crecer, en lo que nos apetezca a nosotros y en lo que podamos colaborar con los demás.Parte de las cosas que hacemos han sido en proyectos ajenos, como documentar una colección de arenas o hacer un seguimiento del crecimiento de una viña o, como fue en su día un proyecto nuestro, recoger varios miles de fotos de frutos y semillas de plantas de las Baleares.
Por eso necesitábamos más espacio, necesitábamos “caber”. Si queremos una Fundación viva, debe haber gente que continue el legado cultural que representa. No solo un archivo físico, hemos de formar acólitos, enseñando todas nuestras técnicas. La Fundación no es “un secreto bien guardado”, antes al contrario, después de toda una vida de educador, la Fundación está para repartir, para difundir conocimientos, para compartir una vida de experiencia fotográfica que ha terminado especializada en macro y micro fotografía.
Para nosotros era importante poder impartir formaciones, no montar un instituto o una academia, esto existe y parece que funciona bien. Nuestra intención es, a estas personas, probablemente ya fotógrafos, que tengan el gusanillo de especializarse, enseñarles todo lo que sabemos. Incluso si alguien va más allá, se obsesiona con la macro y la micro y, por lo que sea, no tiene instalaciones adecuadas, poderle integrar en nuestra organización y, si ha lugar, admitirle como continuador del legado cultural de la Fundación. Una Fundación viva exige que, aunque las personas somos finitas, no lo sea la finalidad que nos sostiene. Una Fundación viva exige continuadores.
Por eso, amigo lector, amiga lectora, si ves algo en nuestra Fundación que te interesa, sean nuestros conocimientos, nuestros archivos o nuestras instalaciones, bien porque eres investigador y nuestras fotos mejorarían tus trabajos, bien porque estás interesado en nuestras técnicas o bien porque eres comunicador y, ya se sabe, “una imagen vale más que mil palabras”, contáctanos.Quizá, en nuestro archivo, tenemos esta foto que necesitas o, incluso mejor, tenemos la capacidad técnica e intelectual de “DOCUMENTAR” a medida, de hacer estas fotos que aun no se le han ocurrido a nadie.
Incluso si comercias con imágenes, nosotros no comerciamos, no somos un banco de imagen, somos una Fundación sin ánimo de lucro, pero necesitamos cubrir gastos de funcionamiento e inversiones en instrumental. Seguro que podemos establecer colaboraciones entre Empresa y Fundación, ventajosas por ambas partes. En nuestra web, “fundacionpepbonetcapella.com”, está toda nuestra información, quienes somos, qué hacemos, dónde estamos y como contactarnos. Para nosotros será un placer.
En algunas ocasiones hemos mencionado que estuvimos a punto de comprar una iglesia desacralizada en un pueblo de Mallorca… “de cuyo nombre no queríamos acordarnos”… para montar la sede de la Fundación. Ya comentamos el tema en nuestro último artículo, https://fundacionpepbonetcapella.com/sedesocial/
No funcionó, más que nada porque la alcaldía, más que ayudar, puso pegas. Mucha legislación para “asustar nuestro proyecto” y, sin embargo, les parecía excelente que, al ser un proyecto social, una fundación, el pueblo tendría un servicio más… En la alcaldía del pueblo deolvidado nombre no tenían nada claro lo del “quid pro quo”. En fin, si fuéramos más mercantilistas, ahora hablaríamos de los gastos que nos generó la fallida idea, de dinero tirado.
En lugar de eso, recordaremos, con cariño, algunas de las cosas que llegamos a soñar.
Como buena iglesia que había sido, tenía una sala diáfana de 100m2, quedaba perfecta para un doble uso, mesas movibles con los equipos de trabajo y reconvertible a sala de cursos y conferencias, ¡con la sólida tarima de lo que fue el altar!
La puerta que se ve es la entrada de la calle, con un cerramiento y una segunda puerta cristalera, en el sotacoro, quedaba perfecta una recepción. Arriba, en el coro se instalaba el despacho de dirección, dominando el cotarro. El resto de la sala iba a ser La Fundación.
Había más detalles proyectados, por ejemplo estanterías de madera hasta el techo, algunas con control de humedad para archivo seguro de material fotográfico antiguo, no digital, proyector de video, ventilador central de varios metros de diámetro, etc. Pero demos por cerrado el sueño y volvamos a la realidad.
Miramos más locales, pero los precios, comparados con una iglesia declarada como “edificio de servicios”, eran desorbitados… ¡y no tenían tanto glamour! Total, que decidimos habilitar el lugar donde reside la Fundación desde sus inicios, es más pequeño, no podremos hacer actividades multitudinarias, no tenemos un rosetón que nos aporte “luces divinas”, nos abstendremos de montar recepción, vamos, que nos quedamos con algo menos de la mitad de espacio que en la iglesia, ¡PERO LA ILUSIÓN ES LA MISMA!
Una vez decidido, empezamos por vaciar la zona a “fundacionar”, hubo que hacer una mínima obra, electricidad, pintura y amueblar. A decir verdad, nos ha salido muchísimo más económico lo actual que el proyecto iglesia. Para empezar, la iglesia era a comprar y, como se intuye en las fotos, había que sanear la construcción, revisar cubiertas, bastante albañilería, fontanería y electricidad, algunas vigas a cambiar, era la iglesia y la rectoría. Iba a ser un importante desembolso que nos aterraba.
En el proyecto actual, con un poco de pintura, unos enchufes y algo de cable ha quedado todo resuelto… y los muebles había que comprarlos, tanto aquí como allí… es más, allí había más m2, más muebles.
Y, ¡por fin!, ha llegado el día, todos los enchufes puestos, las paredes pintadas y decoradas, los accesorios de cafetería recibidos, un montón de cacharritos clasificados en cajas, las cámaras ubicadas, fundas protectoras para todo el instrumental, luces puestas, un monitor para apoyar conferencias con imágenes, sillas para todas las visitas, etc… ¿Qué más se puede pedir?
La mesa de comedor donde estaban las cámaras y un cuartito atestado con apenas 6 m2 para una mesa y un ordenador se han convertido en estas dos mesas (en realidad 3, que la BONET I tiene mesa propia) con toda la amplitud que se ve en la foto. No diré que “por fin se puede trabajar” porque ya trabajaba, pero ¡qué agradable! ir sobrado de espacio, tener todo instalado y operativo. Es cierto que cursos y conferencias “deberán caber” en este espacio, ¡nada que ver con la iglesia! El sentido común nos dice que nuestras reuniones sociales quedan relegadas a 8-10 personas y que, además, habrá que hacerlas sentados en las mesas de trabajo, en las mesas donde residirá el equipo. Es un inconveniente, pero es lo que tenemos… ¡Aun soñamos con la existencia de un mecenas que lo resuelva!
El resto de esta habitación lo hemos convertido en “el rincón de pensar”, no para castigar a nadie, sino para intercambiar ideas delante de un café, cosa que siempre da buen resultado.
No recuerdo en que ocasión comenté que mi formación es autodidacta, pero no de generación espontánea. Lo poco que sé ha salido de leer mucho y de escuchar atentamente a los que saben más que yo. En “el rincón de pensar”, además de frigo, microondas y cafetera para las flaquezas terrenales, he reunido la mayor parte de la bibliografía que me ha ayudado a formarme… Que los “pensadores” aclaren sus ideas mientras se relajan.
En fin, hemos montado una sala de trabajo, físico y mental.
Y, parafraseando a Tolkien y sus anillos, dos espacios para producir documentos y un espacio para controlarlos a todos. Aparte hemos montado un despacho de dirección, con zona de reuniones para programar futuras campañas, donde montar nuestras tormentas de ideas para ambiciosos proyectos. El eterno niño que llevo dentro me hace soñar con que la Fundación llegue algún día a ser como el estudio de Sir David Attenborough, ¡mi héroe!
Sueños aparte, El equipo de la Fundación está muy volcado en nuestros fines, gozamos haciendo lo que hacemos y somos felices de compartirlo. Nuestra máxima aspiración es que vosotros, lectores, seguidores o conocedores de nuestra Fundación os deis por aludidos y useis tanto nuestras instalaciones como nuestro saber, sea para aprovechar nuestro archivo, sea para crear material gráfico a medida de vuestros proyectos, sea para mejorar vuestra formación en el tema de imagen. Incluso, si no necesitais nada de eso para vosotros, dadle difusión, contádselo a vuestros amigos… uno nunca sabe lo mucho que puede ayudar saber “donde encontrar ayuda”, valga la redundancia.
En realidad estos son los objetivos de “fundacionpepbonetcapella.com”, nuestros objetivos. Los podeis consultar en nuestra web o, también, ahora ya podéis visitarnos en nuestro domicilio, C/ Antich, 6-4º-A de Palma. O si es solo una consulta, llamarnos a los teléfonos que aparecen en nuestra web. Siempre a vuestra disposición.
Hay momentos en los que tenemos la sensación de haber abandonado a nuestros seguidores, pero es que nuestra Fundación no es una excusa para relleno de redes sociales, las redes siempre están en segundo o tercer lugar. Ya hicimos el mismo comentario en marzo pasado, en otro artículo, http://xhl.dd1.mytemp.website/sexualidad-de-las-higueras-y-su-polinizacion/. Los trabajos propios de la Fundación a veces nos ganan y no queda tiempo para la socialización. De hecho no paramos de trabajar, por ejemplo, no hemos terminado con el tema de la sexualidad de las higueras, como se puede ver, y nos hemos puesto de obras.
A lo largo de estos años de andadura hemos buscado dónde instalar nuestra sede “pública”, donde “recibir” a colaboradores y amigos con algo de rimbombancia y, sobre todo, comodidad. La Fundación, nos hemos hartado de decirlo, está dedicada a la creación de imágenes de naturaleza, en formato macro y micro. En realidad, 40 años antes de “inventar” la Fundación, yo, a título personal, ya creaba imágenes, por puro placer, flores, frutos y semillas fueron el germen de nuestra actual organización.
La verdad es que, para mis fotos, las que hacía y las que sigo haciendo, como la de portada, me resulta más que suficiente una habitación de 2x3m… y salidas al campo. Con eso el trabajo de creación de la Fundación está asegurado, pero en tan poco espacio no caben visitas. El problema es que al crecer, al “fundarme”, al crear un equipo para compartir todos mis conocimientos y el trabajo de una vida, empieza a ser necesario disponer de instalaciones, poder reunir a varias personas alrededor de nuestras cámaras, poder sentarnos, un equipo, alrededor de una mesa y planificar reportajes o planificar apoyos a sesudas investigaciones. Incluso, por qué no, impartir cursos y conferencias, lo que se llama “crear escuela”. Vamos, que hace tiempo que necesitamos una sede pública.
Esta ha sido una de nuestras prioridades de estos últimos años, buscar sede. Tenemos un problema, que nuestra economía no es la de las grandes y famosas fundaciones, ni somos banqueros ni somos millonarios. Hace unos años, en el límite de nuestra economía, encontramos una iglesia desacralizada en un pueblo “de cuyo nombre no quiero acordarme”. Después de muchos números, de muchas previsiones, casi casi de llegar al cuento de la lechera, lo intentamos. Teníamos presupuestados todos los sacrificios que iban a ser necesarios, hasta las futuras privaciones estaban previstas… hasta que el Ayuntamiento del pueblo empezó a poner trabas, que si el local estaba acreditado “como servicios”, que si se debían cumplir toda una serie de requisitos, que si “tal cosa y tal otra” no eran legales, etc, etc. Simultáneamente, al ser “servicios”, que el Ayuntamiento se reservaba ciertos derechos y utilidades… Vamos, una especie de propuesta de “la Fundación paga y el pueblo tiene un servicio más”… Menos mal que no se incluia el derecho de pernada. ¡Nuestra pobre economía no está para regalos de este tipo!
Mientras la Fundación seguía creando imágenes le hemos seguido dando vueltas a la necesidad y hemos decidido adaptarnos “a lo que tenemos”. En el domicilio legal de la Fundación segregaremos una parte de la vivienda, algo más de 70m2, y los dedicaremos a local social.
Ya veis que ahora mismo estamos en obras, más motivos para no atender redes sociales, como se puede ver en la foto. El estudio de 6m2, donde se ha gestado una buena parte del archivo de la Fundación, “crecerá” hasta 36m2… ¡Ahora ya cabrán visitas! Es más, ya podremos impartir formaciones, crear encuentros de fotógrafos, mostrar trabajos comentados de auténticos especialistas, etc. La Fundación ya podrá “socializar”. Además, se abre un despacho de dirección y archivo, casi igual de grande, para las gestiones privadas, necesarias para nuestro funcionamiento. En previsión de la socialización habrá microondas, cafetera y frigorífico, “que las penas con pan son menos” y los servicios de higiene necesarios. Estamos creando un espacio de trabajo.
Ciertamente, el proyecto de la iglesia era más glamuroso, creaba una sede con carácter, un techo a 5m impone, dar conferencias en una tarima donde hubo un altar impone, montar el despacho de dirección en lo que fue el coro de una iglesia impone. Esta solución actual no deja de ser una oficina vulgar, pero, realmente, la iglesia se limitaba a doblar la superficie, que se quedaba en unos 150m2… ¡más bonitos! A efectos prácticos, lo único que nos limitará es que nuestros encuentros no deberán pasar de unas 15 personas mientras que en la iglesia se podían plantear actividades para más de 40… ¡limitaremos nuestra vida social… y no será tan “cuqui”!
En esas estamos. Por descontado que en cuanto lleguen todos los muebles, acabemos todas las obras y decoremos las nuevas instalaciones le daremos “el bombo y platillo” que se merece. Mientras “nos las arreglaremos como podamos”, que sabido es que vivir entre obras siempre molesta, cosa que sabe cualquier pareja.
No obstante, siempre seguiremos buscando una sede ideal; un lugar donde podamos dar todo el esplendor a nuestra Fundación social y acciones formativas y divulgativas, y que podamos asumir, quizá de un mecenas o colaborador que tenga una casa o espacio en desuso y desee contribuir a nuestros mismos objetivos y al bien social.